La Amazonía, particularmente el nororiente de la misma, fue siempre mal tratada por todos los gobiernos de turno, y ha sido objeto de un saqueo voraz por parte de las transnacionales y la burguesía del Ecuador.

De allí que los habitantes amazónicos, por naturaleza, se formaron con un amplio rechazo a los gobiernos de derecha, pues no atendieron sus necesidades, más bien recibieron insultos, como aquel que dijo por “el feo canal” un periodista (que ya no está): que en la zona solo existían delincuentes y prostitutas. A las peticiones de los pueblos amazónicos se les respondió con cárcel, represión y muerte. Por ello es que los pueblos de las ahora provincias de Sucumbíos y Orellana, desde siempre, fueron tejiendo con hilos invisibles lazos de unidad, de fraternidad, de cultura, de lucha para solucionar sus necesidades. A partir de allí se realizaron poderosos paros, como en octubre de 1997; posteriormente, en enero del 2001 se realizó la Asamblea Biprovincial y se establece esta herramienta para la organización y lucha, frente a los incumplimientos de Alarcón, Mahuad y Palacio, contando con el apoyo decidido de la mayor parte de las autoridades de los gobiernos locales de la época. Así, en esas condiciones se decidió ir a un nuevo paro, ahora bi provincial, el 23 de febrero del 2001. Se cerraron pozos, estaciones, vías, la paralización fue general, con el pueblo en las calles en demanda de la culminación de la Troncal Amazónica y su pavimentación, la dotación de servicios eléctricos, la integración a la generación eléctrica nacional, salud, educación, entre algunas de las peticiones. Luego del mismo se conformaron mesas de trabajo para el seguimiento y la evaluación de lo comprometido por el Gobierno, y posteriormente se siguen haciendo paralizaciones para ser atendidos. Así es como se alcanzó lo que tenemos en Sucumbíos y Orellana, con LUCHA, nada nos han regalado, todo nos ha costado esfuerzo.

Posteriormente fueron varias autoridades democráticas, junto a organizaciones populares, las que se preocuparon por hacer funcionar a la Biprovincial; sus mesas se reunieron con regularidad, analizaban la ejecución de las obras y se proponían alcanzar metas en función de que los pueblo del norte amazónico seamos bien atendidos, incluso se llegó a encontrar actos de corrupción en la ejecución de las mismas. Sin embargo, en un momento determinado, la dirección de la Biprovincial estuvo en las manos del ahora prefecto Darwin Lozada (de derecha, ex CFP, ahora MIC), quien se encargó de desmovilizar a la Asamblea, de no convocar, de desmotivar, porque no le interesaba, pues no la podía manejar como él quería; desde la Prefectura (a través de maniobras y ofertas a consejeros) preparó la partida de defunción de este organismo de lucha y reivindicaciones. Para sorpresa de todos, a esta jugarreta se suma el presidente de la República, Rafael Correa, quien le felicitó por haber disuelto la Bi Provincial, en la inauguración de los nuevos equipos generadores de energía para la provincia.

Parece que los temores a la fuerza popular son compartidos, no les gusta la organización ni la movilización popular. El pueblo amazónico conoce que con lucha alcanzó lo que tiene y que para ello, la Biprovincial es su instrumento principal para la unidad, el reclamo y la lucha; es por eso que seguiremos insistiendo en su funcionamiento, en su vigencia, aunque a algunos les duela, ya que la organización popular no se la destruye por decreto o voluntad de unos, la organización es un derecho, un compromiso popular, una necesidad para el cambio. ¡Viva la Bi provincial Carajo!