Se llama Juan Proaño, pero todos lo conocen como ‘Sandro’, ¡‘Sandro de Ecuador’! Nuestro personaje tiene 50 años y desde los 13 imita al famoso cantante argentino: su voz, sus gestos y hasta su personalidad han sido asimilados por él.

“Desde niño escuché la música de Sandro y veía sus películas: fue -y es - mi ídolo… Me impactó su voz, la letra de sus canciones, su carácter, su temple dentro del escenario. Crecí con él y cuando canto, siento que Sandro ingresa dentro de mí… y canta…”, manifiesta, con los ojos encendidos de pasión, Juan Proaño.

Cuando estaba en primer curso, en el colegio Unión Nacional de Educadores, debutó en el escenario: fue el representante de su sección para un programa especial por Navidad… Tomó el micrófono con la mano derecha, mientras que con la izquierda se tapó la oreja, formando un eco natural, y con su voz infantil, con dejos y entonación de hombre maduro, sorprendió a todos al interpretar: “Así, como una rosa desecha por el viento; así, como una hoja reseca por el sol; así, como se arroja de costado un papel viejo; así mi alma tu imagen arrojó”…

Fue el inicio. Con el tiempo perfeccionó su voz, sus movimientos, sus gestos, ¡hasta la personalidad aventurera y bohemia del artista argentino!: Juan Proaño ya no era Juan Proaño: ¡era Sandro!

Cantó en fiestas familiares y barriales (nació en San Roque); dejó los estudios por el arte: “Sandro también lo hizo”, asevera Juan, como excusándose, como defendiendo su decisión: “Desde chico siempre fui independiente, me alejé temprano del hogar, fui un gitano que buscó la vida, gitano, así como Sandro”.

A los 25 años ingresó a la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), lo hizo primero como lustrabotas -para ganarse la vida, pues su voz, aunque era admirada, no le proveía del sustento económico- pero después siguió el curso regular: además de instruirse como un patriota militar, también formó parte del grupo artístico de la FAE, ¡era el Sandro de la FAE! Así, pudo conocer todo el Ecuador, incluido Galápagos, cantando en las bases de la institución.

Hace dos años se retiró de la Fuerza Aérea; llegó a ser Sargento primero, pero todos, desde los soldados hasta los generales, lo conocen como ‘Sandro’, el ‘Sandro de la FAE’, el ‘Sandro de Ecuador’…

Fuera ya del horario y la responsabilidad de la institución militar, Juan Proaño busca que el resto de la sociedad conozca el Sandro que hay dentro de él: ahora se presenta en todo compromiso social (091888736).

“Con el tiempo he logrado casi dominar la técnica de impostación y los quiebres de voz de ‘Sandro de América’. Tengo cuatro hijas, y a todas ellas les encanta que su padre sea un artista”, expresa nuestro personaje.

Juan Proaño está convencido de que algunas circunstancias de su vida están relacionadas con el cantante argentino: “Sandro se casó hace dos años, con su secretaria, un 13 de abril; ¡yo nací un 13 de abril!”, declara, al borde del delirio.

Entre las canciones preferidas de Juan están Como lo hice yo, Porque yo te amo, Así… Pero su favorita es El Maniquí: “Tan solo queda al fin, el viejo maniquí donde probabas tú, la seda y el chifón que llamó la atención, a todo aquel que vio tu cuerpo de princesa…”

“Cuando interpreto esta canción me salen lágrimas: tiene un significado muy especial para mí, pues me separé de mi mujer hace dos años, siento esa parte de la canción que dice: ‘Dime tú, por qué me abandonaste, o caso no lograste las cosas que deseabas; no viste con quee ganas que yo trabajaba, luchando sin descanso para darte mi abrigo; o a acaso, acaso no entendiste que te amaba, como te ama un amante, como quiere un amigo; más tú, creíste que eras reina, que yo tu esclavo debía darte todo…’, como mía, la siento en carne propia…

Si usted quiere oír en vivo y en directo a Sandro, escuche a Juan Proaño; escúchelo cantar, sienta como Sandro ingresa dentro de él… y canta…