A la vez, el envejecimiento es universal y propio de todos los seres vivos; irreversible, heterogéneo e individual. Además, está en concordancia con el medio ambiente en términos externo e interno. Entre los primeros están las condiciones de vida de la persona, la atención de salud, la alimentación y factores psicológicos y sociales, entre otros.

Se plantea igualmente que el envejecimiento es un fenómeno no solo individual, sino también poblacional. Un habitante de la Roma antigua, por ejemplo, tenía un promedio de vida de entre 20 y 22 años, mientras que en 1900 un ciudadano europeo podía vivir hasta los 50 años de edad.

Según el Fondo de Naciones Unidas para Población, la esperanza de vida en el mundo había aumentado en el año 2000 de aproximadamente 50 años en 1900, a 63,3 años para los hombres y 67,6 para las mujeres; y, en el 2007, alcanzó valores de 71,1 y 78,7, respectivamente.

Mas no todas las poblaciones del mundo presentan el fenómeno global del envejecimiento, ya que ello está en dependencia de sus sistemas económico-sociales. Elementos que influyen en los indicadores de esperanza de vida y de natalidad. Por este motivo es que resulta rebatible la afirmación de que ocurre un envejecimiento de la población mundial globalmente.

Realidad en la que se desestima los índices de desarrollo y, por tanto, de supervivencia de las naciones subdesarrolladas, que hoy representan las casi tres cuartas partes de la población mundial. Al respecto la mayor de las Antillas constituye un caso único.

Entre las medidas de carácter enfermizo que plantea el Gobierno de Estados Unidos en su política de anexión y dominio de Cuba, está la creación de un mecanismo —la llamada Comisión para la Restitución de los Derechos de Propiedad—, que tendría entre otros objetivos la abolición del sistema de pensiones o, lo que es igual, del sistema de Seguridad Social del que disfrutan los cubanos desde hace tantos años.

Para ello el autodenominado Gobierno de Transición crearía un llamado Cuerpo de Ancianos, que obligaría a trabajar a todos los jubilados —quienes dejarían de cobrar sus merecidos años de trabajo— y ulteriormente realizaría “una reforma radical del sistema de pensiones, diseñada por el Gobierno de Washington”.

Así, las personas adultas mayores se verían en la necesidad de trabajar y depender de la caridad pública en ese diseño futuro, entre otros problemas y situaciones no solo relacionados al cuidado y protección de la salud, sino también de la dignidad humana.

Como explicó en entrevista el profesor doctor Eugenio Selman-Housein Abdo: “Cuba es el único país del mundo que puede brindarle a su pueblo la posibilidad de llegar a una longevidad satisfactoria; su Sistema de Salud está reconocido como el mejor del mundo y con índices excelentes.

“Nuestra esperanza de vida actual es de 77 años de edad, índice que repercute en el sistema de pensiones (y que seguirá aumentando); en el caso de la mortalidad infantil su índice (5,3 por cada mil nacidos vivos), es menor al de Estados Unidos.

“En la actualidad tenemos miles de técnicos y profesores de educación física quienes brindan sus servicios en círculos de abuelos y en hogares de ancianos...En letras mayúsculas se incluye también la actividad cultural del país; primero, porque ayuda espiritualmente a la persona, a la vez que resulta una magnífica terapia contra el stress, en especial, para los adultos mayores.

Todo ello constituyen logros del estado revolucionario cubano en el sector de la salud. Avances que jamás podrán ser destruidos por el proceder quimérico del Imperio…”

Agencia Cubana de Noticias