Pelearse con el hermano y acusarlo de haberse pasado al lado de la oposición, no ha resuelto el problema de graves indicios de corrupción en el entorno del presidente Rafael Correa. Las medidas económicas que anunció hace poco han quedado evidenciadas como una reproducción de las ya conocidas medidas que tomaban los gobiernos neoliberales, es decir, son medidas fiscalistas, que pretenden, sobre la base de impuestos, conseguir dinero para resolver los graves problemas de déficit que enfrenta, debido a una política asistencialista que si bien le ha generado mantener aún una alta aceptación entre los sectores populares, le está costando más de una dificultad en medio de la crisis general del sistema.

Su Gobierno mantiene una tendencia a la baja en cuanto a la credibilidad entre los ciudadanos, a quienes dice representar. La persecución a líderes populares y a organizaciones respetadas y queridas entre los pueblos, como la Unión Nacional de Educadores, las centrales sindicales, las organizaciones indígenas, las federaciones de jóvenes universitarios, le están estallando en la cara. A partir de esta semana enfrenta un paro indefinido de los maestros, sector al cual ha vituperado, amenazado y burlado. Existe indignación entre los educadores; y no es para menos, se los trata permanentemente como mediocres, mafiosos y corruptos, sin tomar en cuenta que han sido ellos los que han contribuido a generar el sentido de patria, el amor a la dignidad nacional, la lucha contra las intenciones intervencionistas del imperialismo. Han sido protagonistas, en las aulas y en las calles, de la pelea contra la larga y oscura noche neoliberal a la que Correa dice enfrentar. Y lo han hecho todo el tiempo, mientras el señor Presidente y muchos de sus ministros sacaban títulos académicos en el extranjero, pensando seguramente en un interés individual.

El discurso de ciudadanía que utiliza el régimen es un discurso vacío, que pretende esconder la existencia de clases sociales, y la lucha irreconciliable entre ellas. La profusa y multimillonaria campaña que hace pretende hacer creer que en el Ecuador se produce un cambio y que la armonía se apodera del país, sin embargo, en los hechos la pobreza aumenta, la afectación a los derechos democráticos se acentúa, y la impunidad se solaza.

La lucha del magisterio constituye un giro en el escenario político nacional. Todos los sectores populares afectados por las políticas del régimen están a la expectativa de los resultados que ésta tenga; y preparan sus fuerzas para agregarle insatisfacción al ambiente.

El Gobierno tendrá al frente un escenario similar al que no pocas veces, en este mismo medio de comunicación, él (Rafael Correa), interpretó como una lucha patriótica, contra la prepotencia y el abuso de los grupos de poder. Se verá en la situación que se han visto los mandatarios que prefirieron la tozudez y tuvieron que salir derrotados. Para el Gobierno el escenario actual se constituye en un momento clave de definiciones: o se adscribe a las posturas reaccionarias que estos pueblos irredentos siempre han combatido, o lo hace hacia las posturas conservadoras, derechistas que siempre pensaron en las chequeras y no en los seres humanos ni en la patria.
Hora de definiciones. La dignidad, valentía y amor a la patria que nos demuestran los maestros se constituirán, de seguro, una vez más, en un referente que marque el rumbo hacia el Socialismo, objetivo que se ha clarificado en grandes sectores de la población ecuatoriana. Maestros, nuestra solidaridad y: ¡Hasta la victoria siempre!