Como expresó virilmente en su Alegato ante el tribunal que lo juzgó el 14 de diciembre del año 2001, René no conoce razones para el arrepentimiento por haber escogido la senda del deber y de luchar contra los terroristas que asesinaban y destruían en Cuba, y también en los propios Estados Unidos.

En su vibrante discurso, René fue directo y acusó a los propios fiscales de servir a un oscuro mandato político, dirigido a condenarlo a él y a sus cuatro hermanos de lucha, más allá de la ley y los principios, solo porque habían actuado frente a los criminales que, increíblemente, amparaba —y sigue haciéndolo— el propio gobierno estadounidense.

Denunció el odio de los fiscales expresado en discursos de hojarascas, sin fundamento jurídico alguno y enrevesadas artimañas leguleyas encaminadas a confundir y falsear la verdadera práctica terrorista contra el pueblo de Cuba.

“Yo creo firmemente que se puede ser católico y ser buena persona, se puede ser judío y ser buena persona, se puede ser capitalista, musulmán o comunista y ser buena persona; pero no existe algo como una buena persona que sea terrorista. Hay que estar enfermo para ser terrorista, como hay que estarlo para creer que exista algo como un terrorismo bueno”, subrayó.

Sus palabras ponían de manifiesto la doble moral del gobierno norteamericano cuando dice combatir al terrorismo y, sin embargo, condena inocentes y ampara a Luís Posada Carriles y Orlando Bosch, autores intelectuales del sabotaje a una nave de Cubana de Aviación donde perecieron 73 personas.

René, quien había nacido en Estados Unidos el 13 de agosto de 1956, sabía que se exponía al odio visceral emanado de las cúpulas fundamentalistas. Pero no se amedrentó ante chantajes que pretendían utilizar a su propia familia como rehén de la injusticia.
Junto con Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González, René había sido arbitrariamente apresado en septiembre de 1998.

El 21 de noviembre de ese año, René comenzó a escribir su diario personal en el que relataría sus vivencias, documento imprescindible para que la historia de la injusticia humana llegue hasta el futuro con su mensaje de denuncia y de alerta a otros hombres.

En 2001, el luchador antiterrorista recibió una sentencia de 15 años de cárcel sin que en realidad existieran evidencias que avalaran ese dictamen.

La más reciente decisión del Onceno Circuito de Apelaciones, en Atlanta, Georgia, ratifica y da entrada en vigor a la decisión adoptada el pasado cuatro de junio por un panel de tres magistrados del propio tribunal, que, entre otras determinaciones confirmó la sentencia que cumple René.

El 20 de enero de 2009 el emperador W. Bush dejará el trono. Cesará de mandar.

Pero no es tiempo de campanas ni de bajar la guardia en el combate global contra la injusticia.

La solidaridad activa con los Cinco necesita hacerse sentir ahora más que nunca. En este nuevo aniversario de su Alegato ante la ignominia, René González recogerá también en su Diario estos días de lucha renovada, sin dejar de soñar con la libertad merecida de él y de sus hermanos de lucha.

Agencia Cubana de Noticias