“No se han hecho estudios apropiados del soporte de la capacidad de carga que tienen las islas, es decir del número de turistas que pueden venir al archipiélago sin causar mayores impactos ambientales”.
Carlos Morales es un biólogo apasionado de su profesión, que se encuentra encantado por las Islas Galápagos, “el laboratorio natural de la evolución”, pero también preocupado, “desencantado”, por la falta de políticas adecuadas para la conservación de este incomparable ecosistema.
Con este profesional graduado en la Universidad Central del Ecuador, director de varios proyectos de conservación ambiental, dialogamos acerca de la realidad del ecosistema en el archipiélago.
Ejes de una problemática ambiental
Si consideramos que las Islas Galápagos son declaradas como Patrimonio Natural de la Humanidad y Reserva de Biósfera del Planeta, por su Parque Nacional y Reserva Marina, respectivamente, llegaremos a la conclusión de que no existe un adecuado manejo del tema ambiental en las islas.
Una de las principales problemáticas en este sentido, y en la cual las políticas de control implementadas son deficientes, es el tema del afloramiento turístico: todos los días aterrizan cuatro aviones en el aeropuerto de Baltra procedentes del continente, con más de un centenar de pasajeros cada uno, nacionales y extranjeros, y no se han hecho estudios apropiados del soporte de la capacidad de carga que tienen las islas, es decir del número de turistas que pueden venir al archipiélago sin causar mayores impactos ambientales.
Otro problema que existe es el poblacional: su crecimiento es exorbitante. No existe, de lo que conozco, un control de natalidad sobre los colonos, no hay una proyección ni estudios acerca del tema; y creo, también, que es insuficiente el control del ingreso de las personas ilegales y de los residentes temporales.
Adicional a esto, como otro gran eje a tomar en cuenta y derivado del anterior, es el acumulamiento de basura, de desechos tanto orgánicos como inorgánicos: ¿cómo reciclarlos o deshacerse de ellos sin perjudicar el ecosistema?, esa es la pregunta clave y en la cual debe trabajarse, con una visión ambientalista y de salud.
Una Ley que necesita reformas urgentes
Hay que reformar la Ley Especial de Galápagos. Se necesitan leyes claras y estrictas que ayuden a restablecer un manejo responsable del medio ambiente y que beneficien el desarrollo social de sus habitantes. Fundamentalmente, creo, que tienen que poner énfasis en el tema de la migración (con la gente que viene del continente por cuestiones de mano de obra, porque supuestamente aquí hay un mejor estatus de vida), el turismo y la conservación de las especies; y vincular, en su creación y debate, a los sujetos participativos, a los entes sociales y económicos del archipiélago
Población y conservación ambiental
Existen las posibilidades de mantener relaciones estables entre la población y el medio ambiente, para ello es necesario insistir en una educación ambiental constante; en ese tema ya existe un avance importante: se creó la materia de ‘Conservación Ambiental’, como parte de la malla curricular en escuelas y colegios. Además, este esfuerzo debe ser conjunto con los municipios seccionales, el gobierno provincial, las instituciones gubernamentales, las Ong´s y fundaciones que trabajan en acá.
La empresa privada y el turismo
La primera empresa que hizo turismo en Galápagos fue Metropolitan Touring, que es manejada por Roque Sevilla. Esta empresa trata de monopolizar el turismo de la zona, y le lleva veinte o treinta años de adelanto a las pequeñas operadoras turísticas del archipiélago: maneja un turístico tecnificado que, mediante sus operadoras y contactos en el exterior, traen a los turistas extranjeros al Ecuador, quienes apenas aterrizan en Baltra, son trasladados directamente a sus barcos para realizar un turismo de alta mar…
Al respecto, considero que los pobladores del archipiélago deben exigir, mediante el Servicio de Rentas Internas, que esta megaempresa turística done su 25% del impuesto a la renta generado en la zona, para el financiamiento de proyectos de infraestructura básica (como alcantarillado y agua potable) o de conservación ambiental. Lamentablemente, esta empresa dona su 25% pero en el Municipio de Quito, a la Fundación Vida para Quito, cuyos intereses económicos y políticos están muy cercanos a los de Roque Sevilla.
La Universidad Central y su presencia en el archipiélago
La Universidad Central, fundamentalmente la Facultad de Filosofía y su Escuela de Biología (que fue una de las primeras ofertas académicas de la extensión en Santa Cruz), ha concientizado mucho a la población de colonos, en especial a la juventud, acerca de mantener el ecosistema y elevar su espíritu de protesta ante las injusticias, políticas, económicas, sociales y ambientales.
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