Fabián Carrión es arquitecto de profesión y maestro por vocación. Tiene una Maestría en Educación Superior, con especialización en Ciencia y Tecnología, y lleva 28 años como catedrático de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad Central, en la cual ejerce la cátedra de Investigación Educativa y Proyectos y también es Facilitador de las Maestrías. Fue funcionario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Director del Departamento de Cultura de la Universidad Central y Director de la Escuela de Educación Técnica.

El periódico OPCION, empeñado en desarrollar una intensa campaña sobre el Laicismo en el Ecuador, ha querido contar con la opinión de este distinguido maestro universitario, que nos honra con su amistad.

¿Fabián, aunque parezca una perogrullada, la primera pregunta que se me ocurre es saber que concepto tienes sobre el laicismo?

 “El laicismo es viejo desde el punto de vista de la aspiración de los pueblos y los estados, de querer estar separados del pensamiento religioso y de los intereses que este pensamiento implicaba necesariamente en los derechos de los pueblos. El laicismo en el plano educativo es la posibilidad de educar sin que medie necesariamente el tema de la religión y que ella se constituya en una opción personal; mientras tanto, las instituciones laicas adoptan la ciencia como criterio esencial de su forma de enseñar, en buena medida; el sistema de la educación emancipadora en el ámbito de lo que el propio capitalismo hizo al emerger como tal, implicaba la posibilidad de que la ciencia supere esos mitos y todo ese tipo de creencias que impedían que los pueblos puedan avanzar con sus propias posibilidades”.

En estos momentos en que en el Ecuador se discute una nueva Constitución, hay una postura de derecha que intenta retomar esa vieja lucha contra el laicismo, ¿qué opinas al respecto?

 “A mí me parece que, en buena medida, las clases dominantes y los grupos de poder están tratando de recuperar un espacio exclusivamente para sus privilegios, pero la forma de enmascarar esos privilegios tiene que ver con la manipulación de la propia religión y de que estos elementos religiosos, fundamentalistas diría yo, tengan una visión en donde cualquiera que no acepte esta situación sea considerado, como se dice ahora, “terrorista”; efectivamente, ese pensamiento esquemático y estrecho lleva principalmente al desarrollo del tema del fundamentalismo, de las sociedades que, en definitiva, se transforman en muy autoritarias y represivas precisamente a nombre de la religión y esto es lo que están tratando de recuperarlo, yo diría, principalmente, porque un pensamiento democrático, un pensamiento patriótico, un pensamiento de izquierda, está emergiendo cada vez con más fuerza en nuestro país y lo que quieren hacer desde la derecha tiene que ver, principalmente, con el interés de restar la posibilidad de que el conocimiento, la ciencia, puedan afirmarse en la conciencia y la cultura de nuestros pueblos y que se convierta en una visión mucho más transformadora; la visión dogmática, estrecha que la religión quiere retomar, implica la vigencia de los intereses y las prebendas que tienen las clases dominantes”.


¿No crees que esto no es sino una “patada de ahogado”, para tratar de recuperar el terreno que ha perdido la derecha en este campo?

 “Bueno, podría entenderse como “patada de ahogado”, pero, en definitiva, son formas mucho más agresivas que la derecha y la propia burguesía están asumiendo frente a lo que en el país se está dando, entonces el tema de la religión, de paso también los temas del aborto, de la educación pública laica y gratuita, el matrimonio civil y el divorcio que son parte del laicismo, es decir todo aquello que fue instaurado por Eloy Alfaro, están siendo objetados, los traen nuevamente al tapete de la discusión y, últimamente, inclusive las pruebas a las que se ha sometido a los maestros son una prueba de que hay una gama de elementos que nos hacen sospechar que hay una intención de instaurar, a nombre de la religión, una discriminación y una segregación mucho más profundas contra los maestros, contra la educación pública y contra el laicismo”.

¿Es decir, tratan de eliminar la educación laica y gratuita?

 “El hecho, en concreto, es que tratan de hacer que parezcan naturales las profundas inequidades que existen dentro de este sistema, hacernos sentir que somos pobres porque somos inferiores, es decir lo que tratan es de quitarle al pueblo su capacidad de gobernar o de tener aspiraciones a gobernar; esto quiere decir que, incluso en el caso concreto de todo lo que se ha aplicado desde el 82 para acá con el tema del neoliberalismo, ha sido una permanente agresión a todo lo que tiene que ver con el laicismo; el neoliberalismo, en su función fundamentalista de que lo privado es lo mejor, lo de las clases dominantes es lo mejor y lo público, lo de los pueblos no tiene ningún valor, no ha parado en su permanente actitud de agresión y desprestigio. El neoliberalismo, al cuestionar la educación pública, al tratar de impedir que exista la posibilidad de que los sectores populares puedan acceder a la educación, al cerrar escuelas y provocar la falta de maestros y propiciar las condiciones difíciles en las que se desenvuelve la educación laica, tiene una actitud profundamente selectiva; hemos visto cómo, porque los padres de familia de los sectores populares no han podido cumplir con una “contribución voluntaria”, han marginado de la educación a sus hijos. Este tema de la libertad de elegir dónde educar a los hijos, tan cacareado por el neoliberalismo y que nuevamente se lo plantea, tiene que ver con la campaña orquestada contra el laicismo”.

¿Desde la Universidad, desde la Facultad de Filosofía hay alguna planificación, alguna idea, para llevar adelante la lucha para oponerse a esta nueva arremetida de la derecha?

 “Hemos venido trabajando sobre esta situación: uno de los temas principales durante toda la existencia de la Facultad ha sido la defensa del laicismo, como una opción de libertad, pero no de la libertad que promueve el neoliberalismo, sino la libertad desde los pueblos. Estamos interesados en analizar todo este tipo de agresiones que se están desarrollando por parte el pensamiento neoliberal que todavía existe en algunas gentes del Ministerio de Educación, que inclusive están contra el tipo de gobierno que actualmente se quiere implantar. Contra ellos vamos a crear un frente de defensa de la educación pública, laica y gratuita; para eso estamos contactándonos con las diversas organizaciones, facultades y grupos humanos para desarrollar la presencia y la organización popular. Este será un gran frente nacional que rebase el límite de las universidades y que se ubique en la condición de todos los sectores ciudadanos, un padre de familia puede y tiene la posibilidad y el derecho de luchar para tener una educación que le genere libertad, que no sea opresiva como la que plantea el neoliberalismo. Hay indignación entre los padres de familia y los estudiantes por esta reactivación de las agresiones contra el laicismo que, desde luego, está orquestada por los grandes medios de comunicación, que siempre han estado a favor del sistema neoliberal. Todas las Facultades de Filosofía y Ciencias de la Educación del país han reaccionado frontalmente contra los proyectos que tiene la burguesía para acabar con el laicismo. Todas las Universidades Estatales del país están dispuestas a defender la educación laica, gratuita y de calidad”.

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