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La formación de las Tropas de Misiles Estratégicos empezó, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, cuando la URSS empezó a desarrollar misiles balísticos de largo alcance.

R-1, con un alcance de 270 kilómetros, diseñado por Serguei Koroliov, fue el primer misil de este tipo, o sea, la versión rusa del alemán V-2. R-1, lanzado el otoño de 1948 e incorporado en los arsenales en 1950, pasó a ser un material didáctico para la industria de Defensa y el Ejército de la URSS.

Nuevos misiles reemplazaron a R-1 uno tras otro. R-2, con un alcance superior a 500 kilómetros, fue lanzado en 1949 y entró en servicio operacional en 1951. R-5, con un alcance superior a 1.200 km, fue adoptado por el Ejército en 1951.

Como el radio de acción de los bombarderos pesados soviéticos no les permitía alcanzar EEUU, los diseñadores rusos pasaron a desarrollar un misil balístico intercontinental (MBI).


El R-7 o «Semiorka»
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El primer misil balístico diseñado en la URSS fue R-7. Sus pruebas se realizaron en la base espacial de Kazajstán (actualmente, cosmódormo de Baikonur) en 1957. Este misil balístico intercontinental estuvo en servicio operacional de 1960 a 1963.

Sin embargo, se empleó durante muchos años en la URSS como cohete portador. R-7 y sus versiones modernizadas pusieron en órbita muchos satélites rusos y todas las naves espaciales tripuladas, desde el vuelo del primer cosmonauta de la Tierra, el ruso Yuri Gagarin, hasta hoy.

Las Tropas de Misiles Estratégicos fueron el principal instrumento de disuasión de la URSS. Este Arma tenía en sus arsenales la mayor parte de las más de diez mil ojivas con las que hacia 1991 contaba el país. Las Tropas de Misiles Estratégicos fueron sometidas a las más fuertes reducciones desde el inicio del desarme nuclear.

Hoy día, ante las Tropas de Misiles Estratégicos se plantea la tarea de retirar del servicio operativo los misiles obsoletos, producidos en la época soviética, cuya vida útil está a punto de expirar.

Según estimativas, hacia 2020 las Tropas de Misiles Estratégicos tendrán en sus arsenales unos 200 MBI fabricados entre 1997 y 2020. En estos misiles estarán instaladas de 500 ó 700 ojivas. Las medidas que se adoptan para prolongar la vida operativa de los misiles soviéticos más modernos permitirán disponer de unos 300-350 MBI con 800-1000 ojivas. Correspondientemente, las Fuerzas Nucleares Estratégicas rusas tendrán en su arsenal unos 500-550 vectores y 1500-1600 ojivas, lo que está conforme con las estipulaciones del nuevo Tratado de reducción de armas ofensivas estratégicas en proceso de redacción.

El aumento de la vida útil de misiles fabricados en la época soviética permitirá mantenerse hasta que la industria rusa esté en condiciones de fabricar vectores para reemplazar a los misiles obsoletos en los plazos establecidos.

Con este arsenal nuclear Rusia, en teoría, puede causar daños irreparables a un probable enemigo (o a una coalición enemiga) y superar cualquier escudo antimisiles que pueda ser articulado en unos próximos 15 ó 20 años. Actualmente, la defensa antimisiles global brilla por su ausencia.

Para mantener las Tropas de Misiles Estratégicos en estado de disponibilidad operacional, aún en caso de que contra Rusia sea asestado un primer golpe, el Kremlin insiste en eliminar las restricciones impuestas a las áreas de despliegue y desplazamiento de misiles estratégicos en plataformas móviles, estipuladas en el Tratado de reducción de armas ofensivas estratégicas (START-I). Moscú insiste también en vincular las reducciones de las armas ofensivas estratégicas con las restricciones sobre el desarrollo de los sistemas de defensa antimisiles. Cualquiera de estas medidas posibilitará disminuir drásticamente la capacidad de la defensa antimisiles en caso de un hipotético conflicto nuclear.

Esta coyuntura proporciona a Rusia una margen de maniobra en las negociaciones sobre la reducción de armas ofensivas estratégicas.

Pero de todas formas, la propia posibilidad de negociar los términos de la reducción de las armas estratégicas ofensivas existe gracias al escudo antimisiles creado por la abnegada labor de tres generaciones de los soviéticos.

El escudo garantizaba la seguridad de la URSS en la época de la Guerra Fría y sigue cumpliendo esta misión ahora que la desarticulación de los sistemas existentes de disuasión y cooperación entraña el peligro de nuevos conflictos por el reparto del mundo.

Fuente
RIA Novosti (Rusia)