Historia, madre y maestra
7-2-2008

La tragedia del 79, Alfonso Bouroncle Carreón, Studium, Lima

50 Acontecimientos nacionales

En lo político, al quedar Lima sin gobierno, una junta de notables, nombró a Francisco García Calderón como presidente del Perú; el 12 de marzo se instaló el gobierno en el pueblo de Magdalena y como primer acto de gobierno, se devolvió plena vigencia a la constitución de 1860. Inicialmente el ámbito del gobierno resultó ser el pueblo donde se asentaba, ya que Lima y territorios ocupados estaban gobernados por los chilenos y en el resto de la república, aún era reconocido como gobierno Piérola. Resultando para desgracia del país tres cabezas de mando: dos residentes y un jefe de ocupación.

En el territorio libre, la figura del dictador fue perdiendo atractivo, surgiendo críticas a su gestión, se le acusó abiertamente de la derrota y que si se aceptó la dictadura, fue pensando que podía superar la crisis en que se encontraba sumido el Perú y encontrar el camino de la victoria, pero su gobierno había sido el revés de lo esperado, por eso al conocerse la formación de un nuevo gobierno, los pueblos comenzaron a mirar con esperanza esa nueva gestión sobre todo aquellos no sujetos a un mando militar. En esas circunstancias, el 12 de marzo, en Cerro de Pasco se produjo el primer alzamiento en contra del gobierno de Piérola al que desconocen, reconociendo como autoridad al emergido en la Magdalena. Primera manifestación que en el Perú, la población, en libre determinación y sin la presión de la guerra o el espejismo de la victoria, comenzaron a pronunciarse espontánea y libremente. Si bien el alzamiento de Cerro de Pasco no prosperó, fue el inicio del fin de la dictadura.

El 20 de ese mismo mes, con motivo de la inauguración del año académico de la Universidad de Arequipa, Belisario Llosa, profesor de Literatura, en claustro pleno y presencia de las autoridades y alumnos, pronunció el discurso de orden, en el cual, efectuó un profundo análisis de lo que acontecía en el Perú y cuales sus causas, para atacar a los malos gobiernos que habían conducido al país a una situación de tal postración y censurar en los términos más fuertes y condenatorios a los gobernantes de los últimos sesenta años, siendo el primer gran crítico de la desgracia, y precursor del discurso de González Prada en el Politeama, al estigmatizar el caos administrativo, la riqueza mal adquirida, el dispendio e irresponsabilidad gubernamental, la falta de integración nacional y el atraso social, para terminar manifestando que la unión entre los peruanos era la única solución para lograr la paz interna y la reconstrucción y, después de diez años, con ese empeño, se lograría la recuperación de los territorios perdidos dentro del planteamiento (155): "A la guerra de mañana por la paz de hoy; a la regeneración por el trabajo". Anexo 48.

En un país de profundos antagonismos y divisiones políticas, donde el cuartelazo fue corriente y que los gobiernos carecieron de estabilidad, la guerra acentuó la discrepancia, rivalidad y oposición entre grupos de peruanos, que aún, estando con el enemigo pisoteando el país y dedicado a exacciones, crímenes y destrucciones, muchas personas prefirieron continuar con sus ambiciones o pasiones políticas, sin importarles el futuro nacional, surgiendo los gérmenes de nueva guerra civil que, iniciada en 1881, duró cinco años, confrontación que debilitó aún más las menguadas fuerzas del Perú para defenderse y recuperarse. Guerra intestina fomentada por las ambiciones y traiciones de algunos peruanos y azuzada por Chile. Entre quienes estuvieron atizando la hoguera fratricida se encontró Ricardo Palma, quien con su acendrado pierolismo, consideró que el país sólo podía ser gobernado por Piérola, el cual, a su vez, desde su rincón de Ayacucho regresaría victorioso y omnipotente para redimir al Perú y gobernarlo hasta que muriera. La correspondencia de Palma a Piérola, muestra la falta de visión política del escritor. Hizo gran daño a la causa peruana al colaborar activamente en la organización del diario "El Canal", financiado por Piérola y publicado en Panamá, para dar a conocer a la opinión pública mundial lo que sucedía en el Perú, visión distorsionada y por demás antojadiza que, en forma acerba atacó a todo aquel que no aceptó las decisiones de la dictadura y, quien no lo hizo, para Palma, resultó mal peruano. Esos escritos, por el prestigio del firmante, formaron leyendas negras y contribuyeron a dañar al país y, a muchos de sus prestigiosos ciudadanos como García Calderón o Cáceres.

En el mes de julio, fueron nombrados, en lugar y congresos diferentes, dos presidentes de la República. En Chorrillos se reunió el del gobierno de Magdalena y procedió a nombrar primer mandatario a Francisco García Calderón, brindándole la legitimidad constitucional requerida para el desempeño de su cargo. El 28 de julio, en Ayacucho, el Congreso pierolista reunido en esa ciudad, aceptó la renuncia que de su cargo de Dictador hizo Piérola e inmediatamente después lo nombró Presidente de la República. Dicotomía que le hizo profundo daño al país y magnífico pretexto a Chile para manifestar, en el plano internacional, que en el Perú no había un gobierno con el cual negociar la paz.

En esos primeros meses de 1881, en el plano diplomático, el cuerpo acreditado ante el gobierno del Perú, como se ha mencionado, intervino activamente, logrando salvar a Lima del ataque abierto y destructor chileno. Posiblemente por las comunicaciones cursadas a sus gobiernos, éstos, en especial Francia e Italia, ofrecieron su mediación en el conflicto, pero, Estados Unidos, que consideraba a la América Latina como su feudo, manifestó que de acuerdo a la Doctrina Monroe no debían intervenir. Los americanos habían efectuado un primer intento en octubre de 1880 en Arica, con la reunión en la fragata "Lackawana".

En el plano político norteamericano, James A. Garfield, el 4 de marzo de 1881, juró como Presidente de ese país y nombró Secretario de Estado a James G. Blaine. Ambos proyectaron una política panamericanista, planteando igualmente que no era posible en América, la usurpación o conquista de territorios.

En mayo, el ministro americano en Lima, señor Chrístiancy, comunica a su gobierno que no era factible la paz, porque el Perú, carecía de gobierno.

Al mes siguiente, Garfield sugirió una política de intervención norteamericana para solucionar el conflicto, planteamiento que no logró materializarse ya que pocas semanas después, el 2 de julio, el Presidente de los Estados Unidos fue baleado y murió poco después, siendo reemplazando por su vicepresidente Arthur, quien modificó radicalmente la política norteamericana. Con ese crimen se benefició directamente Chile al desaparecer el único obstáculo a sus aspiraciones expansionistas territoriales.

Estas anotaciones del aspecto diplomático, son presentadas para que se tenga noción de los acontecimientos acaecidos en un mismo período de tiempo. En siguientes capítulos serán analizados más ampliamente.