Entre una rosa blanca y una roja no hay diferencia, más que en su color; lo mismo ocurre entre los pueblos indios, negro y mestizo de nuestro país”. Pensamiento maduro con el que Martina Quilumbango, estudiante del colegio Federico Páez de Otavalo, retrató a la sociedad ecuatoriana en medio de los debates producidos en el Primer Congreso de Estudiantes Indígenas, realizado el pasado 28 de noviembre.

Hasta ahora conocimos de asambleas, reuniones, convenciones de organizaciones indígenas en general, pero es la primera vez que se realiza un congreso estudiantil de esta naturaleza. La iniciativa surgió de la Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador FESE para “incorporar organizativamente a este importante sector de la juventud que ha sufrido la opresión y discriminación de un Estado erigido sobre los pilares de la explotación capitalista y la opresión nacional”.

El evento efectuado en el Coliseo Instituto Superior República del Ecuador, de la ciudad de Otavalo, al que asistieron poco más de ochocientos delegados de diez provincias, discutió en diez comisiones y en una reunión plenaria dos temas centrales: la actual situación política del país y las condiciones en las que se desenvuelve la educación intercultural bilingüe.

Los delegados valoraron como positivos varios acontecimientos que se producen en el Ecuador de hoy, particularmente que la nueva Constitución reconozca el carácter plurinacional, pluricultural y multiétnico de nuestro país, con lo que “no solo se reconoce una realidad existente desde hace muchos años, sino que se reivindica a los pueblos indígenas sometidos a la discriminación”.

Temas como la denuncia respecto de los responsables del antipatriótico endeudamiento externo o como el pedido de salida de las tropas norteamericanas de la base de Manta fueron entusiastamente respaldados, así como también se criticó la negligencia con la que actuó el ministro de Educación, Raúl Vallejo, para atender la entrega del carné estudiantil, conseguido por efecto de varias movilizaciones locales y nacionales.

Alto interés, y sobre todo preocupación, motivó la discusión respecto del sistema de educación intercultural bilingüe. Es un hecho que al respecto el Ministerio de Educación tiene mucho que hacer. Si en los centros urbanos nos encontramos con establecimientos educativos en pésimas condiciones materiales, en las zonas rurales los problemas se multiplican.

Actualmente se invierte 150 dólares por cada estudiante del sistema educativo intercultural bilingüe, mientras que en el sistema educativo convencional se invierte, como promedio, 320 dólares por estudiante; debido a la falta de partidas docentes y de maestros capacitados para impartir clases en el sistema intercultural, solamente el 40% de ellas se lo hace en Kichwa, lo que actúa en detrimento de la afirmación de elementos de identidad cultural.

Frente a los graves problemas que afectan al sistema intercultural bilingüe, el Congreso aprobó una plataforma de reivindicaciones de la que resaltamos dos aspectos:

Resoluciones

1.- Socializar y fortalecer el contenido del Modelo Educativo de Interculturalidad Científica.

2.- Contar con un Diseño Curricular que tome en cuenta: un currículo vinculado a la producción y que lleva consigo las necesidades de cada pueblo o nacionalidad, con actualización científica en sus contenidos y apoyado en el desarrollo tecnológico; un bachillerato ligado a los problemas del país, de la vida pero que dé soluciones a los mismos; racionalización de la carga horaria, poniendo atención a las actividades que vinculen la enseñanza y la práctica.

El Congreso finalizó con la elección de una Comisión Coordinadora de los Estudiantes Indígenas, que forma parte del Comité Ejecutivo Nacional de la FESE. Esta comisión estará presidida por Patricio Ortiz, estudiante del Colegio Nacional San Pablo.