Organismos internacionales identifican a México como el gran perdedor de la crisis económica mundial. El desempleo, la caída en la inversión extranjera directa, el desplome del comercio binacional, la devaluación de la moneda, la significativa pérdida del poder adquisitivo y la histórica reducción de remesas conducen al país a una depresión similar a la de 1929, advierten analistas
Hace cinco semanas que Norma quedó desempleada. La fábrica donde trabajaba, en el Estado de México, cerró. La pensión que concibió durante 20 años se desvaneció en los últimos 16 meses, a partir de que el patrón les informó que recortarían los horarios y el salario, luego que harían paros escalonados, y después anunció la quiebra; ni un quinto de liquidación.
Norma vive otro drama: su esposo, que coloca durock en Estados Unidos, lleva lo que va del año en proceso de paros escalonados. “Ahora nos manda (dinero) un mes sí y otro no, pero lo que me apura es que así empezamos en la fábrica y luego la cerraron”.
Camina de casa en casa pidiendo una docena de ropa que lavar, planchar; limpiar pisos, lavar trastos o cuidar niños. Difícilmente alguien la emplea. Ante la pérdida del poder adquisitivo y el incremento real del 49 por ciento de la canasta básica (según se desprende de un estudio del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados), el contratar a terceros en labores domésticas se convirtió en un lujo. “El patrón nos explicó que, si conseguía un préstamo o una ayuda del gobierno, podría abrir de nuevo”, se consuela Norma. Difícilmente eso sucederá. Cada día en todo el país su historia se ve multiplicada.
La Confederación de Cámaras Industriales dice que las industrias maquiladoras, automotriz, de autopartes, electrónica, eléctrica, metalmecánica, bienes de capital, entre otras, están devastadas. Que, en el mejor de los casos, “paros técnicos, ajustes de personal, aumento en la capacidad ociosa, problemas de liquidez e incertidumbre dominan buena parte de su presente y futuro inmediato”.
Lejos de las declaraciones del presidente Felipe Calderón y su gabinete económico, que aseguran que México ya superó lo peor de la crisis económica, los analistas, organismos nacionales e internacionales, calificadoras e incluso algunas instancias gubernamentales prevén que el último trimestre de 2009 y todo 2010 se incrementará el desempleo y la desaceleración del comercio internacional.
Dada la falta de certidumbre que ofrece el Estado mexicano, el flujo de la inversión extranjera directa disminuirá; el desempleo aumentará y caerán más las remesas. Se esperan también menores ingresos por turismo. Todos ellos son indicadores que, según los analistas, llevan al país directo hacia una depresión.
“Nada parece indicar que habrá medidas político económicas que tiendan a suavizar los efectos de esta crisis. No hay un replanteo del estilo de crecimiento; no hay una nueva forma de gestión de las exportaciones, tampoco actividades orientadas a fortalecer el mercado interno, ni se ha visto el fortalecimiento de las industrias internas que generen empleos”, dice María Teresa Aguirre Covarrubias, especialista en economías emergentes en la globalización.
La investigadora de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), experta en ciclos económicos, explica: “La depresión de una economía es cuando hay varios trimestres consecutivos en decrecimiento, que puede llegar a ser alrededor de un año. La economía mexicana ha decrecido todo el año y de forma más prolongada, y todo parece indicar que no mejorará, así que sin lugar a dudas entraría en etapa de depresión. La razón principal es nuestra fuerte dependencia de la economía estadunidense: 25 por ciento de cada peso viene de ese país. Si aquella economía está en crisis, la nuestra va a seguir en crisis, y hay bastantes probabilidades de que el próximo año Estados Unidos entre en una fase de depresión”.
Autora del libro Historia económica de México, Aguirre Covarrubias explica que la depresión que se avecina tendría efectos similares a la de 1929, y detalla la manera en que el comportamiento de la banca incide en este eventual escenario de depresión: “En México el crédito en el último trimestre ha estado decreciendo, incluso lo más fuerte de los bancos comerciales, que es el crédito al consumo, también decreció. La gente no tiene crédito y, como perdió el empleo o tiene menos ingresos, deja de pagar sus deudas. Los banqueros entraron en pánico y prestan menos, y sin dinero ni crédito la gente compra menos. Ante esta situación de ausencia de créditos, desempleo y caída en las exportaciones, no hay propuestas reales del gobierno para reactivar la economía y tampoco se está impulsando la producción nacional”.
Gerardo Esquivel, investigador y docente del Centro de Estudios Económicos de El Colegio de México, dice que “tanto los integrantes del gabinete económico como los analistas han desestimado los efectos de la crisis en México”. Asegura que el país entró ya en una fase de depresión. Explica que ello se observa particularmente en los estados maquiladores como Coahuila, Chihuahua, Baja California y Tlaxcala, donde desde el año pasado iniciaron los despidos masivos.
En mayo pasado, Coahuila se colocó como el estado con el mayor nivel de desempleo del país, con la tasa de desocupación de 8.56 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA), seguido de Chihuahua, Aguascalientes y Nuevo León, indica la Encuesta nacional de ocupación y empleo.
La calificadora Standard & Poor’s prevé que, ante la contracción de la economía y la reducción presupuestal, en 2010 serán los gobiernos locales y los municipios los que enfrenten “la prueba más difícil en muchos años” respecto de las decisiones que tendrán que tomar para balancear sus presupuestos ante la que podría ser la mayor reducción de las transferencias federales.
Futuro laboral
Al dar a conocer su última evaluación del impacto de la crisis en la economía mexicana, en junio pasado, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) advirtió que el desempleo continuará por lo menos durante todo 2010. “Seguimos en contracción; los números de desempleo seguirán creciendo principalmente en la región de América Latina”, dijo José Ángel Gurría, titular de ese organismo.
La OCDE calcula que durante 2010 el desempleo en México será del 6.9 por ciento. Raúl Feliz, economista del Centro de Investigación y Docencia Económicas, estima que de concretarse el pronóstico de la OCDE, se perderán en promedio 1 millón de empleos formales. José Luis de la Cruz, investigador del Tecnológico de Monterrey, calcula que con esa cifra más de 3 millones de personas estarían desempleadas.
Este año el desempleo alcanzó su nivel más alto de los últimos 13 años, reveló recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Al mes de mayo, el desempleo afectó al 5.31 por ciento de la PEA –cifra similar al 5.5 por ciento que alcanzó en 1996–; 478 mil 847 mexicanos perdieron su empleo, y se sumaron a los 2 millones de desempleados que hasta esa fecha había en el país.
Cada día, 1 mil 643 mexicanos pierden su empleo: el Banco de México dice que, entre enero y diciembre de 2009, 600 mil mexicanos habrán perdido su trabajo. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), México es el país que este año reportará el mayor nivel de desempleo de la región, seguido por Colombia y Chile; en contraste con países como Brasil, Uruguay y Venezuela que exhiben niveles estables de empleo.
Los sectores más afectados son el industrial, que representa el 15 por ciento de la PEA, y el comercio, con el 20 por ciento.
En sectores como las fábricas de la industria del transporte, el desempleo llega al 21.1 por ciento; los fabricantes de muebles, 14.3 por ciento; la maquinaria, 14.1 por ciento; la industria de la transformación, 8.4 por ciento; los obreros, 9.7 por ciento; los administrativos, 5.1 por ciento anual.
La remuneración promedio para los trabajadores que aún tienen empleo, según el Inegi, ha tenido una contracción real del 1.2 por ciento anual, que incluye la pérdida del 2.7 por ciento de las prestaciones sociales, el 1.8 por ciento en las remuneraciones a los empleados y el 1.3 por ciento al pago que perciben los obreros.
El gran perdedor
El Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (Sela), organismo intergubernamental con sede en Caracas, integrado por 26 países, identifica a México como el más afectado por la crisis económica mundial, originada en Estados Unidos. Esto se debe a la fragilidad económica y la dependencia de su modelo exportador, particularmente hacia el mercado estadunidense. La crisis se propagó a todos los rubros de producción, e incide de manera directa en el empleo.
En su informe La acentuación de la crisis económica global: situación e impacto en América Latina y el Caribe, difundido en mayo pasado, el Sela documenta la falta de certidumbre que los inversionistas tienen de la política económica del gobierno de Felipe Calderón.
Destaca que en tan sólo seis meses, del 22 de abril al 27 de octubre de 2008, la Bolsa Mexicana de Valores sufrió la peor caída de su historia: cercana al 50 por ciento, al pasar el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de 32 mil 39 a 16 mil 868 unidades. Posteriormente, al 1 de enero de 2009, el IPC se ubicó en un máximo de 23 mil 250 puntos. A partir de entonces “continuó con su errático comportamiento dentro de una tendencia gradual a la baja”, lo que la ha llevado a perder en el transcurso de 2009 cerca del 12 por ciento del valor con el que inició el año, para ubicarse en los 20 mil 542 puntos, dice el Sela.
Como parte de la inestabilidad de la economía mexicana, que ha ahuyentado a los inversionistas, el organismo detalla que, en un lapso de siete meses, la moneda sufrió una severa devaluación de más del 50 por ciento en el mercado cambiario con respecto del dólar, al pasar de 9.94 pesos por dólar el 8 de agosto de 2008 a 15.35 pesos por dólar el 11 de marzo de 2009. Si bien a partir de esa fecha el peso comenzó a ganar terreno lentamente, hasta ubicarse en 14.21 unidades por dólar, su depreciación se ha mantenido en más del 40 por ciento.
Por primera vez en 10 años, el Banco de México intervino en el mercado cambiario. Su gobernador, Guillermo Ortiz, subastó en sólo tres días 8 mil 900 millones de dólares (más de la mitad de los 17 mil millones que se subastaron durante todo 2007), y mantuvo una subasta de 100 millones de dólares diarios hasta finales de mayo. A pesar de esa medida, que mermó significativamente las reservas, el tipo de cambio peso dólar alcanzó máximos históricos.
La caída del PIB
En marzo pasado, cuando anunció que el crecimiento económico global caería bajo cero, el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que, con tal indicador, 2009 sería el año “de peor desempeño en la vida de la mayoría de nosotros”. La estimación para los países de América Latina y el Caribe era una de contracción en el Producto Interno Bruto (PIB) entre 0.5 y 1.0 por ciento.
Los indicadores del Banco de México, que en diciembre de 2008 auguraban una caída en el PIB del 0.11 por ciento, han tenido que cambiar: el desplome se pronostica hasta menos 6.3 por ciento. La OCDE dice que caerá hasta 8 por ciento, su descenso más profundo desde 1932. En contraste, economías como Perú, Panamá, Bolivia y Cuba crecerán este año 3 por ciento, según la Cepal.
Como consecuencia de la caída del PIB, la pérdida de empleo y la reducción de ingresos, el gasto de consumo privado ha registrado una contracción promedio del 9 por ciento. La OCDE dice que para 2010 se contraerá 6.8 por ciento.
Comercio binacional, factor negativo
En su informe La acentuación de la crisis económica global: situación e impacto en América Latina y el Caribe, el Sela dice que otra de las razones por las cuales la crisis ha impactado de manera más significativa a México que al resto de los países de la región es su dependencia del comercio binacional.
En 2008, el Banco Mundial (BM) advirtió que la crisis impactaría severamente el comercio exterior de los países latinoamericanos y caribeños. Las exportaciones caerían alrededor de 2.1 por ciento y las importaciones, 3.9 por ciento. Se alertó que el país más afectado sería México, ya que destina al mercado estadunidense el 84 por ciento de sus exportaciones y el 54 por ciento de sus importaciones.
Uno del los sectores más impactados es el automotriz. En lo que va del año las exportaciones, que representan el 55 por ciento de esa industria, han caído 41.5 por ciento, de acuerdo con cifras de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz y de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores. La producción total se ha desplomado 41.7 por ciento y las ventas nacionales, 30.6 por ciento.
Otro sector afectado es el del petróleo, que constituye el 16 por ciento de las exportaciones. En el primer trimestre del año Petróleos Mexicanos registró una pérdida neta de 1 mil 900 millones de dólares, comparados con la utilidad neta de 3 mil 300 millones obtenidos en el mismo periodo del año anterior. Al igual que el petróleo, materias primas como el cobre, la soya, el café, el azúcar, el maíz y el trigo también han sufrido significativos decrementos en su precio en el mercado internacional.
María Teresa Aguirre Covarrubias destaca que uno de los errores del gobierno de Calderón ha sido dar la espalda al mercado latinoamericano, al que destina sólo el 4 por ciento de sus exportaciones. “El gabinete económico está muy convencido del modelo exportador que recibieron y, aunque este modelo se está cuestionando en todo el mundo, acá no se ha hecho ninguna vinculación con América Latina, no se busca la manera de colocar allá los productos mexicanos. Por estar volcados en el mercado estadunidense, se olvidaron del latinoamericano que ahora es el más estable”.
El Sela dice que los acuerdos regionales, como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América son los que han permitido a los países de Centro y Suramérica sortear la crisis.
Para la investigadora de la UNAM, las políticas gubernamentales se han centrado, “erróneamente”, en generar estímulos a las exportaciones como motor de la economía, por ello, “se deprimieron los salarios para supuestamente hacer más competitivas las exportaciones, por eso la canasta básica se encareció y los salarios se mantienen sin aumento. Pero esa política no está dando buenos resultados y lo único que genera es más pobreza”.
La acentuación de la pobreza
Más de 50 millones de mexicanos padecen pobreza y en los próximos meses la cifra podría crecer, como alerta el Banco Mundial: al concluir este año, unos 200 millones de personas en el continente habrán caído en pobreza, como consecuencia de los aumentos en los precios que entre 2008 y 2009 han registrado los alimentos y combustibles.
Antonio Bolaños, investigador de la UNAM, especialista en finanzas públicas y pobreza extrema, dice que, “en este escenario de crisis, los programas del combate a la pobreza deberían tener un mayor gasto público. Las medidas para conservar el empleo deben ser más profundas y las políticas en relación al salario deben corregirse. No ha ocurrido así, y lo que tendremos al final de esta crisis es que será más profunda la disparidad entre los ricos y pobres”.
Evalúa que, “ante la falta de medidas anticíclicas, la crisis anulará toda posibilidad de que millones de mexicanos puedan mejorar su calidad de vida. Muchos de ellos, que tenían ingresos regulares, prácticamente caerán en la pobreza, y de los millones que ya estaban en pobreza extrema, su situación se agravará aún más. Es decir, el futuro es el subdesarrollo y un franco retroceso económico, político y social”.
El doctor en economía Gerardo Esquivel destaca que dentro del “mal diagnóstico” que el gabinete de Felipe Calderón ha hecho de la crisis “no está considerando el impacto social, lo cual es un error muy grave”. Explica: “Es muy preocupante que no hay una conciencia clara de que estamos en la crisis más grave de los últimos 80 años, que la caída del empleo parece imparable y ello obviamente va a traer severas implicaciones sociales”.
Alerta que “los impactos sociales que deja una crisis no se ven inmediatamente, sino con cierto rezago, porque cuando una persona pierde el empleo, pasa meses tratando de incorporarse al mercado laboral, si no lo logra, vienen los problemas personales, sociales, conductas antisociales. Eso es lo que vamos a ver al final del año, pero sobre todo en 2010. Ante la incapacidad del gobierno de generar posibilidades de empleo suficientes para incorporar a toda la población al mercado laboral, se generará un caldo de cultivo propicio para la inestabilidad social, y esto se ha subestimado por completo”.
Durante una reciente reunión en Montreal, Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI, advirtió que la crisis económica “fácilmente puede conducir a disturbios sociales, inestabilidad política e incluso la guerra”.
El ámbito fiscal
La calificadora Standard & Poor’s ha dicho que podría bajar las calificaciones de México “si el gobierno no resuelve en este año los factores que limitan su margen de maniobra fiscal. Tensiones adicionales sobre su posición de financiamiento externo, tales como las derivadas de los problemas en los sectores bancario o corporativo, también presionarían a la baja las calificaciones”.
Adelanta que hay altas posibilidades de que el Congreso “no resuelva adecuadamente la falta de flexibilidad en la política fiscal de México”. Por ello, calcula que durante 2010 la posición fiscal del país se verá aún más deteriorada ante la dependencia presupuestaria de los ingresos petroleros, la ausencia de ahorros fiscales significativos y una baja base tributaria no petrolera. Aunado a que, según sus estimaciones, el próximo año la deuda externa de México (neta de activos líquidos) tenderá a situarse por arriba del 40 por ciento de los ingresos de la cuenta corriente.
“También esperamos el deterioro en la posiciones fiscales y externas de México”, dice José Covallari, director de calificaciones corporativas de Standard & Poor’s.
Gerardo Esquivel observa que el país debe aplicar “programas agresivos”, sobre todo en el ámbito fiscal. “Que (las autoridades) actúen ya y que vean en América Latina una opción real de comercio exterior”.
Caen remesas
Como consecuencia directa de la crisis económica y la falta de empleo en Estados Unidos, en mayo pasado México registró la caída del 19.8 por ciento en el envío de remesas –la principal fuente de divisas después del petróleo–, la más baja de los últimos 12 años, según estimaciones del Banco de México.
El presidente de la Reserva Federal de Boston, Eric Rosengren, advirtió –durante una conferencia de prensa en Bruselas, en junio pasado– que el desempleo en Estados Unidos se incrementará en 2010, cuando llegue al 10.1 por ciento. En tanto, los informes de organismos internacionales señalan que al ser México el principal receptor de remesas, según cifras del Banco Mundial, será también el más afectado. El Fondo Monetario Internacional pronostica que el próximo año caerá en 10 por ciento el envío de remesas al país.
El Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (Sela) señala que en los últimos dos años miles de mexicanos en Estados Unidos perdieron su empleo, vieron reducidos sus ingresos o fueron víctimas directas de la crisis del sector hipotecario: un informe del Centro para Aprendizaje Responsable estima que una de cada 12 hipotecas que se concedieron a hispanos (casi la mitad mexicanos) en 2005 y 2006 terminará en un embargo hipotecario.
Desde 2007, en los primeros meses de la crisis, el crecimiento de las remesas comenzó a debilitarse. En 2008 prácticamente no aumentaron, sin embargo continuó su envío, porque la mayoría de migrantes echó mano de sus ahorros para compensar el desempleo y la caída de sus ingresos, documenta el Sela. Pero ya en 2009 los envíos registraron una reducción del 5 por ciento: 448 mil 913 hogares mexicanos (casi una cuarta parte de los receptores) dejaron de recibir remesas. La pérdida para México ascendió a 1 mil 600 millones de dólares, que corresponde al 0.2 por ciento del Producto Interno Bruto.
El estudio Recesión global, migraciones y remesas: efectos sobre las economías de América Latina y el Caribe, elaborado por el Sela y difundido recientemente, indica que México es el país más afectado por la caída de remesas (seguido de Colombia). Entre 2007 y 2009, los receptores –que dependen en gran media de ese ingreso– registraron pérdidas de hasta el 65 por ciento de sus ingresos. Además, los ahorros de los migrantes cayeron en promedio de 4 mil 600 dólares en 2007 a 3 mil 500 dólares en 2008, y a 2 mil 500 dólares en 2009.
En términos de índices de desempleo, los migrantes de México y Centroamérica –en ese orden de incidencia– han sufrido de manera desproporcionadamente mayor que los de otras regiones. En 2008, el desempleo de los connacionales alcanzó el 7.70 por ciento, ello debido a que el 43 por ciento se desempeña en los sectores devastados por la crisis: industria y construcción. De acuerdo con datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos, hasta el año pasado los migrantes mexicanos ocupaban 13 de cada 100 empleos en el sector de la construcción y siete de cada 100, en el industrial.
Aunado a ello, indica el Sela, “aumentó el sentimiento de rechazo contra los inmigrantes y, también, las deportaciones efectuadas por el gobierno”. En una encuesta elaborada por el Sela, la tercera parte de los migrantes encuestados señaló que las redadas y otras acciones relacionadas han afectado sus envíos de remesas, por el hecho de que los funcionarios policiales y las empresas exigen documentos de identificación. (ALP)
Aumenta cartera vencida en bancos
Luego de que entre 2003 y 2007 los bancos otorgaron indiscriminadamente tarjetas de crédito, constriñeron los préstamos. Ante la falta de liquidez, registran históricas suspensiones de pago del 11 por ciento promedio en sus carteras, de acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
Al mes de mayo, según datos de la CNBV, la cartera vencida por tarjetas de crédito sumaba 33 mil millones de pesos (MDP). La de crédito a la vivienda, 300 mil MDP; la cartera de crédito al consumo, 426 mil MDP.
Además, la cartera vigente de consumo presentó una disminución de 2.12 por ciento, con un saldo de 385 mil MDP; mientras que el saldo vencido se elevó 4.76 por ciento, a 41 mil MDP; esto hizo que el índice de morosidad llegara a 9.62 por ciento. Desde finales del año pasado, algunos bancos hablaron de planes de reestructuración para disminuir la tasa de morosidad. (ALP)
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