Los cultivos con organismos modificados genéticamente (OMG), conocidos como transgénicos, empezaron a cultivarse de forma generalizada hace diez años y han provocado un debate mundial acerca de sus usos, beneficios y amenazas. En la coyuntura que vive el Ecuador, cuando se está redactando la nueva Constitución, la Mesa No. 6, ‘Trabajo, Producción e Inclusión Social’ de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), hace un planteamiento acerca de soberanía alimentaria. Pero, ¿cómo entender el peligro que representa a esta soberanía los alimentos transgénicos?, ¿qué son?, y ¿qué medidas se deben tomar?

La ingeniería genética se basa en modificaciones que se hacen al ADN de seres vivos y se aplica a la producción agrícola a través de insertar genes de otras especies y plantas, así se logra hacer a una planta inmune a ciertas plagas y obtener un mayor crecimiento y capacidad de adaptación a otros climas. Por ejemplo, los cultivos existentes incluyen maíz con genes de bacterias, tomates con genes de peces, o cerdos con genes de humanos. Este procedimiento puede hacerse entre plantas de igual especie, entre especies no relacionadas o incluso trasladando genes de una planta a un animal y viceversa. Con esta técnica, llamada "ingeniería genética", se han roto las barreras naturales para la reproducción y creación de seres vivos. Pero, ¿son seguros?, ¿cuáles son los efectos de la producción transgénica?

Efectos en la salud humana


Para lograr que una planta se adapte a condiciones climáticas difíciles, por ejemplo, se inserta a un tomate genes de una especie de pescado: ¿usted comería con confianza este alimento? Según el bioquímico argentino Juan Ruiz, muchos de los genes usados en esta clase de alimentos son extraños y no habrían integrado jamás la dieta humana si no fuera por la ingeniería genética, por lo que es imposible saber cuáles serán los efectos de la ingesta de estos genes en la salud humana.

Según el New England Journal of Medicin, los productos modificados por ingeniería genética tienen un potencial alergénico y tóxico incierto, impredecible e imposible de dimensionar. Algunos alimentos con base de soya ya han generado efectos adversos a la salud humana al transmitir su potencial alergénico de algunos genes. Este es el caso, por ejemplo, de la soya, que contiene el gen de una nuez de Brasil para aumentar su valor proteico; esta sustancia ha ocasionado serios problemas a personas alérgicas a las nueces.

La Sociedad Británica de Médicos afirma que la ingesta transgénica puede crear resistencia a los antibióticos, es decir, que existe la posibilidad de que los genes resistentes a los antibióticos presentes en los alimentos genéticamente manipulados emigren a bacterias patógenas que afectan la salud humana y desarrollen su propia resistencia.

Efectos en la naturaleza


El uso de plaguicidas insertadas en el ADN de las plantas, lejos de solucionar el problema de la alimentación humana, plantea nuevos problemas, pues se ha comprobado que ‘súper plantas’ generan ‘súper plagas’, que no se sabe hasta cuándo se las pueda mantener bajo control. Por ejemplo, está comprobado que una especie de papas alteradas genéticamente producen un sobre crecimiento del epitelio intestinal en las ratas alimentadas con ellas; estamos, entonces ante la aparición de ‘súper roedores’.

Los transgénicos, al ser liberados del laboratorio, generan una contaminación genética que en la mayoría de los casos se volverá irreversible. Los organismos genéticamente manipulados podrían erosionar el banco genético de especies clave para la alimentación y contribuir a una importante reducción de variedades locales de maíz, soya, girasol o papa.

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Alimentación: un problema de soberanía (II Parte)