A esto hay que sumarle el conflicto armado en la legislatura paraguaya contra el recientemente asumido Fernando Lugo y las “presteza” de la justicia estadounidense en pedir extradiciones de los narco-para-militares colombianos que cada día confiesan la fuerte ligazón del presidente Alvaro Uribe con los grupos ultraderechistas que continúa actuando en el país.

Buscar las causas de la nueva embestida de los Estados Unidos, cuando se supone que la administración Bush está en retirada, nos permiten revisar las últimas noticias sobre la integración de Nuestra América.

Que la Argentina y Brasil hayan decidido dejar de lado el dólar como moneda de intercambio comercial entre los dos países, representa un buen paso hacia la integración definitiva y, por supuesto, un duro golpe para las aspiraciones neocoloniales del imperio.

Que avance a paso firme la idea de crear una fuerza de Seguridad Latinoamericana, dejando de lado la “gentil” ayuda de la IV Flota, para proteger no sólo las riquezas naturales sino también a los gobiernos populares, es otro golpe para el imperio.

Que frente a la brutal agresión de los prefectos bolivianos de la media luna financiada y apoyada por la embajada de los Estados Unidos, los gobiernos de la región hayan reaccionado en defensa de la institucionalidad en Bolivia, echan por tierra la peregrina idea de crear un nuevo estado dentro del estado soberano como pretende el imperio.

La idea secesionista, que incluye también avanzar en Venezuela sobre el estado Zulia y en Ecuador sobre Guayaquil, también pierde fuerza a partir de la firme decisión de los gobiernos populares.

Que en Ecuador, el pueblo esté a punto de aprobar por mayoría demoledora el texto de la nueva constitución que impide para siempre que haya fuerzas militares estadounidenses en su territorio y que sienta las bases para el Socialismo del Siglo XXI, también es una muy mala noticia para el imperio.

En definitiva, que los pueblos de Nuestra América continúen su marcha hacia la integración es un trago muy amargo para un imperio que ya disfrutó demasiado del mundo unipolar al servicio de sus ambiciones desmedidas.

Poco a poco, los gobiernos de la región dejan de comprar las recetas de los organismos multilaterales de crédito y abandonan viejas y convenientes estrategias de división que llevaron adelante las oligarquías vernáculas.

Ante este panorama, es importante no perder de vista el trabajo sucio de los grandes medios de comunicación que siguen diciendo, a pesar de que Morales fue ratificado con casi el 70 por ciento de los votos, que la sociedad boliviana está dividida en dos y no que se trata de una banda de sediciosos asesinos y racistas que no quieren perder sus privilegios.

También, insisten en la Argentina con la historia de la valija de Antonini Wilson y los 800.000 dólares “para la campaña electoral de Cristina Kirchner”, para ensuciar de una sola vez a los gobierno de Venezuela y de Argentina.

Repiten, cada vez que pueden, que Evo Morales es un títere de Chávez y se “alarman” cuando Lula Da Silva dice que Brasil se va a armar para defender sus recursos naturales.

Mientras tanto, hablan de libertad de prensa, de los peligrosos discursos de Chávez y Correa y se preparan para atacar al frente Farabundo Martí de Liberación Nacional que está a punto de ganar las elecciones en El Salvador.

Se puede decir que es normal que los grandes medios de comunicación defiendan los intereses del imperio; se puede agregar también que los dirigentes de Nuestra América no son lo suficientemente sólidos a la hora de contrarrestar su prédica desestabilizadora, pero se trata de estar alertas y de dejar de creerles cuando dicen que “la gente está con el campo” en la Argentina o que la “libertad de prensa está amenazada en Ecuador y Venezuela”.

Los medios mienten. Ocultan. tergiversan e intentan adormecer a los pueblos pero no saben, o mejor dicho, no pueden aceptar, que esta vez Nuestra América despertó para siempre.

Nota publicada en Nuestra America.info (http://www.nuestraamerica.info/leer.hlvs/5337)