“En una sociedad que ha abolido toda aventura, la abolición de esta sociedad se hace la única aventura posible”: París, Mayo del 68

Mayo del 68. En el mundo entero la juventud se levantaba contra las tiranías. En Francia, el 80% del estudiantado hizo de los sindicatos y huelgas su trinchera. En México, estudiantes masacrados en la Plaza de las Tres Culturas por protestar contra el autoritarismo del gobierno. En Italia, los estudiantes realizan una serie de huelgas en el llamado “Otoño Caliente”. En Ecuador, la exigencia por el libre ingreso a la universidad movilizaba a miles de universitarios y bachilleres. Era la lucha por deselitizar la educación superior. La FEUE encabezaba la lucha. La terquedad del gobierno de Velasco Ibarra dejó como saldo 30 estudiantes acribillados por paracaidistas en la casona universitaria de Guayaquil. Finalmente, producto de esta lucha, se aprueba el libre ingreso.

La lucha de la FEUE ha estado presente, tal como sucedió en los años 60’s, a favor del pueblo ecuatoriano. En las calles con los campesinos, amas de casa, maestros, luchando en contra de las privatizaciones. La organización universitaria jugó un papel primordial en la caída de gobiernos corruptos como el de Bucaram, Mahuad y Gutiérrez. Más aún, por la defensa de la soberanía, contra la petrolera Occidental; contra la firma de tratados que pongan en riesgo la soberanía alimentaria y económica del país, entre otras acciones.

La pelea más importante tal vez sea aquella de plasmar en la Constitución aprobada en 2008 la gratuidad de la educación superior (Art. 365). Esos elementos de política general han sido importantes, pero la lucha de la FEUE ha sido trascendente al interior de la Universidad: peleando por los derechos de los estudiantes al interior del aula, contra profesores autoritarios, por una verdadera participación estudiantil. Proponiendo políticas y prácticas que construyan una universidad democrática, emancipadora y de brazos abiertos.

Todo este bagaje acompañó a los casi 3000 universitarios de todo el Ecuador que se dieron cita en Cuenca del 21 al 23 de mayo en el 43 Congreso de la FEUE. A pesar de la campaña en contra del mismo y de las autoridades que afirmaban que la FEUE no representa a nadie, la participación, el debate y la acción política de estos líderes callaron estas acusaciones.

Vanessa Menaya, estudiante de la Universidad Técnica de Cotopaxi, comentó: “no soy dirigente de ningún grupo, pero me siento identificada con la FEUE, pues soy una estudiante universitaria y creo que muchas de las cosas que no se conocen es por desinterés de los estudiantes, por eso es bueno este tipo de encuentros.”

Alí Montesarios, estudiante universitario de Perú y participante del Congreso, dijo: “en toda América Latina hay un crecimiento del movimiento estudiantil y este tipo de eventos nos permite intercambiar experiencias sobre nuestras realidades, que en muchos casos son similares”.

Diego Morales, secretario de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de estudiantes (OCLAE), participó y compartió sus experiencias: “el trabajo de OCLAE ha sido el de fortalecer los lazos de solidaridad y cooperación con los estudiantes en países como Colombia, donde han sido reprimidos y perseguidos por el gobierno fascista de Uribe(…) en la región, la FEUE es un referente por su solidez, por su trabajo, por la defensa de los derechos estudiantiles y de la sociedad, por la unidad con los pueblos, y ese reconocimiento ha sido expresado en invitaciones para participar en congresos en Brasil, Nicaragua, Perú, etc.”

Unificada, fortalecida por la participación, por el debate en seis talleres: Situación nacional; Situación universitaria; Situación internacional; Cultura de los pueblos; Medio ambiente; Derechos humanos y estudiantiles, se logró el consenso de los estudiantes sobre cómo construir la universidad del futuro, vinculada con los intereses populares. Por lo que las resoluciones fueron las siguientes:

• Construir una Universidad que contribuya con la independencia real del país y con el cambio social, tanto nacional como internacional. Impulsar las propuestas de cambio más avanzadas, a fin de construir una sociedad más justa.
• Defender el derecho, garantizado en la Constitución, a la gratuidad de la educación superior. Velar por la aplicación de esta norma a cabalidad.
• Ratificar el libre ingreso de los jóvenes bachilleres.
• Velar por autonomía e independencia de la universidad, pues es condición indispensable para el avance del saber y del conocimiento.
• Recuperar el Cogobierno Paritario para que la correlación de maestro/estudiante se dé en condiciones de igualdad; para que la participación del estudiante sea real.
• Trabajar en la propuesta para la nueva Ley Orgánica de Educación Superior que viabilice la construcción de una nueva Universidad que desarrolle la investigación, la ciencia y la tecnología, con un nuevo modelo pedagógico emancipador.
• Trabajar por una Universidad que incorpore en sus programas y contenidos de estudio una visión de género, de defensa del medio ambiente, de los derechos humanos y fomente la cultura popular.
• Ratificar el apoyo a la Unión Nacional de Educadores, UNE, en contra del anticonstitucional sistema de evaluación impuesto por el Ministerio de Educación.

Este Congreso es histórico por lo masivo, por las adversidades que ha afrontado, por todas las resoluciones y también por los compromisos que asume la dirección de la FEUE a cargo de Marcelo Rivera como presidente nacional. Es histórico también porque reivindica la necesidad de trabajar por una juventud crítica, propositiva, incansable, política, movilizada que atente contra el sistema, que haga temblar a cuanto tirano se ponga en frente.