De Arequipa al Cuzco, ocho horas en ferrocarril. La Capital del Incario, la primera ciudad arqueológica de América, les abre sus puertas. El Dr. Luis Nieto Miranda (El Cholo Nieto), Catedrático de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cuzco, gentilmente brinda su casa a los poetas Tzántzicos y será él mismo quien, después de tres días, les presentará en su primer recital en la Sala Consistorial, con los auspicios del Departamento de Extensión Cultural Universitaria.

Después de este recital, el diario “El Comercio” del Cuzco, subdecano de la Prensa Peruana, en su edición del jueves 25 de noviembre de l965 en un artículo firmado por Raúl Brozovich, dice entre otras cosas: “Esta embajada del Grupo “Tzántzicos”, al margen de la política chauvinista desatada en estos días por el fascismo criollo, demuestra que no es la violencia la que fomenta el acercamiento de los pueblos “subdesarrollados” sino, en parte, las expresiones de la cultura. En efecto, la poesía como substractum universal, borra las fronteras y coloca la dignidad humana en un plano de confraternidad y su lenguaje de paz puede ser escuchado por todos los ámbitos en donde la libertad ha sido conculcada”. Y añade: “Poesía de facto social y realista de nuevo cuño, no descuida tampoco el formalismo, el quehacer, su arquitectura interior, el juego de las imágenes y las metáforas, que tanto preocupan a los académicos del purismo”.

Simultáneamente, el Instituto Americano del Arte del Cuzco patrocina la exposición de 34 acuarelas del paisaje ecuatoriano. En la presentación que del artista se hace en el catálogo se dice: “Víctor Murriagui, en las limitaciones de la acuarela, nos presenta expresiones logradas con sutileza, limpieza y fluidez espontánea en la mancha”.

El viernes 26 de noviembre se realiza un nuevo recital de poesía. Esta vez Murriagui, Larrea y Arias leen sus poemas en la Casa de la Cultura del Cuzco. Al otro día el Café “Expreso” (conocido con el nombre de “Café Pushkin”) reclama a los Tzántzicos. Escritores, pintores, críticos de arte, universitarios y gente común y corriente llenan las dependencias del local y la acera y la calle donde se sitúa el Café. En la tranquila noche cuzqueña, una voz anuncia: “Si somos gente nueva, si hemos nacido en un continente nuevo, tenemos que dar una voz nueva, saturada de verdad y de lucha, de fe en la felicidad futura, que estallará en el rostro de los hombres como una luz simple y necesaria”. Al cerrarse las puertas del café, la policía de investigaciones peruana está muy ocupada buscando comunistas. Los hermanos Vejar, Justo y Hugo, pintores de reconocida valía, se convierten en cicerones: pasean por la calle Loreto, conocen la piedra de los doce ángulos, el baño del Inca, las ruinas de Machu Picchu y Sagsaiguamán, los templos del sol y de la luna, la cantina de “las espermas” y las noches de bohemia en casa de Hugo Vejar”.

El lunes 29 de Noviembre, continuando su gira, los Tzántzicos arriban a La Paz. El destacado periodista Víctor Hugo Villegas, Presidente de la Federación de Periodistas de Bolivia, recibe a los poetas en su propia casa. Su prestigio y gentileza hacen posible que inmediatamente tomen contacto con lo más representativo de la intelectualidad de la capital boliviana. La Universidad Mayor de San Andrés auspicia un recital, el mismo que se realiza en el Aula Libre, el 7 de diciembre, a las seis de la tarde. Antes, en la Galería “Naira”, se efectúa un recital al que asiste un numeroso público deseoso de conocer más de cerca la actividad cultural del Ecuador. Con el auspicio de la misma Universidad, en el hall de su moderno edificio, se expone la muestra de acuarelas del paisaje ecuatoriano. Se ofrecen audiciones de música ecuatoriana en varias radiodifusoras. Radio Universo realiza una entrevista especial a los viajeros y resuelve instaurar un programa semanal dedicado al Ecuador.

Siguiendo su camino al sur, en tren de segunda clase, los Tzántzicos llegan a Chile, el presidente de la Asociación de Periodistas los recibe en Arica. El Departamento de Extensión Universitaria de la Universidad de Chile auspicia dos recitales y una muestra de pintura en Antofagasta, copiapó y los estudiantes ecuatorianos que estudian en la Escuela Técnica de Minas organizan una “farra quiteña” en el parque de la Alameda, con música ecuatoriana trasmitida a todos los parques de la ciudad por Radio Municipal.

Inmediatamente Santiago, la capital de Chile. Las fiestas navideñas hacen imposible la realización de actos culturales públicos, pero en los círculos intelectuales los Tzántzicos hacen conocer las nuevas tendencias artísticas y literarias que se desarrollan en el Ecuador.

Para llegar a Buenos Aires solo hace falta cruzar Los Andes. Cuarenta y ocho horas de viaje en tren y la gran capital aparece plena de luz, son las ocho de la noche, recibe a los Tzántzicos, Ulises Estrella, otro tzántzico residente en Buenos Aires desde hace algunos meses, se encarga de iniciar a sus compañeros en el tráfago difícil de las grandes avenidas. El verano con su calor agobiante frena en parte los impulsos y los proyectos de los viajeros. Queda muy poco tiempo, el retorno es casi un imperativo. Hay mucho que hacer: las galerías de arte están al cerrar sus puertas; millones de libros en miles de librerías; cine, teatro, música; entrevistas, charlas, discusiones. Radio Municipal de Buenos Aires realiza un reportaje: cuarenta y cinco minutos y queda un esbozo del Ecuador y su cultura.

Después, el viaje de regreso y el firme convencimiento de que las Embajadas, las corporaciones de turismo y demás viajeros a sueldo no se han preocupado de contar en otras partes que aquí en el Ecuador la cultura ecuatoriana no está constituida solamente por Jorge Icaza, Jorge Carrera Andrade, Oswaldo Guayasamín y el pasillo Sombras y que hay una juventud que está decidida a ir por los caminos del mundo contando cuentos más reales aunque menos elegantes.