Con el mayor descaro Mr Killer Bush declaró: “El mayor error de mi administración fue invadir Irak en base a un informe equivocado, el cual señaló que el país del Golfo Pérsico tenía armas de destrucción masiva”.

¿No que Mr. Killer Bush era el enviado de Dios? ¿No que la Central American Inteligency (CIA) es el aparato de inteligencia más sofisticado del mundo? ¿Cómo un pueblo como el norteamericano que hasta hace viajes espaciales a Marte y Saturno, eligió por dos veces consecutivas a un asesino como su gobernante?

No, la invasión a Irak no fue un error de la administración de Mr. Killer Bush, ni tampoco el mundo agradece el ataque cobarde y alevoso como pretenden hacernos creer Mr. Killer Bush y los halcones del Pentágono que a nombre de Dios, la libertad y la Democracia, planificaron el ataque en contubernio con los dueños de las transnacionales, los fabricantes y traficantes de armas, socios y miembros del Partido Republicano, como Donald Rumsfeld, Collin Powel para apoderarse del petróleo y otras riquezas minerales para así resarcirse de millonarias pérdidas provocadas por oscuros y pésimos negocios.

De Mr. Killer Bush, la humanidad no olvidará sus ínfulas de ganster y cow boy, los miles de miles de civiles muertos, las viudas y los huérfanos, los mutilados de guerra iraquíes, los 4.200 marines muertos en esta aventura guerrerista, el maquillaje de los USD 100.000 millones invertidos supuestamente en la reconstrucción del país musulmán y otro tanto de cientos de millones que ha costado el delirio de grandeza de este gringoide con coeficiente intelectual fronterizo. Su delirio ha provocado la recesión y la mayor crisis económica mundial con pronósticos impredecibles, arrojando por lo pronto a miles de trabajadores a la calle dejándolos sin empleo, solo para satisfacer la lujuria y la opulencia de gansterbanks y empresarios de casino.

La humanidad no olvidará las aberraciones y excesos de los soldados yankees cometidos en la cárcel de Abu Grahib, los centenares de inocentes acusados de terrorismo y sin derecho a la defensa hacinados en Guantánamo, los saqueos a museos, obras de arte y tesoros de los iraquíes perpetrados por comandantes y altos jefes militares.

Pero gracias a la vida, siempre habrá valientes que reivindiquen la dignidad del ser humano, que no contemplan impasibles cuando una bota extranjera por la fuerza pretende socavar la soberanía y la altivez de una nación, tal el caso del periodista Muntzer Al-Zaidi que cuando Mr. Killer Bush daba una conferencia de prensa le cayó a zapatazos llamándolo “perro”. “Esto es por las viudas, los huérfanos, y todos los muertos en Iraq”, gritó. Mostrarle la suela de los zapatos a alguien en el mundo árabe es señal extrema de falta de respeto y lanzarle los zapatos es aún peor.

El grito de Al-Zeidi es el grito de rabia y desprecio de toda la humanidad. La despedida para el gringoide de coeficiente intelectual fronterizo Mr. Killer Bush, que una vez más, tal como Richard Nixon en la fracasada guerra de Vietnam, cubrió de afrenta y vergüenza a los ciudadanos de gringolandia.
Ojalá un día muy cercano la Corte Penal Internacional juzgue a Mr. Killer Bush por crímenes de guerra y de lesa humanidad. Por lo pronto la humanidad ya lo ha enviado al lugar de donde nunca debió salir: Al tacho de basura.