Por: Mariana Pallasco,
Secretaria de Actas UNE / Nacional

“El talento se aprecia y reconoce solo en el curso de la actividad de estudio y del trabajo. Todos los intentos de determinarlo fuera de estas actividades, desprendido de la educación y del desarrollo (por ejemplo, por medio de los tests), están condenados más pronto o más tarde al fracaso”: Rubinstein

Para garantizar una Evaluación justa y equitativa, la UNE propone:

Cambiar la concepción de la Evaluación del Ministerio de Educación (Acuerdo 025) y recuperar la Evaluación como la etapa en el proceso que permite el reconocimiento de las potencialidades y las debilidades en el Sistema Educativo del país y la superación de las mismas, para garantizar el objetivo en común de la UNE, de los maestros y maestras, de los padres y madres de familia, de los estudiantes, del Ministerio de Educación y del país en general, el cual es y debe ser “Mejorar la calidad de la educación pública”, lo cual garantiza también mejores condiciones de desarrollo del país. El proceso en referencia es Capacitación-Evaluación-Capacitación.

* El proceso de Evaluación debe ser participativo y democrático: los actores y protagonistas de la Educación en el país debemos participar en la organización, planificación y ejecución de la Evaluación; el desconocer este elemento lleva al fracaso del mismo. El proceso debe contar con una Comisión Nacional de Evaluación conformada por las Facultades y Universidades formadoras de docentes, los Institutos Pedagógicos, la UNE y el Ministerio de Educación, organismo encargado de dirigir el proceso y la elaboración de los instrumentos de evaluación con criterio pedagógico, científico y apegado a la realidad socio-económica y cultural en la cual se desarrolla la educación en nuestro país; esta comisión debe reproducirse en las provincias y cantones, garantizando un proceso participativo, democrático, claro y transparente ante la comunidad educativa y la sociedad.

* Una Evaluación Integral al Sistema Educativo: Es necesario y urgente que todos los actores y responsables de la educación rindamos cuentas de nuestra tarea, empezando por quien la administra: hay que evaluar los últimos 30 años de vida republicana y su aporte a la educación, a los gobiernos y ministros de educación, al Ministerio de Educación, a las subsecretarías y direcciones nacionales y regionales, las direcciones provinciales, y el sistema de supervisión, la labor del docente, el rendimiento de los estudiantes, el currículo y su pertinencia, la infraestructura escolar; es importante rendir cuentas y reconocer nuestros errores y convertirlos en oportunidades, no en fracasos.

* Recuperar la evaluación cualitativa: acabar con el criterio de estandarizar la evaluación; al respecto, los resultados de experiencias en otros países no han mejorado la calidad de la educación, los test, siendo la forma más básica de obtener información, no deben ser determinantes en la validez o no de un ser humano, y menos de un profesional; es necesario recuperar la evaluación cualitativa que corresponde a la profesión docente, que trabaja con el desarrollo del talento humano. Por ello, proponemos una evaluación que considere en un 70% la parte cualitativa y 30% la cuantitativa; que se reconozca la experiencia docente, el aporte en el aula, a la institución educativa, a la comunidad, a la ciencia, a la cultura y el arte.

* Que los test sean elaborados con la participación de los maestros y maestras de cada especialidad y sector específico: rural, urbano, inicial, básica y bachillerato en cada provincia y cantón, para obtener la información más apegada a la realidad.

El Acuerdo ministerial 025 corresponde a ideas atrasadas; en él se establece una evaluación ligada a la sanción y al despido, o al factor económico, que genera distorsión y corrupción en el proceso de ejecución y aplicación.

“Evaluar para mejorar” debe ser el criterio primordial, y si es así, la UNE se pone a la cabeza de la Evaluación y los dirigentes seremos los primeros evaluados, en muestra de consecuencia y trabajo.