Partidos, organizaciones, diputados, senadores, empresarios, la gente en su conjunto, coinciden en que la propuesta de política fiscal está mal o es insuficiente. Es evidente que, en un momento de crisis económica, de lo que se trata es de establecer los instrumentos que permitan superar la dificultad y no agudizarla. La propuesta de Calderón, a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), pareciera una provocación: nos hace ver la crisis como un problema de finanzas públicas. Y entonces se piensa que con el equilibrio de tales finanzas se resolverán los problemas que vivimos.
En el Informe sobre la situación económica, las finanzas públicas y la deuda del segundo trimestre de 2009, la SHCP nos dice que el total de los ingresos tributarios bajaron 13.6 por ciento, el Impuesto Sobre la Renta (ISR), 14.7 por ciento; Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU), 3.2 por ciento; Impuesto al Valor Agregado (IVA), 20 por ciento; Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), 11.3 por ciento. Es decir, no hay impuestos porque los trabajadores han perdido sus empleos o ganan menos o tienen contratos espurios; las empresas están cerrando, no tienen utilidades; y si tienen, eluden el pago de impuestos.
La realidad es que la presente coyuntura evidencia una confrontación más directa entre trabajadores y empresarios, y pone de relieve de qué lado está el gobierno federal. Un ejemplo: distintos grupos empresariales se han manifestado por la desaparición del ISR y dejar el IETU. Nada equivocados están los empresarios de este país con una propuesta de esta naturaleza, ya que así preservan sus intereses: el IETU representa el 4.7 por ciento de los ingresos tributarios del gobierno federal, en tanto que el ISR constituye el 45.9 por ciento.
Pero el asunto no termina ahí. Del total del ISR, las personas físicas pagamos el 57.6 por ciento (se incluyen retenciones a salarios y retenciones a residentes en el extranjero); por su parte, las personas morales (los empresarios) pagan el 34.5 por ciento del ISR. Es decir, los trabajadores y no trabajadores sostienen buena parte de las finanzas públicas con el pago forzoso del ISR al adquirir productos y pagar el IVA; la otra parte la financian las empresas paraestatales (Petróleos Mexicanos, etcétera).
No cabe duda, los empresarios, sobre todo los grandes empresarios, deben pagar no el 30 por ciento de ISR, sino por lo menos un 45 o 50 por ciento.
Potencias económicas como la República del Congo pagan el 60 por ciento. No olvidemos que 1 mil empresas concentran el 80 por ciento del Producto Interno Bruto sobre un total de más de 4 millones de empresas o unidades productivas. Por tanto, debe pagar más quien gana más, pero que no nos carguen la mano a los causantes cautivos.
Empero, vivimos en crisis, y la mayoría de las empresas no cuentan con recursos para pagar impuestos. Entonces puede realizarse un plan de transición de 2010 a 2012 para que el gobierno amplíe su déficit hasta en un 4 o 5 por ciento; se deje de pagar el Fondo Bancario de Protección al Ahorro; disminuya la pesada carga burocrática de altos sueldos; se bajen los salarios de diputados y senadores; y disminuyan de manera significativa los recursos destinados a los partidos políticos; abolir los privilegios de evasión de impuestos para los empresarios, que éstos paguen el 28 por ciento vigente hasta la fecha; y disminuir la carga fiscal para las personas físicas a la mitad de lo que se paga actualmente. Este plan, junto con otros elementos, puede ayudar a sentar las bases para salir de la crisis. Somos prácticamente el único país que quiere salir de la crisis dejando caer todo su peso en la mayoría ya de por sí bastante golpeada.
Después de esta transición, al iniciar la recuperación, podrá establecerse una verdadera reforma fiscal.
Fuente : Fortuna, October 15, 2009 | Sección: Opinión
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