De cabello gris, mirada intensa, con un rostro que refleja sabiduría y años de lucha, así es Franklin Cabascango, un docente que durante cuarenta años se ha dedicado por completo a su profesión, sin olvidar su origen y lo que le motivó a luchar por la educación gratuita.

Con un semblante alegre y vivaz, orgullosamente exclama: “tengo el honor y el privilegio de haber nacido en la tierra más bella, Otavalo, donde mis ojos se abrieron al contacto de los campos, de las lagunas y el sol, en una ciudad de ponchos, chalinas y luceros, donde se entonan flautas y rondadores”.

Durante su niñez, muy alegremente, de la mano de su madre asistió a la escuelita fiscal José Martí, donde conoció a maestros de gran calidad humana y un espíritu de orientación a los niños de aquel entonces. Durante su adolescencia, transcurrida en el Colegio Nacional Otavalo, su inquietud y energía se vieron reflejadas en su dedicación al deporte, además de haber estado ubicado entre los mejores estudiantes.

Ahí hubo un hecho que marcó significativamente su vida: desde su infancia había conocido a un niño huérfano muy inteligente, pero que por su pobreza no había podido ingresar al colegio: “protesté pues no creía justo que un niño tan inteligente no vaya al colegio, teniendo toda la capacidad. Al graduarme entendí que quería ser psicólogo y también maestro, sentía que era necesario luchar por la educación, para que todos los niños pobres del Ecuador puedan ser los profesionales que sueñan”.

Ya en la universidad, tras cursar cuatro años de estudio en las aulas de la Escuela de Psicología en la Facultad de Filosofía de la Universidad Central, recibe un nombramiento como profesor auxiliar en la Facultad que lo vio formarse, dictando la cátedra de Psicología Experimental. Así se inició una vida profesional de compromiso con el pueblo.

Luchador incansable por la gratuidad de la educación, expresa: “hoy que se ha logrado la gratuidad de la educación, tras una dura lucha, me siento satisfecho, creo que los niños y los jóvenes pobres podrán educarse y ser los profesionales que anhelan, tengo absoluta confianza en la juventud y en la niñez que quiere estudiar. De esta manera le brindo un homenaje a ese niño pobre que fue mi compañero de escuela, y a todos los niños pobres del Ecuador”.

Sus experiencias vividas le han dado la sabiduría para formar profesionales de calidad y con conciencia social, pues considera que “este país necesita de líderes, jóvenes con una educación científica y social, de cambio, que beneficie al pueblo ecuatoriano, pues son la esperanza del país y serán ellos quienes puedan seguir haciendo los cambios que hemos soñado”,

Por su carisma, desempeño profesional y convicción revolucionaria, se ha ganado el aprecio y apoyo de sus alumnos, colegas y gente que le rodea, por lo que ha recibido condecoraciones y reconocimientos al mérito educativo, además de haber ocupado varias dignidades, entre las que destacan: Decano de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, Presidente de la Federación Nacional de Profesores Universitarios y Politécnicos del Ecuador (FENAPUPE), Miembro del Consejo Nacional de Educación Superior (CONESUP), Miembro principal de la Asociación de Universidades Públicas y Politécnicas del Ecuador (ASUEPPE), y actualmente es Vicerrector Académico de Investigación y Posgrado de la Universidad Central del Ecuador (2004-2009).

Ya en la recta final de su periodo como vicerrector, Franklin Cabascango mira con optimismo el nuevo rumbo que está tomando la gloriosa Universidad Central del Ecuador, que lo vio llegar ansioso por aprender y superarse, cumpliendo satisfactoriamente su deseo de ser docente, confiando en los jóvenes soñadores que asisten a la Universidad.