Los estudiantes comenzaron a llegar paulatinamente al Estadio Universitario. El motivo: originar un canto que abandere el cambio social, a través del respeto, la soberanía y la paz, tras cumplirse
un mes de la incursión militar por parte del Ejército colombiano, en un nuevo intento por involucrar al Ecuador en el Plan Colombia. La respuesta del pueblo ecuatoriano ha sido contundente, al respaldar las acciones tomadas por el presidente Rafael Correa.

Fue este el motivo que movilizó a las organizaciones populares, aglutinadas en el Frente Popular (entre ellas la FESE, la FEUE, la UGTE, la Confemec, la UNE, la Feunassc, la CUBE y la Cucomitae), a emprender un evento que se valga de la música como elemento de protesta y reivindicación.

Jayac, Los cuatro del Altiplano, Jaime Guevara, Chaucha Kings, Los Cantores del Pueblo y Canto Vivo, formaron parte del concierto, el cual contó con la presencia del Ministro de Seguridad Interna y Externa, Gustavo Larrea; con el presidente del Movimiento Popular Democrático, Luis Villacís; el vocero del PCMLE, Galo Palacios, y otros dirigentes políticos del país. Como invitados especiales estuvieron Jorge Morett, padre de Lucía Morett, la estudiante mexicana sobreviviente de la masacre
colombiana.

El accionar que tuvieron las organizaciones de estudiantes, trabajadores, grupos de derechos humanos, fue la base de pronunciamiento y rechazo a las actividades terroristas que pretenden asestar el gobierno del Álvaro Uribe con el plan Colombia, elaborado por Estados Unidos, en contra de la paz y la soberanía de los países. Las palabras del ministro Larrea, de Luis Villacís y Galo Palacios, ratificaron que el Ecuador es un territorio de paz, en donde no se permiten las acciones
de agresión en contra de un pueblo soberano. El llamado a un compromiso para rechazar a aquellas actitudes de agresión, que pretendan instaurar maneras de desestabilización en contra del país, lo
hicieron a las organizaciones.

En el evento, Jorge Morett dio a conocer los agradecimientos de su hija Lucía, hacia todos los grupos sociales que han levantado voces de protesta en contra de las agresiones suscitadas en el territorio ecuatoriano. Convocando para que se llegue a instancias de esclarecimiento y sanciones,
para que se profundice las investigaciones, Jorge Morett desentrañó el sentido de la música protesta, donde no puede existir revolución sin música, ni música sin revolución, palabras que captaron el
momento que se vivía en el estadio universitario. Finalizando su discurso, anunció la necesidad de elaborar un manifiesto de la libertad y la paz en toda Latinoamérica, evocando algunos de los personajes más influyentes, como Simón Bolívar, José Martí, Emiliano Zapata y Ernesto Guevara
el Che. La propuesta integra en su manifiesto un profundo concepto de renovación de la sociedad latinoamericana.

Las declaraciones formuladas por los representantes de los movimientos populares fueron acogidas con júbilo. Un alto en la música, necesario para la recapitulación del evento. Se trataba de una protesta de la mano del arte. Un arte como el Ecuador, enérgico.Y como la juventud que se hizo presente: vinculante, participativa, capaz de responder de manera pujante ante la soberbia y el
agravio.

Una muestra notoria, que puso en evidencia la capacidad ante todo de la juventud, de enviar un mensaje de integración. Mensaje que posibilita la apertura y el rechazo ante los métodos brutales, muy de “moda” hoy por hoy en el mundo. Contra las prácticas genocidas, la guerra en pos de
los intereses, en Irak, el Tibet, etc. Una muralla humana opuesta a la destrucción y, por qué no, también en contra de los impactos ambientales. Muralla. Canción que fue voz. Y tema obligado de interpretación. Una melodía que involuntariamente rememora a una América del Sur poderosa.
El poder de lo humano. El movimiento ingente y aunado de un solo espacio.

El del poeta Guillén, inocente de la música que un grupo del Sur habría de adosar a su poesía.Tema de Quilapayún, como del pueblo: el memorable “pueblo unido”, vigente en un hombre, pero de otra canción. Se trata del más famoso, del “Aparecido”.

Canciones que no sólo perduran, sino que se vuelven intocables. Son verdaderos relatos, testimonios de una época que no ha concluido. Son sólo minutos los que nos pierden de vista. Pero son también muchos quiénes las interrumpen. No sólo los oscuros intereses de quiénes aún tienen el control, sino los personales, aún son los nuestros.

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