El Movimiento PAIS, surgido a raíz de la candidatura del presidente Rafael Correa, y que se constituyó en una fuerza mayoritaria en el espectro político y electoral del Ecuador, tiene basado su crecimiento en la figura del Presidente de la República, orgánicamente tiene en su interior a varios frentes y grupos políticos y electorales que responden a las más variadas tendencias, desde las derechistas como las que representan Vinicio Alvarado, Alfredo Vera Arrata, Raúl Vallejo, entre otros, que son parte del círculo cercano al Presidente, pasando por las socialdemócratas como en los casos de Gustavo Larrea, los hermanos Patiño, hasta pequeños grupos de izquierda con menos presencia en el aparato de gobierno.

Esta conjunción de grupos y tendencias constituye, en la visión del Presidente, la “nueva izquierda”, o como dijo en la presentación del informe presidencial: “nuestra izquierda”. Esta nueva izquierda está basada en la popularidad de un caudillo y sustentada en la masividad de los voto. La revolución ciudadana es la revolución del voto se ha expresado, por ello le interesa tener más una gran clientela o electorado que la configuración de una sólida organización política, con un cuerpo dirigente y una militancia que empuje un programa o un proyecto bien definido.

A esta nueva izquierda que viene en construcción teórica desde la década de los 90 del siglo pasado, le aterra la idea de partido, particularmente la idea de partido de izquierda, porque esto supone y condiciona a que haya una dirección política y una militancia en directa relación con las masas, que tome decisiones colectivas obligatorias para todos sus miembros, con un programa que responda a los intereses de las clases subalternas y no a todas las clases, es decir que reconoce la división de la sociedad en clases y la lucha de clases, cosa que por ejemplo el presidente Correa señala que está superada.

En este sentido, recurren a presentar la ficción de una ciudadanía uniforme, donde se pretende que los intereses del ciudadano banquero o empresario, que busca más ganancias, pueden ser los mismos que los intereses de un ciudadano trabajador que vende su fuerza de trabajo por un reducido salario, o de un desempleado que no cuenta con nada. Este concepto de ciudadanía define la postura ideológica y programática de PAIS y el presidente Correa, y en el cual se basa la tan repetida consigna: “la Patria ya es de todos”, apuntando también a vaciar de contenido el concepto de revolución, que en esencia significa la transformación radical de un estadio inferior de la sociedad (el capitalismo) a otro nuevo y superior (el socialismo), equiparándola con el reformismo y el desarrollismo, con el nombre de “revolución ciudadana”.

Según estos aspectos, la lectura de los líderes de PAIS podría ser que para el empuje de un proyecto de carácter reformista, con posiciones democráticas, patrióticas, progresistas, no hace falta más que un Movimiento grande, con una pirámide burocrática que concentra todo el poder en la cima, donde está el presidente Correa como hacedor y conductor de todo el proceso.

Estas concepciones conducen a negar e intentar deslegitimar, proscribir, la cultura organizativa del movimiento popular ecuatoriano, buscan la dispersión y la disolución de algunas de las más importantes organizaciones como la UNE y la CONAIE, la FESE, la FEUE, entre otras, y se encaminan a la construcción de organizaciones funcionales al régimen, y es que para la política de un caudillo los intermediarios entre él y las masas estorban: “yo no necesito de intermediarios, todos pueden acudir a mí”, señaló el presidente Correa.

Las debilidades de esta fuerza política van más allá de las deficiencias al momento de enfrentar unas elecciones primarias; ella tiene mucho raquitismo en su estructura orgánica, cuenta con un amplio número de adherentes al Presidente más que a la organización, espacio propicio para las prácticas populistas, lo que hace poco probable que el movimiento se fortalezca orgánica y políticamente, que haya un ejercicio verdaderamente democrático como consta reza en los considerandos del Reglamento de elecciones primarias.

Pese a las contradicciones internas, a las disidencias y expulsiones, el movimiento PAIS constituye la fuerza política más grande de la tendencia de cambio, democrática y patriótica, pero es evidente que no es la única. Las fuerzas populares, los partidos de izquierda y revolucionarios que tienen un importante arraigo en el movimiento popular deben calificar su acción, continuar fortaleciendo la tendencia, desarrollando su estructura organizativa, afirmando sus propuestas programáticas entre los trabajadores y los pueblos, en el objetivo de avanzar en el auténtico proceso de cambio y en la transformación revolucionaria del Ecuador.