Veamos la lista: intento de golpe de estado en Paraguay apenas a unos días del ascenso al gobierno del clérigo progresista Fernando Lugo. Conspiración de varios oficiales venezolanos para derrocar al presidente Hugo Chávez. Recrudecimiento de la actividad desestabilizadora en Bolivia con actividades separatistas, atentados al poder central y violencia en las calles.

En fin, todo un refinado programa de ataque contra los sectores progresistas y revolucionarios que en el hemisferio intentan un cambio con verdadero sentido popular ajeno a los intereses de la Casa Blanca.

Resulta evidente que por estos días es precisamente Bolivia el epicentro de la actividad contrarrevolucionaria, a partir de que es allí donde la reacción interna, desde varias casas de gobierno departamentales, se pliega a los planes de Washington.

En el país andino se juega la carta de la pretendida “insurrección civilista” que persigue hacer creer al mundo que la administración de Evo Morales es incapaz de asegurar la gobernabilidad nacional y por tanto debe ser sustituida y revocada por cualquier medio.

No importa que en reciente referendo nacional, donde expuso su cargo al criterio público, el Presidente indígena ganase setenta por ciento de los votos, ni que un elevado número de ciudadanos apruebe el plan oficial de llevar a consulta masiva la nueva Constitución de corte progresista, que a duras penas logró redactar una saboteada y agredida Asamblea Nacional.

Todo hace pensar que Washington, cuyo embajador en La Paz fue expulsado por sus reiteradas acciones subversivas e interventoras, interpreta que Bolivia resulta ahora “el punto más débil” de la cadena, y por tanto el lugar donde iniciar la actividad de ruptura del bloque progresista que se va integrando en América Latina y el Caribe.

Solo que, es evidente, estos tiempos tienen otros tonos. Venezuela, en solidaridad con Evo Morales, ha frenado sus relaciones con el imperio, y numerosos gobiernos de la zona defienden el criterio de que el pueblo boliviano tiene pleno derecho a ejercer su independencia sin injerencias del Norte.

De manera que en pleno corazón del Sur las lanzas empiezan a quebrarse entre aquellos que defienden la democracia ante las apetencias hegemónicas de la Casa Blanca y la reacción.

Agencia Cubana de Noticias