Entre hoy y mañana, el convivio promovido por el Instituto Nacional de Cultura y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo en el marco del proyecto AECID-INC Perú Cultura y Desarrollo 2008, recibirá a “a todas las personas e instituciones vinculadas a la cultura en nuestro país al debate sobre cómo impulsar mejor las políticas culturales y cómo fortalecer institucionalmente la cultura en el Perú”. Luego que esta asamblea y sus ocho equipos contratados lleve a cabo tan interesante propósito ¿cuál será la primera conclusión cultural importante a que arribe? Aspiraríamos a equivocarnos pero no es inválido el cuestionamiento: “Por unanimidad y aclamación los participantes acordaron presentar ante el gobierno del señor Alan García Pérez la candidatura al ministerio de Cultura de la actual directora del INC, Cecilia Bákula por tales y múltiples razones, bla, bla, bla”.

Dos hechos notables se plantean frente a una reunión que tiene como propósitos los siguientes acápites: “1) Patrimonio cultural, museos y espacios. Presentación del patrimonio y el conocimiento. 2) Producción de contenidos y sentidos (Cine, audiovisual, radio y televisión). 3) Música. 4) Artes plásticas y visuales. 5) Artes escénicas. 6) Culturas vivas: Pueblos, prácticas y patrimonio inmaterial. 7) Animación y participación sociocultural. 8) Lectura, libro e industrial editorial........Estos ocho grupos de trabajo han tenido una mirada proactiva sobre el futuro cultural de nuestro país, buscando consensos y proponiendo acciones concretas. Han movilizado a más de 100 personas que han querido repensar sobre las políticas necesarias para impulsar esta importante actividad. Cada grupo de trabajo ha elaborado un documento que sintetiza el intercambio de ideas realizado”, tal como reza la convocatoria.

En ninguna parte se hace alusión a esfuerzos precedentes y que tuvieron la envergadura y representatividad necesarias como para constituirse en referencias ineludibles. De lo contrario estaríamos frente a la muy criolla y manipuladora tesis tan en boga en la vida peruana de presumir que la historia comienza con los actuales acontecimientos. Hecho que a más de ridículo es absolutamente falso. Durante el gobierno de Toledo, el escultor Víctor Delfín presidió una Comisión de Cultura que luego de dos años de intensa labor presentó un documento impreso producto de tal trabajo. En el Congreso anterior, la entonces legiferante Elvira de la Puente, mocionó, promovió y logró sacar adelante un proyecto sobre el ministerio de Cultura y estuvo fuertemente enlazada con equipos profesionales de sólida base intelectual cuanto que cultural. Entonces para los del convivio que se inicia hoy en el Museo de la Nación y que pretenden, en encomiable dinámica, dar luces sobre la cultura ¿todo lo anterior no sirve para nada? ¿L’etat c’est moi?

Conviene esclarecer qué pito toca en asuntos culturales del Perú nada menos que una Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, AECID, o ¿también los contratos laborales pagados de quienes han participado en este proyecto contempla el silencio acrítico de los concursantes? Cuando los socios de la expoliación llegaron al Perú, capitaneados por el porquerizo de Trujillo de Extremadura, Francisco Pizarro, al lado del cura Hernando de Luque y Diego de Almagro, la cultura y sus expresiones en nuestros confines, preíncas e incas, ya tenían algunos miles de años. ¡Precisamente, el aniquilamiento y extirpación raigal de estos alcances fue obra de los que arribaron a imponer sus modos de producción y costumbres distintas, nunca en beneficio de la mayoría sino de lo que rendía réditos a los intrusos!
Se anuncia un congreso de políticas culturales para diciembre sobre el molde en que ha discurrido el proyecto financiado y pagado por AECID. ¿Son, la cultura y sus múltiples derivaciones, manejables por asambleas que producen consensos coyunturales con direcciones más o menos previsibles? ¿qué garantía hay que no sea la plataforma de lanzamiento de la candidatura de la ultramontana y ultra-reaccionaria dama católica Cecilia Bákula a una cartera ministerial?

Es evidente que se trata de pavimentar la carretera del facto. Si no existe el ministerio de Cultura hay que crearlo. Y conviene premunir al país de “políticas culturales” bajo la premisa que nada de lo anterior sirve, tiene utilidad o valor y que quienes allí participaron son incapaces de seguir aportando al sector. En buena cuenta hay que impulsar la perversa práctica de “quemar” al resto para caminar en la soledad mediocre y tan moderna de nuestros días de asambleísmos y minorías asalariadas pero con guíones muy bien elaborados y copadores de puestos públicos.

El matrimonio oculto de tendencias que van desde la ultramontana caverna católica hasta la rabanería caviar tan huérfana de votos como de seguidores en las calles, es de un descaro impresionante. El objetivo final es, a como dé lugar, promover a Cecilia Bákula a una cartera en el gabinete. ¿AECID es una cabecera de playa de España en este propósito?

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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