Mientras, desde el pináculo de la gloria, Simón Bolívar blandía su espada con renovada energía.

Yes, mister Monroe, América empieza a ser para los americanos, pero no para aquellos que se creen los únicos del hemisferio privilegiados con ese título.

Se trata de una América distinta, nueva, inédita, donde los movimientos sociales convocados al Noveno Foro Social Mundial, reconocen y no tienen reservas en aplaudir, escuchar y tomar muy en cuenta a presidentes del área, sencillamente porque también son diferentes a los que pulularon en nuestros países bajo el lema monroista.

De manera que mientras los ricos del orbe se reunían en Davos, Suiza, para intentar conspirar contra las mayorías del orbe en medio de las más severas medidas de aislamiento y seguridad, en Belém los mandatarios Hugo Chávez, de Venezuela; Evo Morales, de Bolivia; Rafael Correa, de Ecuador; Fernando Lugo, de Paraguay y Luis Ignacio Lula da Silva, del Brasil anfitrión, mezclados con miles de campesinos, indígenas, estudiantes e intelectuales y profesionales progresistas, proclamaban una nueva era regional.

También subrayaron la urgencia de unidad inmediata para enfrentar los desafíos y tragedias impuestos por décadas de neoliberalismo económico y centurias de dependencia externa.

América para los americanos, pero no en consonancia con la pretensión de uno de los grandes promotores de la gendarmería imperial, sino a partir de gobiernos verdaderamente populares e impuestos de las reales necesidades inmediatas de esta región.

De ahí que hubiese lenguaje común entre jefes de estado y organizaciones sociales cuando de promover la integración con justicia y equidad se refiere.

O cuando se habló de frenar la explotación indiscriminada de las riquezas de la zona por intereses foráneos que destrozan el medio ambiente y deterioran la calidad de vida de los pueblos autóctonos.

Se proclamó la profundización de mecanismos nativos para enfrentar la crisis económica global generada en y por los ricos del planeta, mediante agrupaciones propias como el ALBA, y el estímulo a entidades como el Banco del Sur, entre otras.

Esos son los “secretos” de la simbiosis entre autoridades oficiales y gobernados. Sencillamente sienten, quieren y luchan por lo mismo.

Agencia Cubana de Noticias