Erika Ramírez Sección: Fraudes Privados

La denuncia interpuesta por Mario Moreno Ivanova, hijo adoptivo del actor Mario Moreno, Cantinflas –que exigía los derechos de la colección Gelman: “Maestros europeos del siglo XX”, con valor superior a 30 mil millones de pesos– prescribió. Así lo dicta la sentencia definitiva que emitió el juez trigésimo segundo del tribunal de justicia capitalino, bajo la causa 120-2008. El caso se llevó en la averiguación previa FPC/74T3/00706/06-10, radicada en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).

Apenas un mes antes, los magistrados de la Octava Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF) negaron la orden de aprehensión en contra del exdirector del Centro Cultural Arte Contemporáneo, Robert Littman; la juez neoyorkina Marylin Diamond, la abogada Janet Cohn Neschis y el notario Paul E. McGloin, por el delito de “robo agravado en pandilla”.

No obstante, los magistrados del TSJDF ordenaron que se continuaran las investigaciones en contra de los personajes del sistema judicial estadunidense y la cultura en México, por el supuesto delito de fraude, según consta en el expediente 1361/2008 (Contralínea. Periodismo de investigación, 115).

Mientras las autoridades mexicanas resuelven el expediente que llevó más de dos años en los tribunales de la capital del país, y en el que intervinieron prestigiados bufetes jurídicos, la Corte del Distrito Sur de Nueva York, en Estados Unidos, continúa con una investigación en contra de los mismos acusados por Moreno Ivanova. En el caso estadunidense, la denuncia fue interpuesta desde el 30 de octubre del 2002 por Jerry Jung, primo de Natasha Gelman.

El juicio, que se lleva en el país vecino, exige la restitución de los fondos de la Fundación Anturia, creada por el matrimonio de Jacques y Natasha Gelman en 1985, y de la cual la familia de la mujer de origen checo era beneficiaria. De acuerdo con el expediente, del cual Fortuna copia, los demandados cambiaron los estatutos de la institución de caridad y beneficencia cuando Natalia Zahalka Krawak padecía alzhéimer.

Los litigios

Tras la muerte de la principal beneficiaria de la fortuna Gelman, los supuestos herederos iniciaron juicios en tribunales nacionales y extranjeros para determinar el paradero final de todos los bienes, adquiridos durante décadas por Jacques Gelman –amigo y productor del comediante mexicano Mario Moreno, Cantinflas– y su esposa.

Según consta en el expediente 1865/98, Jerry Jung inició los reclamos en 2002. Interpuso una demanda en contra de Littman, Neschis y Diamond en un tribunal neoyorkino, por instaurar un “esquema fraudulento” en la fundación Anturia, con el propósito de “defraudar” a la señora Gelman: “Una anciana viuda y rica que llegó a estar mentalmente incompetente en los últimos años de su vida”.

La Fundación Anturia, dicen diversos documentos oficiales, fue constituida para proveer de fondos a los miembros de la familia Jung, así como a la Fundación de Jerusalén, el Museo de Arte Moderno en Telaviv, la Fundación Weisman, ambos en Israel, y el Departamento de Investigación para el Cáncer, en Berna Suiza, entre otros.

Los puntos principales de los estatutos establecían que Natasha Gelman podía hacer cambios por órdenes verbales y en forma directa. No obstante, a partir de 1992, la mujer padecía la enfermedad de alzhéimer. A partir de entonces, las modificaciones fueron supuestamente mecanografiadas por ella y enviadas a los directivos de la Fundación por Janet Cohn Neschis.

Entre las modificaciones se observaron cambios en los porcentajes de los beneficiarios, ejemplo de ello es que antes de los movimientos estatutarios, a la familia Jung le correspondía más de 30 por ciento de los recursos y Robert Littman apenas el 1 por ciento. Con las modificaciones, los familiares de Natasha Gelman tendrían derecho a reclamar sólo el 5 por ciento y el exdirector del Centro Cultural Arte Contemporáneo habría incrementado su concesión al 31 por ciento. Además, en los más de 300 puntos que constan en la demanda se lee que se agregó a Marylin Diamond como beneficiaria del 3 por ciento de los fondos.

Los arreglos provocaron extrañeza a los directivos de la Fundación Anturia, quienes solicitaron una explicación a Neschis, quien “en tono molesto” –se lee en los documentos oficiales– se negó a explicar los motivos y ordenó a Madeline Claire Levis, representante del Credit Suisse, que realizara los cambios o de lo contrario retiraría los fondos del banco en donde se depositaban los recursos.

Aunado a lo anterior, el director del banco suizo, Fritz Hochner –quien conocía a los Gelman desde 1970– viajó a México para visitar a la coleccionista, el 19 de octubre de 1992, y se percató que el estado mental de Natasha Gelman se había deteriorado.

Posteriormente, los acusados instrumentaron un nuevo fideicomiso para transferir los bienes de la Fundación Anturia, y en el que se concentraran colecciones de obra de arte, europea y mexicana; platería, inmuebles y objetos preciosos. El vehículo financiero fue denominado Waterford, según consta en documentos judiciales.

Waterford permitió que Littman, Neschis, Diamond y McGloin obtuvieran de Natasha Gelman las más de 80 obras artísticas de la Escuela de París, contenidas en la colección “Maestros europeos del siglo XX”. Pero no sólo eso, también se hicieron beneficiarios de los derechos y título de propiedad del departamento ubicado en el 625 de Park Avenue, lugar en el que el matrimonio Gelman pasaba su estancia en Estados Unidos.

Además, se hicieron de “todos los valores, dinero y demás propiedades depositadas en la cuenta 150452, de Swiss Bank Corporation”. También de las piezas de arte precolombino, los artículos de plata, joyería, alfombras, tapetes y muebles de casa.

Con el fideicomiso –además de los objetos de valor de los coleccionistas–, Littman, Neschis, Diamond y McGloin obtuvieron los derechos de las empresas Alford Holding, constituida bajo las leyes de las Islas Vírgenes británicas, y Paramound Holding, creada bajo las leyes de las Islas Turcos e Icacos.

Todas las cesiones anteriores fueron hechas por la “absurda” cantidad de 1 dólar. La entrega fue certificada por el notario “inculpado” Paul McGloin, y como testigo se presentó Janet Neschis el 18 de noviembre de 1997. Expedientes judiciales destacan que al momento de la firma el fideicomiso aún no estaba conformado, situación que se dio hasta el 1 de enero de 1998 (Contralínea. Periodismo de investigación 115).

El reclamo estadunidense

Actualmente, la familia Jung, representada por el despacho jurídico Steven Levit y Asociados, dice ser propietaria de los bienes contenidos en los fideicomisos derivados de la Fundación Anturia, ya que los demandados tomaron “ventaja y /o de otra forma, abusaron de la relación confidencial y fiduciaria (…) al convertir y/o desviar las oportunidades corporativas, los bienes, los dineros, las propiedades de lo perteneciente a la familia Jung”.

Los demandantes, encabezados por Jerry Jung, aseguran que Neschis, Littman y Diamond se han enriquecido “injustamente” a expensas y en detrimento de la familia Jung.

Ante esta situación, la familia Jung demanda el 27 por ciento de los bienes, “donde quiera que se localicen” los recursos de la Fundación Anturia. Por los “daños” ocasionados por Neschis y Littman solicitan no menos de 21 millones de dólares, indica el expediente.

Asimismo, exigen que sean cubiertos los costos de la acción judicial, en la que se incluyen “los honorarios de los abogados y las cantidades gastadas en descubrir el fraude cometido por los demandados”.

La amiga de Natasha

Grit Nachman, quien se dijo amiga de Natasha Gelman, fue uno de los testigos presentados ante la Corte Suplente del Estado de Nueva York. La mujer dijo conocer a la coleccionista desde 1936: “Fuimos amigas cercanas por más de 60 años hasta su muerte, en mayo de 1998. Fue Natasha quien me presentó a mi esposo, Carol Nachman, a inicios de 1940”.

En el relato, la testigo presentada por Jerry Jung, aseguró que ambas se frecuentaban por lo menos una vez al año desde 1980 y había constante comunicación telefónica. “Visité a Natasha en México y Nueva York en muchas ocasiones. En México siempre me hospedaba en su casa de la ciudad o en la de Acapulco. Íbamos a fiestas juntas y hasta me prestaba sus vestidos”.

La amiga de Natalia Zahalka Krawak fue una de las principales testigos de la fortuna que acumulaban los Gelman. En el testimonio judicial, indica que Natasha Gelman contaba con una “magnífica colección de joyas”, entre las que destacaba un anillo de diamantes en forma de pera grande, otro de esmeraldas y un collar de perlas.

Según el testimonio de Grit Nachman, antes de la muerte de Jacques Gelman, la pareja había discutido sobre el valor total de la joyería, mismo que ascendería a 1.5 o 2 millones de dólares. “Recuerdo que Natasha me platicó acerca de la gran colección de cigarreras Faberge en su departamento de Nueva York que había coleccionado para Jacques a través de los años. Me dijo que, debido a su inmenso valor, la colección fue trasladada a una caja de seguridad en el Banco Manufacturero de Hannover”.

A inicios de la década de 1990, los encuentros entre Gelman y Nachman se fueron restringiendo. Las conversaciones telefónicas, dice, también se fueron acortando. “Cuando le llamaba le preguntaba si vendría a Europa a visitarme y ella contestaba ‘sí, sí, sí, yo voy’, pero nunca vino. Aunque era amigable, Natasha no tenía mucho que decir y platicábamos nuestras experiencias pasadas cada vez menos. En ese tiempo, empecé a sospechar que estaba perdiendo su claridad mental”.

Fue hasta 1994 cuando Natasha visita a su amiga en Paris. Su acompañante era Robert Littman. Grit Nachman notó que la esposa del coleccionista ruso había perdido algunos recuerdos trascendentales en sus vidas. “Por ejemplo, en el almuerzo me decía: ‘¿Conoces a Carol Nachman?’ Estaba completamente sorprendida. Desde luego que lo conocía. Él había sido mi esposo. Natasha nos presentó años atrás y habíamos socializado como parejas muchas veces en el curso de cinco décadas. El hecho de que Natasha no recordara mi matrimonio con Carol y su papel al juntarnos, fue dramática confirmación de que estaba seriamente enferma”.

Rememora las muestras de cariño para Jerry Jung y su familia. A sus hijos los veía como nietos, dice. También hablaba de la preocupación que sentía por su hermano Mario Sebastian, a quien la fortuna no le había sonreído de la misma manera, aunque también viviera en México.

“Contaba a Natasha como una de mis mejores amigas y creo que ella diría lo mismo de mí. Honestamente, parece improbable que Natasha diera, a alguien fuera de su familia, millones de dólares o sacara a los Jung de sus testamentos. No creo que pudiera o hubiera hecho eso”, concluye el documento.

Batalla jurídica en México

En 2006, Mario Moreno Ivanova reclamó la posesión de derechos de más de 80 pinturas y esculturas de artistas europeos, entre los que se encontraban Salvador Dalí, Matisse, Renoir, Picasso, entre otros. El acervo, valuado “pericialmente” en 30 mil 358 millones 820 mil 520 pesos, supuestamente correspondía a la empresa RIOMA FILMS, representada por el hijo de Cantinflas, según consta en documentos oficiales.

Mario Moreno Ivanova, asegura, en entrevista, que la colección “Maestros europeos del siglo XX” pertenece a la empresa que constituyeron su padre y el productor de origen ruso. Además, acusa a Littman, Diamond y Neschis de aprovecharse de la deteriorada salud de Natasha Gelman para hacerser beneficiarios de su fortuna.

El hijo adoptivo de Cantinflas relata que Natalia Zahalka Krawak estaba muy mal en los últimos años de su vida. “Era mi madrina y a raíz de que muere mi padrino (Jacques Gelman) me preocupó más. Ella no sabía dónde estaba y no recordaba su nombre, me preocupé y la llevé a que la atendieran. Luego Littman la secuestra, se la lleva y no deja que nadie la vea. Es cuando empieza a hacer este tipo de cosas y levanta más sospechas”.

Asegura que en todas y cada una de las empresas que formaron Jacques Gelman y Mario Moreno, Cantinflas, los socios y amigos eran accionistas mayoritarios; “en la última me incluyeron a mí (RIOMA FILMS), mi papá tenía el 60 por ciento de las acciones, Jacques el 30 y a mí me tocaba el 10. Después me quedé con la empresa”.

Respecto del documento 9023695, del Registro Público de la Propiedad, que muestra que RIOMA Films quedó disuelta el 31 de diciembre de 1986, Moreno Ivanova indica que “la empresa entró en liquidación pero hasta la fecha no ha concluido. Está radicada en Estados Unidos y no se ha podido concluir porque es la empresa que distribuía en el extranjero las películas de mi padre, mismas que ahora yo opero”.

Dos años más tarde de que iniciara el litigio por la colección de artistas europeos, empieza el reclamo del acervo artístico mexicano. En las obras figuran las firmas de Frida Kahlo, Diego Rivera, Rufino Tamayo, David Alfaro Siqueiros, Francisco Toledo y Juan Soriano, entre otros. La recopilación, que aún se encuentra en juicio, está contenida la averiguación previa FPC/74/T2/068/08-01 e involucra a Robert Littman, quien funge como albacea y expuso la obra hasta el año pasado en el Museo Muros, ubicado en Cuernavaca, Morelos.

También está acusado el notario público 103 del Distrito Federal, Armando Gálvez Pérez Aragón, por el supuesto delito de “administración fraudulenta”, que lleva la Unidad de Investigación número 4 de la Fiscalía de Procesos de lo Civil. El denunciante del caso es el abogado Francisco Fuentes Olvera, quien exige los derechos del acervo, luego de comprarlos en 20 mil dólares a Mario Sebastián Krawak, hermano de Natasha Gelman.

Lilian Cruz Rangel, abogada de Jerry Jung en México, expone que el reclamo de Francisco Fuentes Olvera se debe al acercamiento que hubo entre su cliente y el hermano de Natasha Gelman, Mario Sebastian.

“Jerry Jung está normalmente en contacto con Mario Sebastian. Durante un año estuvimos platicando de qué actitud deberían tomar los únicos miembros de la familia frente a esta situación, en el entendido de que el único que tenía posibilidad jurídica era Mario Sebastian, un señor mayor de 80 años, que no podía caminar y estaba muy enfermo y muy cansado; aun así decidió apoyar a Jerry en su lucha por la justicia”, dice la abogada.

Cruz Rangel expone que durante un año, los familiares de Natasha Gelman estuvieron platicando cuál sería la mejor manera de hacerlo. Como Jerry Jung vive en Estados Unidos, y no puede estar en todo momento en México, deciden que Francisco Fuentes compre los derechos a su nombre; pero “hay un contrato en donde se establece la reversión de los derechos en el momento de que exista un fallo a favor. En este momento son sinónimos Jerry Jung y Fuentes Olvera”, enfatiza la abogada.

Se solicitó entrevista con Robert Littman, por correo electrónico, a través de sus abogados John Koegel y Jane W. Parver, sin que al cierre de esta edición se haya obtenido respuesta.

Débil sentencia estadunidense: Moreno Ivanova

Moreno Ivanova, quien inició un juicio en 2006 para obtener los derechos de la colección europea de los Gelman, también enfrenta juicios en Estados Unidos por la distribución y reproducción de las 34 películas que llevaran al éxito a su padre, Mario Moreno Cantinflas.

De acuerdo con un documento de la Corte del Distrito de California, Moreno Ivanova incurrió en desacato por no retractarse de cualquier intento de distribuir las películas El patrullero 777 y El barrendero, así como 26 filmes más que realizó su padre bajo el sello de Columbia Pictures.

El 4 de junio de 2004, el juez Dickran Tevrizian giró la orden de aprehensión en su contra. Desde esa fecha, no pisa suelo estadunidense por temor a ser aprehendido.

Además, Dickran Tevrizian ordenó regresar todos los negativos de las películas a la productora estadunidense, y que se presentara el 28 de abril de 2003 a testificar en una audiencia el incumplimiento de la primera orden. No obstante, Moreno Ivanova no acató el fallo. Firmó un contrato, dice la orden de aprehensión, en el que establece que tiene la licencia de 28 películas, que originalmente pertenecen a la empresa fílmica.

El hijo del actor mexicano asegura que Columbia Pictures “no tienen los elementos suficientes para decir que son los dueños de las películas. En 40 años no se te puede olvidar reclamar los negativos de las películas y yo los tengo en mi poder, siempre los he tenido”.

“Exigían que yo les entregara los negativos porque ellos eran los dueños y como muestra exhibieron rollos de películas ante la corte estadunidense; todos eran copias. Por qué les voy a entregar algo que no les pertenece, que mi papá me legó en vida y que he conservado siempre. Columbia Pictures fue la distribuidora de las películas hasta 1997 año en que se les venció el contrato, cuando los contacto para renovar la negociación, inician el pleito”, acusa.

Moreno Ivanova asegura que el dictamen de las autoridades estadunidenses es “tan débil, que si hubiera sido definitiva ya hubieran venido a México a hacerla valer. No me interesa ir a Estados Unidos. Yo sigo moviendo las películas en Centro Sudamérica, España, al igual que las caricaturas que hizo mi padre”. (ER)