La nueva Constitución del Ecuador comienza a tomar forma, y hasta ahora recoge, en lo esencial, el espíritu democrático y patriótico que impulsa a la corriente de cambio. Se aprobaron los cinco primeros artículos constitucionales, que definen a nuestro país como soberano, situación que ha comenzado a generar malestar en los sectores de derecha, quienes hablan ya de que los asambleístas cometieron errores de forma y que confundieron conceptos.

En realidad, lo que les preocupa es que la Carta Magna que saldrá de Monticristi establece la propiedad inalienable que tiene el Estado sobre los recursos naturales y hasta sobre el espacio electromagnético, que hasta ahora han sido fuente de enriquecimiento y manipulación ideológica por parte de los grandes grupos económicos de poder y de las transnacionales. Los nuevos textos constitucionales establecen expresamente la prohibición de que en nuestro territorio se instalen bases militares extranjeras, que para los sectores de vendepatrias que existen en nuestro país, son tan inocentes y colaboradoras que es injusto no renovar el convenio que el Ecuador mantiene hasta el 2009 con los Estados Unidos y que les entrega nuestra Base Aérea en Manta.

Si bien la molestia de la derecha es un buen síntoma, no podemos dejar de observar la preocupación que se ha expresado en el sentido de que en ninguno de los artículos se hace referencia directa a nuestra soberanía marítima, lo cual, se entiende, abriría las puertas a la suscripción de la Convención del Mar, CONVEMAR, política internacional que le interesa establecer al imperialismo en nuestra región. Habrá que mantenerse atentos al desarrollo de las discusiones de los asambleístas, pues en estos momentos cada coma, cada palabra suprimida o aumentada tiene una gran trascendencia para el futuro inmediato y mediato de nuestro país.

En el horizonte están temas muy complejos, como el de la seguridad social, por ejemplo, en el cual el Gobierno busca imponer una visión vertical, antidemocrática, a espaldas de los afiliados y jubilados al IESS, que ya se organizan para defender su institución. Hay que decir que tanto estas propuestas como las que tienen que ver con la educación en todos los niveles, deben ser sometidas, antes de que se llame al voto en la Asamblea, a un debate serio y profundo, que nos permita no solo aprobar redacciones de textos, sino sentar bases para los auténticos cambios, con sus protagonistas principales.

También está el tema de las reformas laborales, especialmente en lo que tiene que ver con la tercerización. Si bien es positiva la decisión de resolver el problema vía mandato, también es cierto que en la propuesta que se intenta aprobar quedan abiertas las posibilidades para que los intermediarios laborales sigan actuando, lo cual va contra el principio que se debe sostener: no a la tercerización.

En todo caso, hasta ahora podemos decir que la Asamblea cumple con las expectativas de los ecuatorianos, que va confrontando con trabajo y con hechos la intensa contracampaña que han armado los medios de comunicación para desprestigiarla, como antesala de lo que será la campaña a favor del NO en la consulta popular.

Ha llegado la hora de las definiciones en la Asamblea, y los pueblos tienen entonces un papel protagónico que cumplir. Ahora la propuesta debe ser no solo presentada y argumentada, debe ser sobre todo defendida. Porque si algunos sectores provenientes de la academia y las ONGs están pensando que les ha llegado su momento de consagración, hay que hacerlos aterrizar en el Ecuador real, y someterse a los intereses de los ecuatorianos que generan la riqueza, que lo echan a andar día a día.