Ayer martes se celebraron las elecciones municipales de Miami para elegir el Alcalde de la ciudad y tres de sus Concejales. De este proceso comicial tomamos dos noticias. Una mala y otra buena.

La mala es que hubo una bajísima concurrencia a las urnas ya que apenas votó un 20 % de los inscritos como electores, de manera que los 480 mil habitantes de Miami estarán gobernados por un Alcalde, que sin un verdadero mandato popular no podrá hacer los cambios que de él espera la ciudadanía.
Aunque para decir verdad, después del paso por la Alcaldía del abogadillo Manny Díaz, no le será muy difícil al nuevo Mayor de la ciudad, el periodista Tomás Regalado hacer un mejor papel en el ejercicio de su cargo.

En este caso habría que decir: A Manny Díaz, no lo queremos ni “regalado”. Tan de funesto fue para Miami el tal Manny Díaz. Por nuestra parte le dedicaremos un saludo mortuorio de despedida: ¡Sola vaya!
La noticia buena tiene gran trascendencia.
Es la primera vez que en unas elecciones celebradas en Miami ninguno de los candidatos en la boleta electoral esgrimió el tema cubano como bandera de su campaña política, algo que bien merece ser destacado.

Ya era hora de que los políticos de origen cubano se dieran cuenta que desde un cargo de Alcalde o Concejal nada se puede hacer en relación con Cuba. Aquello de “Voten por mí que voy a derribar del poder en Cuba a Fidel y a Raúl “ ya no funciona como arma electoral en Miami, aparte de ser una soberana falta de respeto a los electores.
Miami fue ayer a las urnas. Votó muy poca gente.

Es que nadie cree ya en los políticos ni en la política. Pero hay que ser optimistas. Por lo menos ganamos algo en estas elecciones. Que No se habló de Cuba en toda la campaña electoral. ¡Un pasito mas y llegamos!