La UTPBA lamentó profundamente que con la liberación de Ríos, de los nueve condenados sólo cuatro permanezcan detenidos: el ex policía bonaerense Gustavo Prellezo, el ex comisario de Pinamar Pedro Gómez y los “horneros” José Luis Auge y Horacio Braga, aunque en el caso de estos últimos debido a que violaron su libertad condicional.

“La libertad de Gregorio Ríos, como antes fueron las de Sergio González, Aníbal Luna y Sergio Camaratta, quienes tampoco cumplieron sus condenas debido a artilugios legales, contribuye a profundizar el descreimiento en la justicia no solo de los familiares, amigos y compañeros de José Luis, sino también de un amplio sector de la sociedad que nos acompañó en cada uno de los actos de denuncia”, enfatizó la UTPBA.

Ríos, ex jefe de la custodia del empresario Alfredo Yabrán (quien estaba sospechado de ser el autor intelectual del crimen, pero nunca fue acusado porque se suicidó en mayo de 1998), había sido condenado a prisión perpetua en febrero de 2000 por encontrarlo responsable del ser el instigador del asesinato de José Luis.

En septiembre de 2007, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, anuló un fallo del tribunal de Casación permitiendo que poco a poco los condenados consiguieran la libertad antes de tiempo, al ratificar sus condenas.

Sin embargo, por diferentes vericuetos legales, esas medidas no se efectivizaron, con la salvedad de Auge y González que fueron nuevamente detenidos al comprobarse que habían violado las condiciones impuestas para su libertad, Prellezo por haber presentado su apelación fuera de término, y Gómez porque fue juzgado más tarde.

La UTPBA recordó en varias oportunidades que “el fallo de febrero de 2000 no llegó al fondo. La interpretación acerca de que José Luis fue asesinado por su tarea profesional, los indicios que pesaban sobre el empresario Yabrán y las condenas para Ríos, Prellezo, los horneros, Luna, Camaratta y el ex comisario Gómez no alcanzaron a darle la verdadera entidad al hecho”

También, la entidad que nuclea a los periodistas remarcó que “la búsqueda de una verdadera justicia se produce a partir de una construcción colectiva, en la que la respuesta no puede ser sólo corporativa, y que debe tener –como sucedió durante casi una década- la intervención de todos los sectores que componen una sociedad”.