Perú ha planteado ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya una demanda por delimitación marítima a Chile y esto comporta el ineludible, público, inequívoco e integral respaldo y militancia de todo el país. Nadie está excluido por razón alguna de cualquier naturaleza o puede hacerse de la vista gorda cuando la patria reclama el concurso de sus ciudadanos. La traición no es aquí ni en la Cochinchina sino acto demostrativo de bajeza y suciedad, por tanto ¿qué esperan los políticos, periodistas, integrantes del Ejecutivo, Legislativo, colegios profesionales, gobiernos regionales, municipios, universidades, para echar a andar la dinámica de un cuerpo unido, convicto y cohesionado alrededor del reclamo nacional vía un nuevo Contrato Social, barrunto de la refundación de la república? Suponemos que no necesitan de tarjeta de invitación, pero sí tienen que poner enormes cuotas de humildad y concurso sin regateos.
Y no hay mejor alternativa que, dentro de los límites a que obliga el proceso contencioso en la CIJ, difundir la historia de la difícil vecindad con Chile y los rudimentos esenciales que permitan que el pueblo entienda el intríngulis y de cómo hay que construir la paz y la complementariedad bajo las premisas esenciales del cumplimiento y honra de los tratados internacionales como el del 3 de junio de 1929 y en la preservación de la dignidad y respeto entrambas naciones. Contra eso, por ejemplo, conspiró y de modo escandaloso y sin que hasta hoy se hayan recibido las disculpas imprescindibles, el hecho denunciado en el mismo Chile y que fue el suministro vía venta de armas al Ecuador por parte de La Moneda en pleno conflicto del Cenepa en 1995. Y el asunto fue aún más grave si se recuerda que el vecino meridional figura como garante del Protocolo de Río de Janeiro de 1942 que sancionó la paz entre Perú………….. y Ecuador.
Como en el Buenos Aires revolucionario de 1810 ¡el pueblo quiere saber de qué se trata! y es pertinente que Cancillería, periodismo, Estado, Legislativo y Ejecutivo actúen cohesionada y firmemente. Fundamental es pasar por un interregno depurador que pulverice cualquier sombra o barrunto de traición en nuestras filas. Los agentes o espías, los quintacolumnas o soplones aún no han podido ser reemplazados por computadoras o celulares satelitales. Los novaks son elementos peligrosos que no hesitan en hacerse condecorar con tal de satisfacer su mercenaria vocación proditora. Y en 1999 hay el recuerdo tenebroso de un ejemplo sobre esta particular vergüenza. De modo que si hay algo que no sobra en el Perú de nuestros días, eso se llama información.
Si Cancillería baja de sus nubes de modales cortesanos y pisa tierra; si los periodistas arriban a un estadio de mínima cultura histórica y no la patética ignorancia contemporánea, el Estado se porta a la altura del reto, el Legislativo se da cuenta que existe y no es abultado y costoso adorno en la Plaza Bolívar y el Ejecutivo otorga los medios, no para reflotar empresas tramposas como Doe Run en La Oroya, sino aquí y ahora en pleno zafarrancho de guerra jurídica, entonces la génesis y la oportunidad están servidas y listas a ser acometidas. ¿Quiénes asumen el reto y cuántos los que se escabullen del servicio a la patria?
A muchos sectores de cuello y corbata, auto-nombrados únicos sabedores de qué ocurre con la política internacional, aunque demuestren la impresionante estadística de haber perdido en sus 187 años de existencia ¡todas! sus peleas, hay que hacerles comprender que el Perú es más grande que sus tertulias episódicas. El domingo en el Estadio Monumental pudo verse banderolas con la efigie de Grau e inscripciones vibrantes en defensa de las 200 millas. Esto probaría largamente que el pueblo es más sabio que todos los sabios. Entonces ¿qué estamos aguardando para echar a rodar la formidable maquinaria de un Perú enterizo, fiero y digno embebido de la justicia de su demanda y en procura de la unidad nacional en Costa, Sierra y Montaña?
El Perú no pertenece a las organizaciones de nuevos gángsteres y tampoco es de los políticos episódicos o los gobernantes afiebrados que dicen cualquier cosa cada quince minutos. Pero a estos se les combate políticamente no psicoanalizándolos como vi en una entrevista de pocos días atrás: a la barbarie no se le oponen plantones, apagones, llamadas telefónicas, folletitos mal escritos, talleres justificadores de contabilidades hechizas o camionetas 4 x 4 o múltiples viajes al exterior, se les regala el reto de iniciativas mejores y se les gana en el campo de las realizaciones electorales, genuinas y en el campo de las ideas y puestas en práctica. Los mercenarismos sólo pueden vivir cuando tienen propaganda y bobos u operadores dispuestos a cohonestar al poder mundial que inventó sus propios “frenos” en estas instituciones corruptas y que sufragan con dólares o euros copiosos.
¡Es hora del Gran Frente Nacional!
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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