La dolarización, lejos de mejorar las condiciones de vida del pueblo, ha ahondado la brecha socio económica entre ricos y pobres en el Ecuador, a saber:

 Mientras hoy los indigentes (80% de la población) viven con $ 30 mensuales, los ricos gastan hasta 15 mil dólares al mes.

 El déficit habitacional en el Ecuador alcanza el 75% de la población, o sea que 75 de cada cien ecuatorianos no tienen techo propio.

 Un millón de niños trabajadores no tienen oportunidades de estudio por la crisis económica agravada por la dolarización.

 Alrededor de 950 mil ancianos no tienen servicio de salud gratuito, peor aún seguro médico permanente.

 Apenas el 7 % de la población (900 mil habitantes) tiene acceso al Internet.

 Solo 17 de cada 100 ecuatorianos tienen un computador personal en casa.

La dolarización no ha solucionado el problema del desempleo, al contrario, lo ha acrecentado, pues desde el año 2000 la tendencia ha sido un aumento sostenido del desempleo, que hoy supera el 9% (más de 1 millón de ecuatorianos).

¿Es el dólar una moneda fuerte capaz de sostener la frágil economía ecuatoriana?
EE.UU., el país más endeudado del planeta, tiene un déficit comercial que alcanza el 11%, es decir, más de 700.000’000.000 de dólares. En este sentido, la senadora Nancy Pelossi, a propósito del informe a la nación del presidente Bush, censura duramente al gobierno por haber recibido su administración con un superávit de 5.6 billones de dólares y dejar al país con un déficit de 3 billones, al término de 2007.

El afamado escritor e historiador norteamericano Paul Street, afirma que el déficit fiscal ha llevado a la quiebra al sistema de seguridad social en ese país. Esta afirmación coincide con los datos que arroja el último documental del cineasta Michael Moore, quien en la cinta ‘Sicko’, revela que en los EE. UU. existen cerca de 45 millones de pobres, que no tienen seguro ni asistencia médica y más de 9 millones de niños desamparados.

A lo largo de la historia, ninguna potencia en el mundo ha podido sostenerse por mucho tiempo en base a una economía de guerra, como es el caso de los EE.UU., que ha disipado en los últimos 13 años cerca de dos billones de dólares en gasto militar, en la campaña bélica en Medio Oriente. Solo para el presente año, el Departamento de Estado destinó 100 mil millones de dólares (10 veces el presupuesto general del Estado en Ecuador) para sostener la guerra en Irak.

Grandes economistas de reconocido prestigio como Steven Pearstein y Robert Samuelson, coinciden en que ya ha iniciado la quiebra de la economía de los EE.UU. En efecto, una reciente publicación en el Washington Post, denunció que la deuda externa del gran coloso del norte se ha vuelto insostenible. Los autores hablan del ‘crack’ de la economía norteamericana, que afectaría sobre todo a la gente pobre, acosada por las deudas en los bancos y la iliquidez galopante.

Casa adentro, el Ecuador debería salir de la dolarización. Una de las formas estaría en la integración latinoamericana, a través de la creación del Banco del Sur, que sostenga una moneda regional, que compita con el euro, moneda dura que hoy supera con creces al devaluado billete verde. Países como Venezuela, Irán, India, entre otros, hoy transan en euros los acuerdos comerciales, pues saben que una moneda devaluada e inestable como el dólar no les garantiza rentabilidad a la hora de cerrar una negociación.

Vivimos épocas de integración monetaria regional, por ejemplo: casi toda Europa cuenta con el euro, como moneda patrón internacional; Asia ya planifica la Unidad Monetaria Asiática, China y Rusia buscan una moneda común que aglutine sus reservas. La propuesta de Rafael Correa y su homólogo Hugo Chávez de crear una moneda regional latinoamericana, a través del Banco del Sur, sería uno de los pasos firmes para salir de la dolarización. Por cierto, según Correa, los 450 mil millones de dólares que constituyen la reserva monetaria latinoamericana sería la base para crear un bloque regional que compita por igual en una economía globalizada.

La dolarización será un verdadero “tsunami económico” pues la creciente hiperinflación y recesión económica de los EE.UU. arrasará –tarde o temprano- con la frágil economía del Ecuador, afectando a trabajadores informales, maestros, profesionales de clase media y pueblo en general. Los grupos de poder podrán salvar sus fortunas pues ya las tienen a buen resguardo en los bancos de Miami, las Bahamas, y tantos otros paraísos fiscales.

Finalmente, salir de la dolarización tiene que ver, también, con un concepto supremo de todo pueblo digno y soberano: contar con una moneda propia. Estamos a tiempo de impedir que la quiebra del dólar nos hunda en la mayor crisis de todos los tiempos.