Es que para los periodistas, trabajadores de prensa, comunicadores sociales del oeste del conurbano bonaerense Eduardo se tomó solamente un recreo y para pintarlo un poco más, está el reflejo de lo que paso en su “no querido” velatorio de tres horas.

Todos sus amigos y compañeros se reían de anécdotas vividas con él a lo largo de todos estos años.

Sucede que el Edu se movilizaba en silla de ruedas debido a que hace muchos años tras un asalto sufrió el impacto de varios disparos que lo dejaron inválido de por vida y por lo tanto comenzó a ganarse apodos como “Ruedita”, “El rengo” o “El cuervo” ya que también era fana de su querido San Lorenzo de Almagro.

Fue así que con el advenimiento de la democracia y con la efervescencia de los medios alternativos locales y regionales Eduardo hizo su incursión en los mismos donde aprendió el oficio de comunicar y del cual nunca se alejó.

Aún con su discapacidad nunca perdió su enorme sonrisa, su afabilidad y menos su generosidad que lo hizo merecedor de ganarse el afecto de quienes lo conocimos.

Tampoco dejo de llevar la práctica militante en su organización gremial, “La UTPBA” a la que quería con fervor y lo demostraba con su presencia en cada asamblea u otra actividad del sector.

Trabajó en periódicos y radios siempre en defensa de los discapacitados lo que lo llevó a ser uno de los periodistas zonales más queridos.

Es por ello que los que convivimos con el “Rengo”, “Ruedita” o el “Cuervo” lo llevaremos en nuestro recuerdo como él quería; con una sonrisa!

NOTA DE LA REDACCIÓN: Los que hacemos esta Agencia 144 proponemos recordar a Eduardo con un minuto de risas –mientras tomamos una birra en algunos de los boliches que supimos parar- como homenaje a quien nos enseñó a reírnos de nuestras discapacidades. Chau Rengo.

Nota publicada por la Agencia 144 (http://www.agencia144.com.ar/home.html)