La ultraderecha liberal de Estados Unidos, Europa y América Latina, preparó un megaevento en Rosario, que presidió Mario Vargas Llosa y culminó con sendos discursos de dos socios políticos: el ex presidente español José María Aznar y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri. El cónclave, encubierto como un seminario de perfil pseudoacadémico, encubrió dos propósitos políticos muy concretos: la convocatoria a una reorganización continental de las fuerzas neoliberales y la correspondiente descalificación de lo que ellos llaman el “populismo”, dentro del cual ubican al proyecto del matrimonio Kirchner.
No son meras suposiciones: uno de los financistas principales del seminario fue FAES (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales), que está orgánicamente ligada al PP y presidida por el propio Aznar. Esta fundación apoya institucionalmente al PRO de Macri y trabaja activamente para que el proyecto kirchnerista sea abatido en las elecciones del 2011. La inquina del PP contra Cristina Fernández de Kirchner es directamente proporcional a las muestras de apoyo y simpatía que la Presidenta le ha brindado al archiodiado Hugo Chávez Frías.

El encuentro, que se llevó a cabo entre los días 26 y 28 de marzo en Rosario, incluyó criterios del ex subsecretario de Asuntos Hemisféricos de Estados Unidos Roger Noriega, los ex presidentes Aznar (España), Vicente Fox (México), Julio María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle (Uruguay), Jorge Quiroga (Bolivia), Osvaldo Hurtado (Ecuador) y Francisco Flores (El Salvador).

La munificente convocatoria –sólo en pasajes la cifra debe ser alucinante–, incluyó fósiles del anticastrismo profesional como el cubano Carlos Alberto Montaner y el cubanoargentino Armando Ribas, en alegre mezcolanza con destacados conversos procedentes de la ultraizquierda latinoamericana, como el ex canciller de Fox, Jorge Castañeda, o ex ministros de Augusto Pinochet como Hernán Büchi.

El seminario de Rosario se tituló “Los desafíos de América Latina” y lleva como subtítulo: “Entre las falencias institucionales y las oportunidades de desarrollo”. En los múltiples paneles previstos no se analizó por qué las recetas que proponen hicieron estallar a la Argentina en diciembre del 2001, y menos aún cuáles habrán sido las “falencias institucionales” de tantos políticos entregados en los 90 al proyecto neoliberal, que llevaron a los ciudadanos de muchas naciones latinoamericanas a votar por modelos alternativos, o “populistas”.

Masivo acto por la Unidad Latinoamericana

ás de 15 mil personas se manifestaron ayer en la ciudad de Rosario para repudiar la visita, no casual ni inocente, de algunos de los representantes más siniestros de la ultra derecha en el mundo.

Fue masivo el rechazo rosarino a la apertura del ’seminario’ que la Fundación del ultra conservador Mario Vargas Llosa organiza en la ciudad. El Patio Cívico del Monumento a la Bandera fue el epicentro de la oposición argentina a una nueva agresión del Departamento de Estado a la soberanía latinoamericana.

Convocados por la Red TL y con la transmisión de Telesur, algunas de las principales bandas del rock local animaron las jornadas de protesta: Patagonia ReVelde, Popono, El Vagón, Vudú y Cielo Razzo hicieron de su música la expresión de reafirmación de la unidad regional.

Los periodistas Carlos del Frade y Miguel Ferrari fueron los encargados de desnudar las intenciones del evento que reunió en Rosario a personajes de la calaña de José Maria Aznar, Vicente Fox y Roger Noriega, entre otros, dando cuenta de pequeñas síntesis de sus extensos prontuarios, plagados de aberrantes crímenes contra la humanidad.

’A cada chancho le llega su San Martín’, señalaba una de las banderas del Encuentro por la Unidad Latinoamericana, que con una caricatura ilustraba a estos ’señores’ como cerdos con pezuñas ensangrentadas, en una clara exhortación a que los latinoamericanos vuelvan a tomar las riendas de su destino.

Distintas organizaciones sociales y políticas volvieron a manifestarse en los días sucesivos que duró el Seminario. Desde la Plaza del Che, marcharon hasta Parque España, sede de la Fundación Libertad, donde los enviados de George W. Bush pretendieron sentar las bases intelectuales de su renovada política intervencionista.

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