A su regreso a Inglaterra, el 2 de octubre de 1836, Charles Darwin fijó su residencia en Cambridge, organizó sus colecciones y empezó a escribir sus libros: Observaciones Geológicas y El Viaje del Beagle. En 1837 inició la preparación de los primeros cuadernos de notas sobre el origen de las especies, tema al que dedicó los veinte años siguientes.

En expresión del propio Darwin: “Esta enorme tarea requirió ordenar muchísimos datos y analizarlos en relación con la transmutación de las especies. Los hechos que más me impresionaron fueron: 1) Los grandes fósiles de la Patagonia, similares a los armadillos actuales; 2) la forma en que animales estrechamente emparentados se sustituyen unos a otros conforme se va hacia el sur del continente americano; 3) el carácter sudamericano de la mayor parte de las especies de las Islas Galápagos, y más especialmente por la manera que difieren ligeramente los de cada una de las islas(…) Era evidente que hechos como estos y otros solo podían explicarse mediante la hipótesis de que las especies se modifican gradualmente, tema que me apasionaba”.

Darwin había llegado a la conclusión de que las especies no son inmutables sino que experimentan cambios y transmutaciones, lo que se denominó más tarde: evolución, proceso que podía originar nuevas especies con forma y estructura diferente y que, actuando a una escala mayor en el tiempo, podría originar nuevos géneros, familias o grupos superiores.
En la serie de cuadernos sobre lo que denominó: transmutación de las especies, Darwin consignó varias ideas centrales: la selección artificial es análoga a la selección natural; la superpoblación y competencia conducen a la selección natural; todos los organismos están relacionados en un mismo linaje (de manera similar a un árbol ramificado); los fósiles son los ancestros de los grupos modernos; la colonización y el aislamiento producen diversificación; y, los métodos de clasificación taxonómica son la reconstrucción de una genealogía. Partiendo de estos conceptos básicos, Darwin empezó a esbozar hipótesis sobre cómo pudo haber operado la evolución de las especies, lo cual constituyó el punto de partida para la formulación de la teoría de la evolución de las especies por selección natural.

Darwin concluyó que las especies podían mantenerse sin cambios en amplias áreas geográficas y que su transmutación o evolución es consecuencia del aislamiento geográfico, como se pudo ver en las especies de plantas y animales en la vertiente oriental y occidental de los Andes y en el Archipiélago de Galápagos. “Para que haya evolución de una población aislada debían producirse cambios en el entorno, es decir en los tipos y número de otros organismos (sean competidores, depredadores, presas, o plantas), lo que significa que las poblaciones se hayan adaptado a formas complementarias de vida”. Esto en la ecología moderna es la ocupación de nichos ecológicos por las diferentes especies.

Las observaciones de campo y el riguroso análisis de los datos le permitieron a Darwin iniciar la construcción teórica de la Teoría de la Evolución, partiendo de las observaciones y reflexiones después de su visita a las Galápagos. “Había quedado gratamente impresionado por algunas de las especies del Archipiélago. Estos hechos son origen de todos mis puntos de vista”, destacó Darwin en sus notas de viaje.

En efecto, casi todo el resto de su vida lo dedicó a demostrar que la evolución por selección natural actúa en la naturaleza y produce la transformación de las especies. La génesis de la teoría evolutiva es uno de los episodios más apasionantes de la historia de las ciencias naturales, y en ella se destaca la influencia que ejerció en Darwin la visita al archipiélago ecuatoriano de las Galápagos. Con la alegría del investigador que logra su objetivo, expresó: “Había encontrado una teoría con la cual trabajar”.
Darwin tenía estructurada la Teoría de la Evolución pocos años después de su regreso a Inglaterra, pero solo fue en 1842 cuando decidió escribir un breve resumen de 35 páginas (que lo amplió en 1844 a 230 páginas). En 1858, luego de recibir un ensayo similar de Alfred R. Wallace, decidió escribir una síntesis de la Teoría que fue leída en la Sociedad Linneana de Londres, junto con el ensayo de Wallace.

Por la relación histórica que se resume en este artículo, el Ecuador se halla vinculado al origen de la Teoría darwiniana y a la interpretación moderna, producto de las innumerables investigaciones de campo que se realizan en Galápagos, como se puede constatar en los artículos científicos, libros de texto universitarios, artículos de divulgación sobre Galápagos y su importancia como laboratorio de la evolución biológica.
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