La OIT indicó que la crisis sumará al mundo 20 millones de desempleados este año. El pronóstico podría quedarse corto según análisis resistentes a las simetrías históricas con la debacle del ‘30.

El ministro de hacienda brasileño, Guido Mantenga, declaró en la antesala a la reunión del G-20 de Washington: “la recesión ya es un hecho y se comienza a hablar de depresión… Podemos caer en una depresión económica; el diagnóstico no incluye a Brasil”.

En la región, los proyectos que, con matices, buscan un modelo social inclusivo chocan con la mezquindad cómplice y criminal del empresariado local. La otra burguesía nacional, sumida o fusionada a los intereses del gran capital financiero, hace cola en las aduanas latinoamericanas para importar, mas temprano que tarde, la receta del mundo “industrializado”.

La corporación mediática transnacional, más concentrada y redefinida en formato digital, aporta su alícuota ficcional a la burbuja del fundamentalismo de mercado. Seis mil trescientos millones de seres humanos puestos a correr por el toro drogado y descerebrado con megasalvatajes estatales.

Los trabajadores sabemos qué eslabón de la cadena nos asignan. Ocupados, subocupados o desocupados; suspendidos momentáneamente en la tarea laboral o en el hábito de comer, miramos por TV el devenir de la cotización en las bolsas mientras nos indican que no es tiempo de hablar de salarios ni de redistribución de la riqueza.

En La del Toro, la Bersuit Vergarabat grita: “No droguen más al toro, droguenme a mí, hay que darse coraje pa vivir…”

 Nota publicada en Movimiento Continuo número 4, diciembre de 2008
-Periodista. Secretaria de Organización de la UTPBA