Cumbio o Agustina, estudia y se proclama “flogger” y en los últimos días brindó un baño de palabras y conceptos simples sobre la sexualidad, la juventud, los códigos, los adultos y los periodistas. Precisamente, estos últimos ,fueron sobre ella para intentar comérsela cruda. Perdieron. En su propio territorio: el circo mediático.

“Soy bisexual, ¿vos qué sos?”; “ yo vine a hablar sobre qué significa ser flogger no de cómo hago el amor, vos cómo lo haces”; “la juventud se mueve como puede y hacia donde puede, en un mundo donde los adultos nos quieren guiar y ellos mismos no se pueden llevar”; “¿dónde estudiaron periodismo?”.

Y Cumbio no paraba. Los ridiculizaba tan sólo con una clara dicción, sin juncos alrededor de sus palabras directas, simples y al pecho, como cuando le dijo a un conductor: “tus hijos me escriben todos los días, vos hablás con ellos”.

Cumbio o Agustina, de 17 años ya anuncia que seguirá la profesión de algunos leones hambrientos “voy a estudiar periodismo”. Cumbio recibe 500 msn, su flog ha tenido más de 18 millones de visitas y junta a casi 5.000 flogers los fines de semana en el Abasto.

Cumbio lidera. Lidera con tranquilidad ¿Hacia la nada?, ¿hacia la resistencia a mayores regordetes y burgueses que se espantan porque Agustina tiene novia, y novios. Cumbio es hija de laburantes, clase media baja. Madre ama de casa, padre plomero.

Cumbio ya es objeto de deseo de las marcas de zapatillas, ropas, casas de música, peluquería. “Marca tendencias”, dicen los sociólogos del consumo.

Cumbio-seguramente- será efímera. Mientras atiende a payasos del circo, psicólogos (“ustedes se estudian la mente propia”), in-comunicadores, sociologas, padres asustados y a sus pares.

En uno o dos años Agustina o Cumbio ya no será lo que es. Y cada uno habrá hecho su bolsillo, hoy las tribus urbanas son noticia. Y negocio.

Nota publicada en Buenos Aires Sos (http://www.buenosairessos.com/articulo-302.html)