Desde que se constituyó el Indicador del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) en 2005, para medir el desempeño del sector manufacturero, éste no había registrado un nivel tan bajo como el de diciembre de 2007, cuando se ubicó en los 48.2 puntos. Ello “sugiere una contracción del sector”, observaba el IMEF apenas comenzaba enero.

La organización –dedicada a la investigación financiera– advertía la posibilidad de que la desaceleración en Estados Unidos hubiera llegado antes de lo previsto y que las perspectivas para la manufactura en 2008 no fueran alentadoras: “El comportamiento del sector podría debilitarse significativamente”. Además, señalaba que el ejercicio de la industria durante la segunda mitad de 2007 fue decreciente.

Al respecto, la Encuesta Industrial Mensual –elaborada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) a empresas manufactureras– concluyó que de octubre a noviembre de 2007, el personal ocupado cayó 18 por ciento y las horas trabajadas por hombre se redujeron 44 por ciento.

En cuatro de las nueve divisiones que integran al sector se observaron descensos: en “otras industrias” –que incluye a quienes producen artículos e instrumentos de precisión y orfebrería– el número de trabajadores se redujo en 8.2 por ciento respecto a 2006; textiles, prendas de vestir e industria del cuero y la industria de la madera y producto de la madera tuvieron una caída de 3.2 por ciento, y productos alimenticios, bebidas y tabaco, del 0.4 por ciento.

También el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, en su boletín Estrategias Administrativas, el impacto en el desempeño de las empresas, publicado en diciembre de 2007, anotaba que la productividad de la mano de obra en el sector mostraba una tendencia decreciente. Y es que en 1994 tenía un avance cercano al 10 por ciento y para 2006 se ubicó en poco más de 3 por ciento.

Además la industria no tuvo una participación mayoritaria en el comercio internacional. Para enero de este año, el Banco de México señaló que la exportación manufacturera aumentó sólo 10.4 por ciento. Mientras, la balanza comercial de México, sin incluir al sector petrolero, se deterioró 54.4 por ciento.

Según el estudio Monitor de la Manufactura Mexicana –elaborado por la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) y la Universidad Autónoma de México (UNAM) en 2006– en las dos últimas décadas la industria ha perdido 6 por ciento de su participación en el producto interno bruto (PIB) y ocho puntos más en la generación de empleos.

En una nota publicada por El Financiero en octubre de 2006 –de la reportera Isabel Becerril– Enrique Dussel, coordinador de ese estudio, advertía que la manufactura, que históricamente había registrado el mayor número de empleos afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), cayó 21.89 por ciento hasta junio de ese año.

El diputado Alejandro Sánchez Camacho, de la Comisión de Economía, apunta que en 2007 hubo una caída del 40 por ciento de afiliados al IMSS: “Se va a incrementar el porcentaje de desempleo en nuestro país y, por ende, el número de emigrantes hacia Estados Unidos; el panorama no es alentador”.

Asimismo el sector textil, de prendas de vestir y del cuero, registró el mayor retroceso desde 1990, con un descenso de 25 por ciento. También la industria de la madera perdió 20 por ciento, y sólo en tres divisiones el crecimiento fue superior a 1 por ciento.

Por otro lado, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público apunta que, en noviembre de 2007, la producción industrial creció 0.8 por ciento respecto a un año anterior, y el sector manufacturero creció, de enero a noviembre de 2007, 0.9 puntos “por el ascenso en la producción de accesorios para vehículos, papel, madera, metálicos, químicos y alimenticios”.

En el estudio Evolución del sector manufacturero 1980- 2003, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados (CEFP) anota que la industria manufacturera, exceptuando a la maquila, presenta saldos comerciales deficitarios.

Dependiente de la importación de insumos, el sector es el que tiene mayor participación en el producto interno bruto –por cada punto porcentual que la manufactura crezca, el PIB se incrementa 0.76 por ciento–. También es el principal sector exportador: mientras en 1980 su participación era del 30.7 por ciento, en 2003 creció hasta el 86.5.

Contribuye con el 12.1 por ciento del empleo nacional. No obstante –advierte el CEFP– desde finales de la década de 1990 hay una carencia de objetivos y estrategias en la política industrial y “la política económica ha dejado atrás al sector”. Resalta que entre 1995 y 2000 el sector sólo generó 210 mil empleos anuales, por debajo de 1 millón que se estimaba crear en dicho periodo.

Además expone que los programas de estímulo y fomento a algunos sectores se concentra en los ya especializados, mientras que la heterogeneidad de la planta productiva hace necesario que se fortalezca a los más rezagados.

Indica que pese a que la industria está integrada en casi un 98 por ciento por la micro, pequeña y mediana empresa (Mipyme), hay una creciente polarización: un pequeño grupo de empresas, la mayoría extranjeras, son quienes más influyen en la evolución del PIB y de las exportaciones: “Éstas –expone– son intensivas en capital y tienen una tendencia en escasa generación de empleos calificados y su encadenamiento con el resto de la economía es reducido”.

Sánchez Camacho considera que hay una intención de asfixiar al sector, muestra –expone– son el Impuesto Empresarial de Tasa Única que afecta a la Mipyme y el Fondo de Apoyo a la Pequeña y Mediana Empresa, que “aparentemente está orientado a los pequeños empresarios cuando grandes empresas –como Comex– se ven beneficiadas hasta con 15 millones de pesos”.

Para ser beneficiado del mismo –añade el legislador de la fracción perredista– se debe cumplir con trámites muy extensos y complicados: “La prioridad del gobierno federal es la apertura de la competencia trasnacional, pero abandonando a los productores de nuestro país”.

César Salazar López, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM (Iiec), explica que la participación de la manufactura es cada vez menor, pues las economías tienden a terciarizarse y dedicarse al sector servicios.

Advierte que con la recesión, habrá una disminución en la demanda de exportaciones porque su principal destino es Estados Unidos. También prevé que la demanda interna disminuya debido a que el ciclo de negocios mexicano está muy vinculado al estadunidense: “Todo indica que el desarrollo de la manufactura ya se detuvo, si en algún momento hubo expansión, estamos en un plano horizontal. Lo que es peor, no se vislumbra que el Estado aplique políticas para incentivar a la economía interna”.

En relación con el empleo, expone que si hay reducciones en el sector es porque se aplica capital que sustituye a la mano de obra, pero “no es que se estén aplicando nuevas tecnologías, sino que hay un cierre de empresas y un desplazamiento de la fuerza de trabajo hacia el mercado informal”.

El sector ya había sido perjudicado por la desaceleración económica de Estados Unidos en 2002. Según el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas cuando la oferta y la demanda, de productos manufacturados crecieron 14 por ciento en 2000, para 2001, se redujo en casi 3 por ciento.

La inversión fija descendió 6.5 por ciento; la demanda interna 5.1 por ciento, y las exportaciones, 3.4 por ciento. También la inversión en manufactura descendió 4 por ciento en 2002. Además se perdieron 461 mil 339 empleos, es decir, el 44 por ciento de los empleos generados entre 1995 y 2000.

El déficit

Según el CEFP, el 50 por ciento del total de insumos proviene del exterior. En el análisis Evolución del sector manufacturero 1980- 2003 apunta que aunque las exportaciones crecieron en 11.3 por ciento entre 1994 y 2003, “éstas no han podido revertir la tendencia deficitaria del sector, debido al mayor valor de las importaciones”.

A partir de la apertura comercial, la competencia extranjera generó una sustitución gradual de insumos nacionales, por sus menores costos y mayor calidad. Entre 1990 y 2002, observa, éstos representaron el 7.8 por ciento de las materias primas consumidas, mientras que las importaciones, 78 por ciento en la producción maquiladora.

“La incapacidad del sector industrial –anota– para competir con productos importados contribuyó al debilitamiento de la cadena productiva de la manufactura, que depende de la importación de insumos. Ello provocó que las exportaciones no impulsaran al resto de la economía”.

Las predicciones

En el Boletín de Indicadores y Pronósticos Económicos de la Frontera Norte, el investigador Alejandro Díaz-Bautista, del Colegio de la Frontera Norte (Colef), estima que en la industria manufacturera se prevé un “crudo estancamiento” en su actividad económica, pues “su contribución al valor agregado se mantiene sin cambio”. Además, en cinco de nueve divisiones del sector se pronostican contracciones.

Para este primer trimestre de 2008, pronosticó que en las industrias de la madera y del papel, imprentas y editoriales la reducción sería de 12.4 por ciento. En tanto, la textil, caería 6.7 por ciento; sustancias químicas, derivados del petróleo, productos de plástico y caucho, 3.1, y productos de minerales no metálicos, 2.6 puntos.

En la denominada industria maquiladora de exportación (IME), que para 2006 empleó a 1 millón 170 mil 962 personas en 2 mil 783 establecimientos en la frontera norte de México, se estima que se cierren 175 establecimientos y la población ocupada disminuya 4.8 por ciento, es decir, 55 mil 726 trabajadores.

En Ciudad Juárez –donde se emplean 236 mil 293 personas– se prevé un decrecimiento de 12 establecimientos de la IME con una pérdida de 347 empleos. Durante diciembre de 2007, se perdieron 15 mil empleos en Chihuahua, 3 mil más que en 2006.

“Si el Estado no desarrolla una política industrial, el modelo maquilador consolida nuestra dependencia frente a las fluctuaciones de la economía estadunidense, y nos subordina más a su ciclo económico”, señala Cuauhtémoc Calderón, de Estudios Económicos del Colef.

El Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación prevé que el crecimiento de la IME se ubique entre el 4 y 5 por ciento para este año. Su presidente, César Castro, aseguró –en nota publicada por La Jornada el 25 de febrero– que en lo que va de 2008 no se afectaron los ingresos para la IME por la baja expansión económica en Estados Unidos. Por el contrario, la maquila genera recursos por 45 mil millones de dólares.

En relación con la exportación, el Colef vaticina que la maquila exportará 9.3 por ciento más y el resto de las divisiones aumentarán sus exportaciones en 7.9 por ciento. Aún así se observarán pérdidas por 21 millones de dólares y habrá contracciones en el comercio exterior por menos 10.5 por ciento en exportaciones y menos 11.8 en importaciones.

El diputado priista Enrique Serrano Escobar, secretario de la Comisión de Economía, asegura que la desaceleración económica de Estados Unidos no debe ser causa de pánico: “Son altibajos comunes a los procesos económicos y debemos aprovecharlo como país. Es en condiciones difíciles, cuando el desarrollo económico está obligado a remontar”.

Por ello –explica– debe haber una reacción inmediata y medidas drásticas para diversificar el mercado hacia Europa y Asia, facilitar la inversión en los sectores deprimidos y hacer más competitivo al país. No obstante, opina que “el gobierno federal trata de maquillar los efectos negativos de la recesión estadunidense”.

César Salazar López, del Iiec, explica que se presume de superávit comercial con Estados Unidos, cuando una buena parte está explicado por la maquila –que sólo agrega salarios y trabajo barato–, y por el petróleo crudo.

Para Adriana Rodríguez Vizcarra, diputada y presidenta de la Comisión de Economía, el efecto de la desaceleración en la industria manufacturera no será tan fuerte como lo hubiera sido en otro momento, pues hay más mercados y tratados con otros países: “Las exportaciones hacia el resto del mundo sí crecieron, aunque no de manera desmedida”.

La legisladora panista subraya que el Programa Nacional de Infraestructura 2007- 2012 va a permitir que haya mayores oportunidades para el sector. También para las Mipymes, el gobierno federal está trabajando para que crezcan incluso frente a situaciones adversas como las actuales.

Aun así, el investigador César Salazar López observa que el estado de la industria es “malo” porque no hay una estrategia que incentive su modernización. “La estrategia ha sido importar para exportar y agregar mano de obra barata, y México se ha convertido únicamente en un país maquilador”.

Pérdida de participación de la industria manufacturera

en el PIB en los recientes 20 años: 6 por ciento

Pérdida de empleos en los recientes 20 años: 8 por ciento

Pérdida de personal de octubre a noviembre de 2007: 18 por ciento

Pérdida en horas hombre trabajadas de octubre a noviembre de 2007: 44 por ciento

Pérdida de productividad de 1994 a 2006: 7 por ciento

Establecimientos de maquila cerrados para 2008: 175

Personal desocupado en la maquila para 2008: 55 mil 726 trabajadores

Indicador IMEF Manufacturero

Constituido en 2005, el Indicador IMEF (Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas) Manufacturero anticipa la dirección de la actividad industrial, mediante una encuesta a empresas, que incluye cinco preguntas sobre nuevos pedidos, producción, empleo, inventarios y ventas. Cuando está por arriba de los 50 puntos –la calificación máxima es 100–, la actividad industrial está en expansión; cuando está por debajo, en contracción.

Según el portal del IMEF, después de alcanzar su máximo, de 56.3 puntos, en junio de 2006, el indicador comenzó a mostrar un comportamiento horizontal, para disminuir, entre noviembre de ese año y marzo de 2007, y alcanzar su entonces mínimo, 51.9 puntos. Para diciembre de 2007, el Indicador IMEF Manufacturero se ubicó en 48.2 puntos.