Ante el avance incontenible de los pueblos hacia una transformación de las estructuras sociales, que se ha venido produciendo en América del Sur en las últimas décadas, el imperio y las oligarquías nacionales han intensificado su campaña de desinformación y ataque a todo lo que aparezca como un enemigo para la subsistencia de su predominio.

Así, en los días previos al referendo del 2 de diciembre de 2007 en Venezuela, pusieron en circulación una falsificación de la reforma propuesta por el presidente Hugo Chávez, en la cual se incluían aspectos que a todas luces no buscaban otra cosa que alarmar a la población, pues se decía si estaban de acuerdo con entregar a sus hijos a la custodia del Estado, o si apoyaban la idea de expropiar viviendas para entregarlas a los que carecían de una propiedad inmueble, y así por el estilo.

Con estas y otras falacias lograron un estrechísimo triunfo en el acto plebiscitario. Ese mísero éxito ha envalentonado a los que llevan adelante la campaña referida, y los comentaristas de siempre, columnistas de los diarios grandes, de las radiodifusoras y de los canales de comunicación, han vomitado su odio y han anunciado las penas del infierno para Chávez y los demás presidentes progresistas de la región.

El colmo es una publicación que ha hecho Diario Hoy de un folleto denominado “Hugo Chávez, el derecho y el revés”, en el cual se presenta al líder venezolano como el depositario de todos los defectos que puede tener un ser humano: cobarde, mentiroso, culpable de la pobreza del pueblo, etc.
Se entrevista en ese pasquín a un periodista de la oposición, que comienza por afirmar que la vida en Caracas es más difícil porque hay más demora para llegar al trabajo, pues se han vendido 459 549 vehículos nuevos, y porque Chávez puede anunciar en cualquier momento una medida socialista. Por ese estilo se desliza la entrevista, llena de contradicciones y veneno. No hay en esa entrevista una sola mención al mérito del gobierno chavista, y peor un solo artículo que haga un análisis objetivo de la situación; inclusive se presenta el golpe de abril de 2002, como algo positivo, frustrado por Carmona, el presidente de Fedecámaras. No existe, como contrapeso, una entrevista a un partidario de Chávez. Por desgracia, el Diario Hoy ha perdido su tónica algo diferente al resto de diarios de Quito y Guayaquil, y ahora es el mayor exponente del pensamiento recalcitrante de oposición al progreso social, con editorialistas como Carlos Jijón, Teodoro Bustamante, Ana Luisa Correa y otros.

La campaña sucia contra Chávez no se queda ahí. Se aprovecha todo para dirigir las flechas hacia Rafael Correa y Evo Morales, a los que se los señala como simples imitadores del gobernante venezolano. Se aplauden los afanes separatistas de empresarios de Santa Cruz, en Bolivia, y se llena de falsos datos a la ciudadanía acerca de la Asamblea Nacional Constituyente de Montecristi.
Es preciso denunciar esta campaña de los sectores reaccionarios atrincherados en la prensa, radio y televisión, con escasísimas excepciones. Aunque lo mejor sería no sintonizar los programas ‘informativos’, o dejar de leer a ciertos ‘articulistas’, pero si ello no sucede, al menos, denunciar las mentiras, por todos los medios: en la prensa libre, en las conversaciones con amigos y familiares, en los foros barriales o comunales, etc.