No resulta extraño pensar que el Gobierno de los Estados Unidos quiera intervenir en los regímenes que intentan el cambio, que le apuestan a la soberanía de su territorio y, sobre todo, a una política distinta a la planteada desde el imperio gringo. Eso, al menos, estaría comprobándose en el país con la intromisión, una vez más, de una de las centrales de espionaje más poderosa del mundo: la CÍA.

La CÍA en Ecuador: Caso Silva y Pazmiño


En una entrevista realizada por Francisco Herrera Aráuz, director de la página electrónica ecuadorinmediato.com, al ex agente de la CIA en Ecuador, Phillip Agee, se asegura que “cada país latinoamericano estaba y ha estado siempre en los planes de la CIA. La CIA es una organización que recolecta información acerca de las posibles amenazas a los intereses de Estados Unidos, en otras palabras, la CIA está en todas partes. En América Latina, en cada embajada, hay una oficina de la CIA que se llama una “Estación”, con un jefe, subjefe y varios oficiales trabajando, como yo trabajaba en Ecuador; son programas que datan de los años 40”.

Si esto es así, y todo el mundo lo sabe, no resulta extraña la decisión del Gobierno de expulsar a Max Sullivan, Primer Secretario de la Embajada de los Estados Unidos en Ecuador, quien fue denunciado por el primer mandatario, Rafael Correa, de ser un agente de la CIA. La prueba, según lo sostuvo el mismo Jefe de Estado, está en que Sullivan habría solicitado la devolución de los equipos de computación entregados a la Unidad de Investigaciones Especiales de la Policía (UIES), como represalia por la decisión del Gobierno de remover de sus funciones al entonces Jefe de la UIES, Manuel Silva. Este último, hasta el cierre de esta edición, se encontraba en la clandestinidad, y es investigado sobre haber entregado a Sullivan información de 24 años de trabajo de Inteligencia Policial. Además, últimamente, como lo denunciaron los medios de información nacional, este ex Jefe de la UIES, junto a Rommy Vallejo, actual Jefe de Inteligencia de la Unidad de Inteligencia de la Presidencia, y Santiago Mena, brazo derecho de Vallejo, visitaron a altos jefes militares colombianos para ‘analizar’ las estrategias de seguridad aplicadas en la casa de Nariño, justo un día antes de que ocurrriera el bombardeo en Angostura. Hecho que provocó el rechazo de las autoridades de la defensa nacional como Miguel Carvajal, Ministro de Seguridad Interna y Externa, así como del Ministro de Defensa, Javier Ponce, que dejaron entrever sus sospechas sobre este viaje.

En la misma entrevista, el periodista Herrera Arauz le pregunta a Phillip Agge sobre la penetración de la CIA en las Fuerzas de Seguridad ecuatoriana, como los militares y la Policía. El ex agente le responde: “Era Marcos Gándara con quien establecimos contacto. Es posible que hayamos tenido contacto con Gándara antes del golpe de 1963, pero él fue el miembro de la Junta Militar con quien tratamos asuntos continuamente”. A renglón seguido se le pregunta si las Fuerzas Armadas eran progresistas o retrógradas. El ex agente contesta: “En aquel tiempo, yo no me acuerdo si eran democráticos, porque establecieron una dictadura casi fascista y comenzaron de inmediato la represión de la izquierda, gente que no había cometido ningún crimen, simplemente el de haber militado en alguna organización revolucionaria”. Si hacemos un ejercicio similar al anterior, y citando a un artículo escrito por el periodista Kinto Lucas en la página electrónica Rebelión, con el título: “El brazo de la CIA en Ecuador”, se demostrará que no es descabellado afirmar que la CIA tiene agentes infiltrados en las filas de la fuerza pública ecuatoriana.

El periodista señala que la crisis en las Fuerzas Armadas en este Gobierno se aceleró con la renuncia del Ministro de Defensa Wellington Sandoval. Esta renuncia se produjo dos días después de que el Ministerio anunciara la conformación de una Comisión Civil de alto nivel para "determinar los grados de vinculación no autorizada de oficiales y unidades de inteligencia del Ecuador con centrales de inteligencia externas", según lo detallaba un comunicado remitido por la agencia de noticias militares Notimil. El comunicado, dice Kinto Lucas, aclaraba que "el Consejo de Oficiales Generales de la Fuerza Terrestre, reunido el jueves 3 de abril del año pasado, resolvió colocar al coronel Mario Pazmiño, ex Jefe de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, en situación de "a disposición" del señor Ministro de Defensa Nacional, y no en "disponibilidad", ni ha sido "dado de baja", como se manifiesta en algunos medios de información". “También afirmaba (el comunicado) que se inició un proceso de investigación para determinar "presuntas responsabilidades que el referido oficial tendría en la entrega de información oportuna y completa" entorno al bombardeo de las Fuerzas Armadas colombianas al campamento de las FARC en Ecuador, donde murió el dirigente guerrillero Raúl Reyes y otras 24 personas. Tras la salida de Sandoval, el Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Héctor Camacho, y el Comandante del Ejército, Guillermo Vásconez, presentaron su disponibilidad voluntaria, lo cual fue aceptada por el Presidente”.

Una respuesta clave…


La entrevista al ex agente de la CIA en Ecuador, Phillip Agee, que en su libro La CÍA en Ecuador detalla dicho espionaje con mayor profundidad, es fundamental por los hechos ocurridos en la actual coyuntura. Entre varias de las preguntas existe una con respuesta reveladora que textualmente la publicamos a continuación:

F: Pero entonces, ¿la CIA le tumbó a Arosemena?, ¿por qué dieron el golpe en contra de Arosemena con los militares que ejercían en ese caso el mando principal?

Agge: Bueno, lo que pasó es que nosotros teníamos una campaña constante, continua, acerca de la necesidad de reprimir a la izquierda en todos los países de América Latina, incluso Ecuador, y esa campaña se llevó a cabo a través de la prensa, a través de partidos políticos, a través de frentes, a través de organizaciones que tuvimos penetradas, siempre para mantener ese nivel de atención y de, vamos a decir, de miedo y por supuesto, estuvimos llegando a la oficialidad militar y a los militares más altos, y estuvimos trabajando continuamente con la inteligencia militar, con la inteligencia y otros de la Policía Nacional, creo que era, así que estuvimos en contacto íntimo con los sectores, digamos, más delicados del gobierno…