En La Habana, la SINA ha acrecentado, la primera semana del mes en curso, sus habituales acciones con la excusa del 4 de Julio. Souvenires entregados a los asistentes que, con total descaro, concurren a esa dependencia o a la casa del jefe de la Oficina de Intereses; indicaciones de maniobras de desestabilización y el pago por sus servicios a los mercenarios se han reiterado además de una serie de videos, como la videoconferencia del cubanoamericano Carlos Gutiérrez, co-presidente de la Comisión encargada de aplicar el Plan Bush, según denunciara el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba en su Declaración del 2 de julio. Los cursos para supuestos "periodistas independientes" y la entrega de celulares, computadoras y propaganda subversiva ya forman parte del paisaje gracias a la financiación de la USAID y los 45 millones de pesos asignados por la Casa Blanca con intención de producir una ruptura en la revolución cubana.

La contrarrevolución tan bien alimentada no llega, sin embargo, a agrupar a un centenar de personas, que hacen mucho escándalo pero tienen muy poco predicamento y gran rechazo en la clase trabajadora, tanto, que es necesaria la intervención de la policía femenina para proteger de la ira de los ciudadanos a estos revoltosos cuando hacen una puesta en escena. Si los autodenominados “disidentes” tuvieran reputación y ascendiente, en el culto e informado pueblo cubano, ya hubieran obtenido bancas en las Asambleas Municipales por haber sido postulados por sus vecinos en las reuniones celebradas en las circunscripciones que forman cada municipio, al figurar sus nombres entre los candidatos posibles, que son hasta 8 por distrito y donde ni se atreven a presentarse para evitar la repulsa.

Gigantescas Ferias del Libro, Conciertos Populares y una Gala en homenaje al pueblo norteamericano ofreció Cuba con motivo de la fecha de la Independencia de los EE.UU. neutralizando las bullas insidiosas encargadas por la SINA.

La conexión: terroristas-exilio anticubano-CIA-Casa Blanca fue expuesta durante tres días en la Mesa Redonda Informativa de la televisión cubana, cuando los servicios de inteligencia de la isla pusieron al descubierto la condición del actual jefe de la SINA, Michael Parlmy como entregador de dinero proveniente de Santiago Álvarez Fernández, uno de los más connotados terroristas de Miami, a Martha Beatriz Roque, que figura a la vanguardia de estos grupúsculos.

El colmo del cinismo yanqui se acaba de producir en la voz del titular de la Oficina de Intereses Norteamericana quien dijo que EE.UU. pondría a disposición de Cuba la conexión a Internet a través de sus compañías para que el pueblo pudiera "pensar por sí mismo" cuando, más allá del show mediático y malintencionado de este funcionario, se sabe del bloqueo impuesto por las sucesivas administraciones que impiden la conexión al cable de fibra óptica indispensable para la implementación del servicio en banda ancha a fin de que se beneficien todos los cubanos. Esto, hasta que se materialice la oferta de Venezuela, por lo cual el gobierno revolucionario tiene dispuesta mientras la conexión satelital, mediante cable coaxial, con lo que logró garantizar a los ciudadanos la entrada a Internet en sus lugares de estudio o de trabajo.

El imperio redobla su intrusión en nuestras patrias con el envío de la IV Flota, y la mascarada de que es inofensiva, según dijera en la Casa Rosada el enviado a Buenos Aires, Thomas Shannon, quien no explica para qué trae entonces tantos pertrechos que incluyen portaviones nucleares.

Nada debe extrañar de un gobierno que distribuye sangre y horror, protege a los terroristas como Posada Carriles y Bosch, que disfrutan libres por las calles, y mantiene a los antiterroristas, como los Cinco Cubanos, en cárceles de máxima seguridad en cumplimiento de severas e injustas condenas, hecho cuestionado por personalidades y organizaciones de orden mundial, como el Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de la ONU, el 27 de mayo de 2005 y Amnistía Internacional, ninguno de los dos sospechados de castristas.

Cuba, en tanto, sigue siendo una isla también en el sentido de que nada ni nadie, a pesar de la SINA y sus secuaces, decide en las disposiciones de su gobierno revolucionario, tal como acaba de advertirlo el compañero Raúl Castro al explicar que jamás aceptará presiones de Washington: “Es iluso soñar que un pueblo que ha resistido actos terroristas, guerra económica y agresiones de todo tipo durante medio siglo, va a renunciar a conquistas fruto de enormes sacrificios, sólo para satisfacer a determinados círculos de poder de los Estados Unidos o a quienes los secundan en otras partes”:

El programa del Moncada, que elaborara el compañero Fidel, se cumplió con creces a pesar de las agresiones ininterrumpidas del enemigo que vive a sólo 90 millas, por la decisión de pueblo y gobierno. El resto, ¡cuánta lucha sofocada, cuántos puños cerrados, cuánta bronca contenida, cuánta resistencia, cuánto poner el cuerpo hasta la Victoria, América Nuestra!.

(*) Miembro del Movimiento Argentino de Solidaridad con Cuba