Mario Bonino desapareció el 11 de noviembre de 1993 cuando se encontraba distribuyendo comunicados por las agresiones a los periodistas, cuatro días después su cuerpo aparece en las aguas del riachuelo. Las pericias legales y la Comisión de Investigación, integrada por periodistas de diversos medios, determinaron que había sido asesinado.

Bonino se desempeñó laboralmente como periodista deportivo en los diarios Popular, Sur, La Razón, y en 1993 trabajaba en el área de prensa de la UTPBA, como redactor y militante de las ideas de la entidad.

A continuación, la ANC reproduce una primera parte de testimonios dados por compañeros de trabajo, familiares y amigos. Entre otros:

Federico Bonino, hijo de Mario

Todos coinciden en que fue una muy buena persona. Que siempre ayudó a los demás. Que fue solidario y gran compañero. Y todo eso es una muy buena herencia. Quisiera que algún día pudiera hacer al menos una parte de lo que fue él. Es muy lindo y muy fuerte sentir el cariño y el respeto que todos le tienen. Y lograr eso en la vida no es poca cosa.

Ana Villarreal, Secretaria de Derechos Humanos de la UTPBA

Hay que decir que la injusticia, en el caso de Mario Bonino, es una arista más de la injusticia inherente a la esencia del capitalismo. Su causa espera castigo como esperan responsabilidad política los miles de niños, hombres y mujeres que padecen hambre, cuando existen evidencias de poder atacar el crimen con otra distribución de la riqueza. Como esperan justicia todos los que son condenados a padecer males evitables causantes de sufrimientos y muertes, todos los que son arrojados a la oscuridad del analfabetismo y destinados a la falta de oportunidades para educarse.

Héctor Corti, periodista

El asesinato de Mario tuvo una escasa y fugaz repercusión en la mayoría de los medios periodísticos controlados por los principales grupos mediáticos, y en algunos casos, más allá de los infructuosos intentos de muchos compañeros por publicar, aunque sea, algunas líneas.
También hubo hipócritas comentarios de algunos de los “profesionales”, cómplices del poder, que intentaron imponer la teoría del suicidio de Mario, y hasta se atrevieron a ensuciar su imagen sembrando malignamente dudas sobre su vida personal.

Marta Conti, Compañera de Haroldo Conti

Un tiempo si Maio! Sin su mano compañera siempre extendida en su capacidad de dar. Sin su sonrisa transparente escondiendo timidez. Sin su mirada brillante hablando de su hijo. Sin su fuerza cuando tenia que poner el cuerpo en esa pelea diaria contra el hostigamiento, sin máscara, hacia la prensa. No importaba el riesgo ni el cansancio. Mario era incansable ante el reclamo de los que eran amenazados. Su espíritu solidario fortalecía su férrea voluntad de lucha ante la injusticia.

Jorge Búsico, periodista

Boneco, como le decían, era de esos tipos que entraban con facilidad en el corazón de uno. Siempre tenía una sonrisa a mano, un chiste y, por sobre todas las cosas, la solidaridad que le brotaba del alma. Más tarde, comencé a compartir con él algunas actividades en la UTPBA. Lo veía ir siempre de un lado al otro, recorriendo las redacciones con sentido militante, sin horarios, multiplicándose para estar siempre, alzando la bandera de "La peor opinión es el silencio".

Daniel Lagares, periodista

¿Se puede pedir algo más en la vida que cariño y respeto de los iguales? No se lo regaló nadie. Se lo ganó él, siendo como era, buena leche, madera noble. Se lo llevaron. Lo mataron. Lo recordaremos. Siempre.

Lucio Fernández Moores, periodista

¿Cómo puede ser que siempre sea tarde en la Argentina? ¿Cómo puede ser que la muerte de Boneco siga sin Justicia, sin explicación? ¿Cómo puede ser que tantas muertes en la Argentina sigan sin respuesta? ¿Por qué no hacen todos (jueces, policías, presidentes) su trabajo, a conciencia, como lo hacía Mario?

Adrián Casaccio, periodista

El dolor por la pérdida de Mario Bonino está intacto en quienes lo conocimos y supimos de sus sueños y de sus locuras durante la época en la que éramos colaboradores casi ilegales para La Razón del viejo Laiño. No soportamos la extinción de Mario, como tampoco la de José Luis Cabezas

Ariel Scher, escritor y periodista

Mario fue la representación clara del significado de la solidaridad, ejercida en todos y cada uno de los momentos de la vida.

Alejandro Fabbri, periodista

Mario fue un compañero que estuvo siempre presente en la lucha contra las agresiones a los periodistas, y en la defensa de los ideales de nuestra organización.

Rubén Kupa, periodista

Duele saber que no está, justamente él, que estaba en todos lados. Porque sabía abrir las puertas de diarios, canales, radios, agencias, editoriales y llegar con el mensaje de la Utpba. Porque sabía que era bien recibido, aun cuando anunciaba alguna pálida del gremio.

Daniel Miguez, periodista

Como cronista tuve una tarea que para todos los que teníamos que cumplirla era angustiante: cubrir periodísticamente los primeros días desde su desaparición hasta el hallazgo de su cuerpo, asesinado. No se podían responder varias de las preguntas básicas de una crónica. Quién, cuándo, dónde, cómo. El qué ya aparecía claro y después quedaría confirmado. Fue un crimen. Y en cuanto al por qué, no queda ninguna hipótesis en pie que no sea la vinculada a su militancia.