¿De qué índice de inflación hablan si las cifras oficiales describen precios domesticados? ¿Quién osa inventar la falsa imagen de la existencia de desnutridos si los números acatan las órdenes de aquellos que niegan la falta de comida entre los que son más?

Dame un índice y les moveré el mundo. Esa parece ser la consigna de los gobiernos.

Una vez más es Misiones el territorio del saqueo y su posterior encubrimiento. Aquella provincia argentina que se cuelga del corazón latinoamericano por el extremo nordeste. La tierra roja de las cataratas, la yerba mate y la irracional explotación celulósica. Uno de los estados más nuevos en términos históricos.

En la localidad misionera de Montecarlo se supo que un veinte por ciento de pibas y pibes están desnutridos.

Fue la voz de alarma. Pero no funcionó como disparador de acciones políticas y económicas tendientes a modificar la realidad histórica, sino el principio de una operación cuyo objetivo fue convertir esos números en otros.

Así de simple, así de perverso.

Llegaron los responsables del denominado Plan Nacer.

Los medios de comunicación informaron sobre la maniobra: “Si bien en Montecarlo se trabajó con una tabla nutricional donde se detectó el porcentaje de desnutridos, desde el organismo provincial evalúan que no se utilizó la tabla nueva incorporada desde la Nación desde el año pasado, por lo que estiman que los datos son erróneos y el número de desnutridos es menor”.

Se equivocaron en el número, entonces, hay que corregir las matemáticas.

Ninguno pensó que en más o en menos, el problema real es la desnutrición que crece en la provincia de Misiones.

Quizás porque allí se notaría la ausencia del gobierno nacional.

Según otros medios periodísticos, “desde septiembre del año pasado, el gobierno nacional no remite las partidas de dinero para mantener los comedores escolares en 813 escuelas de la provincia de Misiones. Por la falta de pago, muchos proveedores dejaron de entregar los alimentos a los colegios que se vieron obligados a suspender el servicio”.

De tal forma, el problema no es la realidad, sino sus números.

Los datos, para esta lógica de entender el presente, son los criminales.

Una fenomenal metodología para perpetuar las hipocresías y obscenidades.

(*) Nota publicada por la Agencia Pelota de Trapo (http://www.pelotadetrapo.org.ar/)