Terrorismo a la ecuatoriana

La consigna mediática está siendo aplicada en Ecuador, sin atenuantes, sin rubor y sin tiempo. Solo para dar una idea de lo que está pasando, reflexionemos en torno a un par de casos:

A una asambleísta de gobierno, algo despistada, se le ocurrió plantear, en declaraciones de prensa, que ha llegado el momento de una revisión de los símbolos constantes en el escudo nacional. Fue suficiente: los diligentes “comunicólogos” que “cubren” la Asamblea Constituyente en Montecristi, magnificaron la proposición, la ridiculizaron y algunos la dieron por hecho, aunque la proponente aclaró que no ha presentado siquiera algún texto sobre la materia a discusión de los asambleístas. Y tres meses después, la oposición mediática sigue mencionando el asunto entre los “errores” de la Asamblea.

El tema del aborto, que en Ecuador sigue siendo “muy sensible” (especialmente por tenaz oposición de la Iglesia Católica), los y las antiabortistas no se conformaron con que los asambleístas de mayoría declaren “el derecho a la vida” como principio básico de los y las ecuatorianas sino que encontraron que la omisión de la frase “desde su creación” era una puerta abierta al aborto legal. Había que leer y oír todo lo que dijeron los “puristas” contra los “abortistas” como que en el Ecuador iba a desatarse una epidemia de abortos si no se ponía tan filosófica frase, a pesar de que nadie explicó quiénes, cómo, en qué momento van a certificar este inicio. Y como si en el Ecuador, igual que en mundo entero, no se practicara el aborto ilegal desde hace fuu, todos los días del año y en qué condiciones. A lo mejor los partidarios de declaración tan furibunda tienen “conocimiento de causa” de lo que estaban condenando; pero como el “método” es ilegal, pues entonces no ha pasado nada y todo se queda en la confesión. Desde luego, los “analistas” y periodistas qué no dijeron, condenando “tamaño despropósito”.

El reconocimiento del derecho a la propiedad privada “en función social” desató la ira de esos “demócratas” a quienes les da urticaria la sola idea de que se ponga algún coto, alguna restricción a ese derecho “divino” (santificado por la iglesia) que les da “el derecho” a unos pocos privilegiados “de la suerte” el poseer la mayor parte de las riquezas, no importa cómo. Si mal no recuerdo, fue Víctor Hugo quien dijo en el Parlamento francés que “tras toda fortuna siempre hay un crimen que se quedó en la impunidad”. Pero eso fue y no se pudo sancionar a los atracadores. Entonces, la propiedad privada debe garantizarse sin límites ni condicionamientos. Y lograron que el inefable y misterioso Asesor Jurídico de la Presidencia, “para no hacerse problemas” especialmente por el SI del próximo referéndum, aconseje a sus asambleístas que quiten “frase tan incómoda”. Pero, los acuciosos altoparlantes del sistema, hasta la fecha no dejan de asegurar que el Ecuador ha entrado en riesgo de confiscaciones comunistoides.

Contra el Presidente Rafael Correa, sus acciones y sus dichos, la historia de la agresión mediática ya tiene año y medio. Lo simpático (por no decir, lo indignante) es que quienes compiten en decirle “samba canuta” al Jefe de Estado, por cualquier declaración, por cualquier acción, por cualquier manifiesto, pues son los mismos que alegan que el Gobierno-Correa acusa “signos contra la libertad de expresión” que ellos profesan.

Para muestra de lo que estamos manifestando, dos botones recientes más:

Las críticas, los artículos de opinión, las proclamas contra Correa por haber diferido el restablecimiento de relaciones “plenas” con Colombia, con ese mismo presidente paramilitar que ha dicho del Presidente de los ecuatorianos lo que le ha dado la gana. De la “actitud sumisa” nos habla el autor español Vicente Romano (de la “Formación de la mentalidad sumisa” trata el libro) y esto es lo que hacen y dicen y aseguran los voceros del sistema, cada vez que están frente a un suceso claramente de soberanía y dignidad. Les molesta, les da urticaria que Correa no se allane “a los hechos” (la agresión de marzo 1/2008 en Angostura, frontera con Colombia) y claman al cielo porque se restablezcan las relaciones amistosas que siempre se han dado con Colombia, especialmente si lo “que tuvo que hacer Uribe” fue contra el terrorismo de las FARC. Inclusive publicaron algunos medios impresos unas publicidades pagadas que un neofascita de nombre Antonio Ricaurte, publicó en notas publicitarias muy destacadas (y muy costosas) incitando “a no permitir que los criminales de las FARC actúen en Ecuador” (en uno de esos cintillos neofranquistas se incluyó una foto de la periodista y asambleísta María Augusta Calle, casi como incitando a su eliminación física).

Las demandas, los rechazos, las alertas que han publicado en estos días por la incautación de alrededor de 200 empresas que, a nombre de testaferros y compadres, mantenían funcionando con utilidades millonarias los hermanos Isaías, autores de un atraco multimillonario que se llamó liquidación de Filanbanco; y quienes gozan en Miami del amparo del Tío Sam. La acción tomada por el nuevo Gerente de la AGD (que ocasionó beneplácito nacional) es motivo de dudas, mal interpretaciones, amenazas y más de los voceros de los grandes medios de (in)comunicación social, quienes ya hablan de confiscación, que se ha eliminado el derecho a la legítima defensa y más. Y le endosan al Presidente Correa “esta acción contra la libertad de expresión” solo porque entre las empresas incautadas hay canales de televisión de señal abierta, que siempre estuvieron en propiedad de los hermanitos prófugos y sus testaferros. “Pero que no cambie su línea editorial” era el “clamor” de la gran prensa, a la que se unió la vieja celestina de la Sociedad Interamericana de Prensa, el Grupo de Diarios de América, los “reporteros sin fronteras” y otros organismos regionales de defensa de la libertad de prensa, siempre y cuando sea a favor de medios que “luchan por la libertad y la democracia” así sean gobiernos genocidas y criminales como Pinochet, la Junta Militar Argentina o Uribe.

Se han lavado la cara

Dice la sabiduría popular que “no hay mal que por bien no venga”. El mal, en el caso de esta agresión a mansalva de los mass media del sistema contra todo lo que suene a cambios estructurales, a limitación de privilegios, al cobro de impuestos a los que nunca pagaron, al combate contra la corrupción de altura, se ha desembozado, ha terminado por identificarse plenamente y a nivel mundial.

Verdad es que esta “orientación” viene dándose desde que comenzó a desarrollarse la comunicación mal llamada social, especialmente contra “aventuras” como la revolución bolchevique (1917) a la que la gran prensa mundial dedicó toda clase de mentiras, cuentos, acusaciones y tergiversaciones, hasta contribuir en buena medida a su desmoronamiento. Luego, en América Latina, llegaría la revolución cubana; y contra ella, los mass media del sistema, ya van para 50 años de inventar, ignorar, tergiversar todo lo que sea contra esa experiencia socialista, única en la historia de la humanidad.

Contra Hugo Chávez, en poco menos de 10 años, la agresión mediática (interna y externa) no conoce fronteras. Pero Chávez y la Venezuela de las misiones y los cambios, sigue manteniéndose firme, adelante, a pesar de este tipo de terrorismo que tiene un gran director de orquesta: la cantidad de “apoyos” entre los cuales destaca la gran prensa “occidental y cristiana”.

Rafael Correa, en Ecuador; Evo Morales, en Bolivia; Daniel Ortega, en Nicaragua; y hasta la inofensiva Cristina Fernández, en Argentina, son objeto de este tipo de agresión mediática, en la medida en que estos gobiernos ensayan cambios, transformaciones, largamente esperadas por sus pueblos. Pronto le llegará la hora a Lugo de Paraguay, quien “amenaza” con introducir una política popular en su torturada patria.

Esta política (de terrorismo mediático) sin embargo, nos permite en nuestros países subdesarrollados identificar y clarificar la verdadera esencia y el rol de vanguardia del sistema neoliberal oligárquico que tienen estos medios, desde hace rato, en la medida en que se convirtieron en prósperas empresas comerciales y en “engaña bobos”, por desgracia, de muchos millones de seres humanos indefensos.

Hoy en día –y esto es lo positivo– los medios del complot mediático ya no se cuidan de guardar las apariencias, esas que hasta hace poco les servía de pantalla para aparecer como democráticos, amplios, objetivos, defensores de los más caros intereses del ser humano. Aquello ya es historia. Hoy son las mortíferas ametralladoras que defienden el sistema sin subterfugios, descaradamente.

Los paraperiodistas disparan y matan

Y en esta “batalla” (agresión, diría yo) los medios han desarrollado todo un diagrama de mandos, submandos, oficialidad y tropa, que cumplen sus funciones, en sus respectivos niveles.

En la cúspide están esos organismos internacionales y nacionales que generan “el pensamiento” anticambios, de defensa del sistema, de desprestigio “del enemigo”. Los más visibles son la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa), el GDA (Grupo de Diarios de América), Reporteros sin Fronteras. Tras ellos están esas fuerzas del poder real, que no aparecen sino muy de vez en cuando, para proclamar alguna “verdad revelada” o anatematizar contra algún “eje del mal”.

A nivel de “locaciones” actúan los mayordomos o huasicamas del sistema, mejor conocidos en Ecuador como “los pelucones”. Son accionistas cuando no directores o propietarios de la gran prensa. Son los que determinan, a través de sus porteros de redacciones o “analistas” ¡qué está bien y qué está mal!; a quiénes no entrevistar y a quiénes sí, quienes son “enemigos” y quienes son “amigos o aliados” de la libertad de prensa. Desde luego, entre estos hay unos cuantos periodistas que un día fueron “de izquierda” pero que terminaron de “cerebros grises” de la globalización, la doctrina social de mercado, la pluralidad informativa y otros enunciados de este jaez (hay que recomendarles que lean “La impostura de los economistas” de Michel Musolino, un economista francés decente y limpio). Pero estos caballeros (si es que lo son) “analizan, descubren, investigan el agua tibia” y proveen de las bombas y las balas que deben lanzar sus subalternos.

En un tercer nivel, esta vez operativo, están todos esos “compañeritos” que tan sabios y solemnes aparecen en pantallas de la empresa televisiva; o que escriben unos articulazos enjundiosos e irrebatibles, en las páginas de los medios impresos del sistema; y defienden o atacan desde los micrófonos de las estaciones radiales. A ellos les corresponde el apelativo de paraperiodistas del terrorismo mediático que está plenamente activo en todo el continente. El término es un paralelismo de los paramilitares colombianos y sus acciones de “seguridad democrática” que han ocasionado miles de muertos y millones de desplazados. Solo que los paraperiodistas tratan de aniquilar la conciencia social de los pueblos (y lo han conseguido en algunos casos).

En la escala receptiva, está la gran masa de perceptores de los mass media, a quienes se ametralla todos los días, a toda hora, con una suerte de mensajes supuestamente informativos y de “recreación” que pretende consolidar la mentalidad sumisa, única manera de preservar la “democracia y la libertad” al estilo neoliberalismo, por los siglos de los siglos. Solo que hay síntomas que la “operación debilitamiento social y político” al parecer está desacreditándose. No de otra manera puede explicarse, por ejemplo, el repetido triunfo electoral (a pesar de la última derrota) de Chávez y su revolución bolivariana; o la “revolución ciudadana” proclamada por Correa. Es que el ciudadano y la ciudadana común y corriente ya no traga cuentos, peor ruedas de molino. Como que está desarrollando una conciencia social.

Nota publicada por el portal de la FELAP (www.felap.info)