En realidad, la votación del parlamento francés sobre la "ampliación de la OTAN hacia Occidente" fue un acontecimiento formal.

Desde hace muchos años, Francia participa en todas las operaciones militares de la OTAN y en los últimos diez años, ocupa el cuarto lugar por participación en misiones militares del bloque como por ejemplo Afganistán, Kosovo e Irak.

Para la sociedad francesa, la votación implicó notables simbolismos, pues la iniciativa del presidente Nicolas Sarkozy de devolver a Francia al comando de la OTAN contradice el legado político del general Charles de Gaulle, quién abandonó la Alianza en 1966, cerró la sede la OTAN que en ese tiempo estaba en Paris, y ordenó el retiro de todas las bases estadounidenses del territorio galo.

Probablemente teniendo en cuenta esas circunstancias históricas, la votación sobre el retorno de Francia al bloque atlántico se planteo bajo la forma de un voto de confianza al Gobierno y a su política exterior.

Por lo visto, Sarkozy y su Gobierno temían que si el asunto se planteaba bajo la fórmula, "Francia con o sin la OTAN", la votación pudo haber tenido un resultado desfavorable, teniendo en cuenta la obstinación de los franceses cuando se tocan temas relacionados con la independencia y la libertad.

El primer ministro Fillon llegó a los debates con ánimos de compromiso y en general, expuso una explicación pragmática del retorno.

"En 1966 en el pico de la confrontación entre Oriente y Occidente (órbita socialista y occidente) nuestra salida (del comando militar de la OTAN) tuvo un gran impacto, pero en 2009 nuestro regreso significa una simple corrección", indicó el primer ministro.

En resumen, la misma tesis de Sarkozy cuando dijo que a Francia ya le había llegado el momento de regresar al puesto central en la OTAN, porque es incomprensible que uno de los miembros principales de la Unión Europea no participe en la adopción de decisiones importantes del bloque atlántico integrado en su mayoría por países europeos.

A propósito, teniendo en cuenta que Francia sólo renunció al comando militar, su salida de la OTAN fue incompleta, y Sarkozy no necesitó la aprobación del parlamento, aunque de todas maneras obtuvo un respaldo político muy importante.

Por su puesto que ahora Francia no vuelve a la OTAN que existía en los tiempos de Gaulle. El general optó por abandonar el bloque en protesta por el dominio de de EEUU en la OTAN, y en ningún momento, porque quisiera renegar de la organización que se fundó con la participación de Francia.

En realidad, de Gaulle no sentía mucha simpatía hacia Washington. Ahora, tras finalizar la administración de George W. Bush, la crisis económica y la caída de la influencia de EEUU, la irritación de los europeos hacia la OTAN ya no es la misma de antes.

Además, desde hace mucho tiempo en todas las capitales europeas cada vez se habla con más frecuencia de la necesidad de cambios radicales en las estructuras de la OTAN, la reducción de su inflada burocracia y otros temas.

La izquierda en Francia frecuentemente acusa a Sarkozy de sentir una simpatía muy especial por Estados Unidos, a pesar de que en la práctica, esa simpatía sólo se manifiesta en cortas pero frecuentes vacaciones hechas por el líder galo al territorio estadounidense.

El retorno de Francia a los puestos de decisión y mando de la OTAN tampoco parece que sea un asunto de simpatía, por el contrario, París vuelve con la intención de ocupar el puesto que alguien tiene en el bloque.

El hecho de que Francia participará en asuntos claves de la OTAN y no quedará más al margen supone para el bloque la aparición de situaciones complicadas con posibles roces entre sus miembros.

Esta perspectiva quedó en evidencia durante los debates en Asamblea Nacional cuando el ministro de defensa Herve Morin declaro que el asunto sobre la ampliación de la OTAN mediante la incorporación de países como Georgia y Ucrania no se podía decidir sin consultar con Rusia.

"Semejantes asuntos no se pueden resolver sin consultar con nuestros vecinos rusos", dijo el ministro.

Morin dijo que su país considera que la alianza atlántica debe dedicarse a su tarea primordial, la seguridad colectiva de sus miembros y no aspirar a convertirse en una "OTAN global".

Parece que también en EEUU se pueden producir cambios en cuanto a la ampliación de la OTAN y ya no predominan los planes de Bush de incorporar a cualquier precio a las dos antiguas repúblicas soviéticas.

El mismo día en que comenzaron los debates en Francia, en EEUU el presidente Barack Obama recibió un informe elaborado por una comisión de expertos sobre la OTAN y Europa.

El informe de la comisión encabezada por el ex senador demócrata y candidato a la presidencia Gary Hart y el ex senador republicano Chuck Hagel sugirió a la Casa Blanca aplazar el ingreso de Georgia y Ucrania a la OTAN y elaborar otras formas de cooperación con esos dos países.

La administración estadounidense debe reconocer que esos países "no están preparados para ser miembros de la OTAN" y "que la membresía de esos países en el bloque no se corresponden con los intereses de seguridad nacional de EEUU", subrayó el informe.

Además, el informe aconseja a Obama "mirar desde otros puntos de vista" los planes de emplazar sistemas del escudo antimisiles DAM en Polonia y la República Checa. "Lo preferible sería crear un sistema conjunto en que incluya los objetivos y equipos rusos", dice la propuesta de los ex senadores.

Mientras, la OTAN se prepara para formalizar de manera oficial el retorno de Francia en la cumbre que se celebrará a comienzos de abril en la ciudad francesa de Estrasburgo y la alemana de Kiel, en la frontera franco-alemana, coincidiendo con el 60 aniversario de la fundación de la Alianza Atlántica.

Entre los acontecimientos notables de esa celebración Francia recibirá un alto cargo en el Comando de la OTAN en Norfolk (Virginia-EEUU), en donde la alianza estudia las estrategias de largo plazo, y otro cargo en el comando operativo de la OTAN en Lisboa.

Fuente
RIA Novosti (Rusia)