Entrevista exclusiva con Betty Matamoros, 47, educadora popular y responsable del sector internacional del Frente Nacional contra el Golpe en Honduras durante una gira europea de solidaridad.

 ¿Cuál es el objetivo principal de su visita a Europa?

 El Frente Nacional contra el Golpe de Estado está muy preocupado por la presión interna que sufrimos a partir de una represión enorme del ejército. Nadie garantiza nuestra propia seguridad; no tememos ni una Corte Suprema ni un Ministerio Público que pare la represión; y no hemos podido romper el cerco mediático al cual se nos ha condenado todo este tiempo. Eso nos obliga a salir del país. La resistencia continúa adentro pero necesita el apoyo internacional. Sin ese apoyo, sin ojos ni oídos fuera de Honduras, no vamos a poder revertir este Golpe tan nefasto para el pueblo.

 ¿Qué está pasando hoy dentro del país?

 Se da un fenómeno notable: cuanta más represión se ejerce contra el pueblo más se fortalece la resistencia.

 A pesar de esa resistencia tenaz, se sigue viviendo un cierto “empate” en lo interno...

 El Golpe se va debilitando ante la resistencia pacífica. Ellos quisieran que haya respuestas violentas para justificar todavía más violencia. Pero no se da. Nadie le reconoce legitimidad al Gobierno de Roberto Micheletti. Por otra parte, las fuerzas armadas, ya no están apareciendo con sus declaraciones tan violentas como en días pasados. Sienten que no han podido quebrar la resistencia pacífica. El pueblo está dando una gran lección: quiere cambios de acuerdo a sus propias iniciativas y sensibilidad. Ellos pensaban que la gente iba actuar como en una telenovela. Que iban a oponerse 15 días y luego desaparecerían de las calles. Y el pueblo sigue movilizándose y les dice: “¡cuidado!, nosotros pensamos, estamos informados y queremos cambios”. Ahora mismo no hay ninguna posibilidad de que el Golpe se consolide.

 ¿En este balance, el Frente contra el Golpe evalúa como positiva la metodología de resistencia pacífica?

 Sin duda alguna. El pueblo resiste, aguanta, ha puesto sus muertos. Y los golpistas se proyectan ante la comunidad internacional como lo que son, como tiranos.

 ¿Qué es lo que podría destrabar el impasse actual?

 Que la gente siga sumándose. La resistencia muestra gran creatividad. Y no deja de estar en la calle; mantiene su disciplina; sigue expresándose en forma no-violenta.

 ¿La vuelta clandestina del presidente depuesto Manuel Zelaya a Honduras el pasado 21 de septiembre y su instalación en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, favorece o complica la resolución del conflicto en Honduras?

 Mel Zelaya regresó cuando vio que Honduras, internacionalmente, no era más un tema de debate. Y que se alejaba toda perspectiva de diálogo y de negociación. Incluso que la propuesta de San José (Costa Rica) se iba enfriando. Era obvio que como presidente tenía que hacer algo. Su vuelta fue un gesto de coherencia.

 Ya que se refiere al presidente Zelaya... Podría explicarnos si él encarna efectivamente un proyecto popular o si su situación de víctima de un Golpe ha jugado el papel de detonante de la reacción popular.

 No es tanto la figura de Mel en tanto que Mel, sino los logros populares alcanzados durante su presidencia, lo que nos da un argumento más que válido para apoyarlo. El pueblo le reconoce ciertas conquistas. Como, por ejemplo, la no-privatización de los servicios públicos y el rescate de los mismos de manos privadas. Es un reconocimiento que el movimiento popular le hace porque ha sido una bandera histórica de nuestra lucha. Además, el no haber permitido concesiones para la explotación de recursos naturales, mineros, también es importante. Mel Zelaya logró asegurar una licitación pública para compra de combustible lo que reduce el precio de los mismos, que eran muy caros y se establece un convenio positivo con Petrocaribe. No hay que subestimar, tampoco, el impacto de su decisión de aumentar los salarios mínimos de 2.800 a 5.500 lempiras.

Zelaya asumió como propia la propuesta del ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), que era una reivindicación del movimiento popular. Y se logró que el Congreso de la República la ratificara. Son logros que indicaron al pueblo que era posible avanzar en ciertas conquistas a partir de la presidencia de Zelaya. Que Mel Zelaya haya dado la vuelta para ver al pueblo, lo ha hecho diferente.

Otro punto esencial: Zelaya está de acuerdo en promover la consulta para una Asamblea Nacional Constituyente, lo que se convirtió en uno de los pretextos del Golpe. Hay que recordar que el movimiento popular promovió esa Constituyente desde el 2005, a la luz de la lucha contra el Tratado de Libre Comercio. Ya que percibimos la necesidad de reforzar la Constitución ante el peso creciente que fueron adquiriendo los tratados comerciales.

 La Organización de Estados Americanos (OEA) propone desde hace semanas un plan de paz propuesto por el presidente de Costa Rica, Oscar Arias. ¿Es viable esa propuesta?

 Alimenta la opción de pensar que el diálogo es posible. Pero de esa propuesta sólo acordamos con el punto primero, que establece la restitución del Presidente Zelaya y la vuelta al orden constitucional que se rompió el 28 de junio. No aceptamos, por ejemplo, la idea de la amnistía. El Golpe fue un delito y debe ser sancionado. Por otra parte, no contempla la propuesta de una Asamblea Constituyente que favorezca cambios más a largo a plazo y que constituye una reivindicación popular.

 El Presidente de facto ha convocado a elecciones generales para el 29 de noviembre próximo. ¿Puede constituir un aporte a la normalización institucional del país?

 En este marco de represión es inimaginable participar en un proceso electoral ilegítimo. No podemos votar bajo la amenaza de los fusiles. Por otra parte, no podemos confiar en el garante de esa convocatoria, que son las fuerzas armadas, quienes han violentado todos nuestros derechos. El pueblo ya ha dicho no a estas elecciones. No vamos a ir a votar.

 ¿Su mensaje a la comunidad internacional?

 A los gobiernos, que sean más contundentes con el regimen de facto. Que haya sanciones más claras. Que se acabe esa cierta ambigüedad entre retórica y hechos. Aunque América Latina asumió posiciones claras y coherentes, sentimos la ambigüedad de los Estados Unidos y de Europa con respecto al Golpe. Insisto entonces en tres pedidos concretos: que nos ayuden a restablecer el orden constitucional e institucional; que se abstengan de financiar un proceso electoral ilegal; y que sean más coherentes, como dije antes, con medidas fuertes para que los golpistas retrocedan en su actuar. En cuanto al movimiento social y a la solidaridad internacional, sea europea, latinoamericana o norteamericana, agradecerles su empeño y dedicación. Y decirles que sin ese apoyo tan decidido tal vez ya hubiéramos desaparecido del plano mundial, de la agenda internacional. No hubiéramos podido mantenernos en nuestra resistencia.

 ¿Cómo viven los militantes que resisten la represión cotidiana? ¿Confrontan una situación límite a nivel de seguridad?

 El riesgo siempre existe. Sabemos que ellos en cualquier momento pueden actuar. Pero temor no tenemos. Cuando, por ejemplo, hacemos esta gira y hablamos en nombre de un pueblo reprimido, asumimos una obligación. Si tuviéramos que dar la vida por este pueblo, lo haríamos con mucho gusto. Sería un orgullo dar todo por un pueblo que siente que es un momento de cambio y que decidió ser protagonista.

Fuente
La Oreja que Piensa (Argentina)