Lo principal al respecto es determinar cuál es el carácter de contenido de esos mensajes, si tienen el propósito de promover cambios positivos en la sociedad o si sirven en forma mercenaria a los intereses de los poderosos que aprovechan a algunos como parte de la guerra mediática.

La guerra mediática devenida en terror mediático, es integralmente la manera más irrespetuosa de dañar los valores más sagrados de la humanidad y de su destino.

Prueba concreta de esa verdad es observar cómo se realizan campañas contra procesos que defienden los intereses populares, lo que ocurre en la actualidad en varios países latinoamericanos.

No comprender ello conduce a ser víctima del engaño, salvo cuando se trate de opiniones orientadas a ser cómplices de esa guerra mediática y de sus propósitos de dominio.

Pero la más contundente de la pruebas del hacer mercenario consiste en ver el grado de apoyo que los medios imperialistas y oligarcas le brindan a algún que otro blog, magnificándolo con premios, amplia traducción a otros idiomas, mientras silencian a los que denuncian el crimen de Estados Unidos al asesinar a alrededor de un millón de civiles en Iraq y otros casos parecidos.

En nuestro tempo se evidencia que, junto a las nuevas tecnologías, se haga uso de un concepto de libertad a la medida, solo para minorías privilegiadas, negadoras del más elemental respeto a la verdad, ética y justicia , tanto en los gobiernos de los países hegemónicos como en sus medios de prensa principales.

Es por ello que el pensamiento de Simón Bolívar adquiere una actualidad impresionante. Hace 183 años en carta a un amigo. Le dijo lo siguiente: “La libertad no es legítima sino cuando se dirige a honrar a la humanidad y perfecciona su suerte”.

La libertad de bloquear a un país durante casi medio siglo, de encarcelar a cinco héroes de la lucha contra el terrorismo, por solo citar dos casos, representan atentados contra la humanidad mediante la ilegitimidad de la injusticia.