"Tenemos derechos y vamos a hacerlos valer, no podemos resignar nuestros proyectos; hace años que venimos luchando y organizándonos para resolver la problemática de la vivienda", aseguró un vocero de la empresa recuperada que funciona en el barrio porteño de Almagro; coordenadas Querandíes y Pringles.

Corridos por los altos alquileres, el hacinamiento en los hoteles y la situación de calle, armaron la cooperativa de vivienda Casa social de flores, que está inscripta en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES). "Ante la falta de respuesta de los organismos estatales y la urgencia habitacional de las 40 familias que componemos la cooperativa, en el 2005 decidimos utilizar parte del predio recuperado como vivienda transitoria", sostuvo Hugo Uhart, miembro de IMPA. El predio señalado había sido la clínica de la Sociedad Portuguesa, y desde 1998 se encuentra en proceso de liquidación, con intervención del Juzgado Nacional Civil nº 3 y un liquidador designado por el INAES.

Dejabú

La represión es historia vivida en el IMPA; en abril del año pasado la Policía causó 20 heridos y once detenidos en un intento de desalojo, aunque tras ese episodio los representantes de la fábrica recuperada llegaron a un acuerdo con los acreedores. Sin embargo, el juez Hugo Vitale mantuvo la quiebra y la Federal volvió pocos días después a la noche, cuando había sólo cuatro personas dentro y los sacaron. IMPA tenía entonces una deuda de cinco millones de pesos, de la que la cooperativa se hizo cargo. Queda impago menos de un millón de pesos.

"En este espacio nos organizamos y luchamos desde hace siete años, impulsando cooperativas de vivienda y herramientas de trabajo que sirvan para impulsar un cambio", describe Uhart. Iniciativas textiles, talleres culturales y de genero, atención psicológica, asesoramiento legal, atención primaria de la salud, un comedor y una biblioteca comunitaria y colonias de verano son algunas de las propuestas que le brinda IMPA a los vecinos.

En términos formales, la Ley 2069 reconocía en sus fundamentos los aportes solidarios hechos por los trabajadores " en pos de la recuperación del empleo siendo fundadora del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas y motor fundamental de la recuperación de empresas".

En el ámbito de la educación, junto a la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares C.E.I.P, creó el primer Bachillerato para Adultos gratuito con título oficial, hoy replicado en muchas empresas recuperadas y barrios populares. En el plano de la Salud, se hizo cargo del pago de los servicios para que funcione el Centro de Salud gratuito para toda la comunidad (el C.E.S.A.C 23), cediendo espacios al Hospital Durand para que los abuelos del barrio pudieran hacer ejercicios de recuperación. Y en lo Cultural, conformando el Centro Cultural "La Fabrica Ciudad Cultural", un espacio donde desarrollar las expresiones artísticas y culturales.

En IMPA trabajan 63 personas nucleadas en la Cooperativa 22 de Mayo, estudian 150 alumnos y funciona el Centro de Salud. La amenaza y represión que sufre esta empresa recuperada es una muestra más de que en esta sociedad el derecho a la propiedad está por encima del de la vivienda y el trabajo. La lucha de las organizaciones que apoyan la continuidad de este espacio es un ejemplo más de que eso puede y debe cambiar.

Nota publicada en el portal www.agenciaisa.com.ar .