El presidente Barack Obama, descarta por ahora planes de enviar soldados estadounidenses a Yemen y Somalia a pesar de que ambos países representan «serios riesgos» desde la óptica de la lucha antiterrorista.

Sin embargo, el mandatario estadounidense no descarta del todo esta posibilidad en el futuro, según declaraciones a la revista People, publicadas el pasado 11 de enero.

En lugar de una intervención militar, la Casa Blanca planea reforzar la asistencia al gobierno de Yemen en la lucha contra el terrorismo, aumentando al doble la financiación para operaciones para combatir la subversión (hasta $US130 millones al año) y entrenando a las fuerzas de seguridad yemení.

Es evidente que esto es mucho mejor que arrojar bombas, lo que desestabilizaría la situación en todo el Cuerno de África.

Los sectores más intransigentes en el partido republicano insisten en que Obama debe castigar a Yemen ahora mismo, a raíz del atentado fallido el día de la Navidad contra un avión procedente de Ámsterdam con destino a Detroit.

EEUU estableció que el nigeriano Umar Farouk Abdulmutallab, quién portaba el explosivo, cumplía órdenes de una organización de Al Qaeda en Yemen.

El senador Joe Lieberman, quién hace varios años dijo ser demócrata independiente, hasta propuso lanzar un ataque preventivo a Yemen.

El gobierno estadounidense ha debido aprender más de una la lección tras los descalabros afrontados durante la ocupación de Irak y Afganistán. Con el tiempo, sabremos si realmente la Casa Blanca ha sacado las debidas conclusiones.

En relación a la emergente amenaza terrorista que proviene de Yemen y Somalia, Obama afirmó que su gobierno no tiene planes de enviar soldados a esos países.

El inquilino de la Casa Blanca aseguró que tampoco descartaba otras opciones y explicó que el despliegue de tropas estadounidense se aplaza, mientras los gobiernos locales continúen siendo "socios eficaces".

Suena extraño. Cuesta imaginar que el gobierno de Yemen, el país más pobre de la Península Arábiga, pueda ser un "socio eficaz" de Barack Obama.

El presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh, elegido por primera vez en 1999 y reelegido para el segundo mandato hasta 2013, apenas controla un 40% del país azotado por la corrupción imparable, donde varios guerrilleros de Al Qaeda han sido amnistiados y la guerra civil continúa en el norte del país.

En cuanto a Somalia, es ridículo hablar de una "cooperación eficaz" con un gobierno que escasamente controla la capital.

Las citadas declaraciones de Obama podrían parecer confusas, si la comunidad internacional no supiera el historial de todos los "frentes" abiertos por EEUU para luchar contra el terrorismo.

Sería exagerado abrir un nuevo frente de guerra en Yemen, teniendo en cuenta que EEUU continúa empantanado en guerras en Irak y Afganistán, al tiempo que continúa lanzando amenazas antinucleares contra Irán.

El territorio de Yemen (528.000 km2) es superior al de Irak, aunque inferior al de Afganistán. La mayoría de analistas estadounisenses coinciden en que la intervención de EEUU en esta región podría tener consecuencias muy graves, porque caldeará el terrorismo internacional y el antiamericanismo musulmán.

Es posible apaciguar la actividad de las agrupaciones de Al Qaeda en Yemen, aunque, según los propios habitantes de este país, nadie podrá exterminarlas.

Al Qaeda cuenta con el apoyo de clanes poderosos, y la mayoría de la población cree que la invasión de EEUU será mucho más peligrosa que estos clanes. Para los yemeníes Al Qaeda es un producto natural, derivado del antiislamismo agresivo de EEUU.

Vale recordar que Yemen es el país de origen de los padres del propio líder de Al Qaeda, Osama bin Laden.

La mayoría de analistas creen que una invasión de Yemen implicará un inevitable ataque a Somalia, porque el núcleo de las fuerzas de Al Qaeda pasaría rápidamente el estrecho y se establecería allí, en los territorios fuera del control del gobierno somalí.

En caso de atacar a Yemen y Somalia, EEUU tendría que ocupar un territorio equivalente a un 75% de Europa Occidental, y Washington no dispone de recursos ni fuerzas para hacerlo. Tampoco tendrá voluntad y osadía de correr tanto riesgo, teniendo en cuenta el incremento previsible de los ánimos antiestadounidenses que desatará esas campañas en el mundo musulmán.

Fuente
RIA Novosti (Rusia)