Han pasado 10 años desde que Jaime Hurtado González, máximo líder del Movimiento Popular Democrático, junto con Pablo Tapia y Wellington Borja fueron asesinados el 17 de febrero de 1999 y a pesar de que Steaven Ponce, uno de los autores materiales está preso con una condena de 16 años, los otros autores materiales junto con los intelectuales y cómplices siguen impunes.

A continuación se presentan detalles que dan una visión de cómo pueden las entidades de seguridad del Estado y sus propios funcionarios relacionarse y confabularse en contra de no solo un hombre sino de los sectores que buscan el cambio. El objetivo, crear conciencia para no conformarse y denunciar sin importar el tiempo las acciones reaccionarias que buscan callar las voces de cambio y revolución como la de Jaime Hurtado González.

Se muestran las reacciones de diversos actores después del día del crimen (el presidente, el ejército, la policía, los testigos) y el accionar de la Comisión Especial de Investigación.


Jamil Mahuad:

Dos días después del asesinato, 19 de febrero, en cadena nacional Jamil Mahuad, Presidente de la República, informó los pormenores del crimen pero basándose solamente en el informe policial. Según éste, Jaime Hurtado fue asesinado por paramilitares colombianos por mantener relaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, y por crear grupos guerrilleros en el país. ¿Cómo se pudo aseverar un informe que llevaba solamente 48 horas de investigación?
Según el ex Ministro de Defensa, General José Gallardo, resultaba indispensable para el Gobierno dar estas declaraciones porque “se estaban presentando especulaciones que involucraban al Estado con el crimen”. Entonces, resultaba necesario “informar” a la opinión pública cómo se dieron los hechos y así demostrar la inocencia del Estado.

La policía y el ejército:

Al haber afirmado esta hipótesis el mismo Presidente de la República, la policía dejó a un lado el caso Jaime Hurtado. Steven Ponce, Serguei Merino y Fernando Aguirre fueron acusados de ser los autores materiales del crimen. Sin embargo, la justicia no dictaminó sentencia y fueron dejados en libertad. Un año después Steven Ponce fue apresado en Estados Unidos por cometer una infracción de tránsito, lo extraditaron y pudo ser condenado.

Otros antecedentes demuestran la complicidad de la policía en el crimen. El 5 de febrero en una marcha en Guayaquil la policía apresa a Jaime Hurtado sometiéndolo a un cateo y asegurando que estaba armado, días después policías registran las oficinas de Jaime Hurtado. “La policía se aseguró de que Jaime Hurtado no anduviera armado”, asegura Marcelo Andocilla. Una semana antes del crimen se cerró el Puesto de Auxilio Inmediato, PAI, que tenía la policía cerca del lugar del crimen.

A pesar de que el propio Presidente de la República dijo en la cadena nacional que las Fuerzas Armadas trabajarían con la policía en el caso, éstas nunca investigaron nada del asesinato.

La Comisión Especial de Investigación:

Solamente la Comisión Especial de Investigación, CEI, continuó con la indagación del caso, descubriendo importantes claves que explican el por qué este asesinato es un Crimen de Estado.

La CEI calificó el informe de la policía como “incompleto, forjado y contradictorio”. ¿Por qué? Según Marcelo Andocilla, quien fue presidente de la CEI, la hipótesis policial se basaba en declaraciones de uno de los detenidos, Fernando Aguirre, quién, según el Ministro de Gobierno de ese tiempo, Vladimiro Álvarez, era el móvil del asesinato. Pero que según investigaciones de la CEI, Aguirre, resultaba ser agente de la policía y parte de la oficina antinarcóticos, DEA.

La CEI rastreó las llamadas al celular que había tenido Aguirre para realizar el crimen, algo que no hizo la policía. Sorprendentemente para la comisión en el rastreo se evidencian llamadas de la INTERPOL, de la DEA y de un teléfono que correspondía a un supuesto asesor de un diputado de la Democracia Cristiana, Michael Oña.

Michael Oña resultaba clave en la investigación pues posiblemente fue el intermediario entre los criminales materiales y los intelectuales del asesinato. El 18 de febrero la policía localizó a Oña y lo mató alegando defensa propia. Así, el asesinato de Jaime Hurtado se quedó sin su principal testigo.

Sin embargo, después de algunas indagaciones la CEI descubrió que Jaime Hurtado se encontraba investigando un caso de lavado de dinero proveniente de narcotráfico en la campaña electoral de Jamil Mahuad. Jaime Hurtado había pedido al Congreso Nacional que se investiguen las cuentas bancarias de Medardo Cevallos Balda, embajador del Ecuador en México en el Gobierno de Mahuad y dueño de BancoMex y de American Carbo empresa importadora y exportadora del país.

Los testigos:

Tres comerciantes informales y un abogado que salía de la Corte Nacional de Justicia fueron los testigos. Después de algunas investigaciones y de entrevistar a los cuatro testigos la CEI pudo localizar tanto a la persona que disparó como del chofer del carro en el que huyeron los asesinos de Jaime Hurtado.

El autor de los disparos resultó ser Freddy Simón Contreras, un militar retirado, ex miembro de las fuerzas especiales del ejército, que en ese momento era guardaespaldas de Medardo Cevallos Balda y la persona que condujo el carro en el que huyeron era el chofer del mismo embajador.

Ahora se entiende por qué la policía y Jamil Mahuad se esforzaron tanto por asegurar que fueron paramilitares colombianos los asesinos. A ninguno de los dos les interesaba que se descubriera ni las razones que llevaron a su asesinato ni los datos que Jaime Hurtado había estado investigando.

10 años de impunidad no han logrado que el pueblo olvide este crimen y que se siga reclamando justicia. Durante la Asamblea Nacional Constituyente el MPD logró que el caso no prescriba junto con todos los crímenes de Estado. Jaime Hurtado González fundador del MPD, defensor de las causas populares, político y escritor querido por el pueblo ecuatoriano vive en cada reivindicación social y en cada lucha popular. Buscaron silenciar a todo un movimiento de cambio pero lo que se ha conseguido es que las fuerzas populares sigan fortificándose y que sus luchas se hagan más y más fuertes.