Para qué tan, yo sí me alegré de que le hayan dejado fuera del aire siquiera por tres días a Teleamazonas, así por lo menos los ecuatorianos no nos amargamos las navidades al verle la cara sinvergüenza del Jorge Ortiz, que hecho el adalid de la libertad de expresión sale a decir que el canal del banquero Fidel Egas (donde le billetean por mentir a sus televidentes) hace un periodismo independiente, objetivo e imparcial. Nada de eso, mis queridos parceros, como si no supiéramos que los noticieros de ese canal no son más que los noticieros de la derecha recalcitrante y de la oligarquía.

¿Cómo pueden llamarse libres e independientes (de pagar impuestos será), si defiende los intereses de banqueros y empresaurios neoliberales? ¿Cómo pueden llamarse objetivos e imparciales si los invitados a sus noticieros: Jaime Nebot, César Montúfar, Pablo Lucio Paredes, Teodoro Bustamante, María Paula Romo, Mae Montaño, que no representan más que la opinión de sí mismos y nunca han representado la voz del pueblo, se turnan de canal en canal para las entrevistas?

“Dios los cría y ellos se juntan” dice el dicho. Prohibido olvidar a Carlos Vera, que por fin se quitó la careta de pseudoperiodista de Ecuavisa y aura anda vendiendo su libro “Nunca Mordaza”, que al leerlo (me arrepiento de haber botado la plata infamemente) me provocó asco de ver como vende hasta su egocentrismo y dizque sueña con mudarse a Carondelet para salir del desempleo. Prohibido olvidar a Alfonso Espinoza de los Monteros, del mismo Ecuavisa, que a la par con Andrés Carrión de Canal Uno, salieron a defender a su cuate Jorge Ortiz, reafirmando que son harina del mismo costal. Prohibido olvidar también a los canales dizque públicos por los que aún transitan pelucones a los que Rafael Correa dice combatir, personajes oscuros como el ex demócrata cristiano, ex socialcretino y hoy concejal de Guayaquil por Madera de Perreo, Polo Baquerizo, con su programa de concursos “Haga negocio conmigo” y otros tantos políticos que hacen del micrófono o de la cámara un trampolín para incidir políticamente en la conciencia del pueblo.

Muy a mi pesar, por mi oficio de escribir, me toca verles a estos enanos (de mente y corazón) en la pantalla de mi televisor, pues hay que verlos para saber qué es lo que traman estas meretrices de la derecha y para cada vez más cerciorarse que estos comunicacos que se creían generadores de opinión pública, no son más que adefesios al igual que ciertos presentadores de noticias de Ecuador TV, Gamatv y TC Televisión, canales que fueran de los delincuentes de cuello blanco: los hermanos Isaías, medios que hoy en manos del Estado, se han convertido en monopolizadores de la información pública, en mercenarios de la comunicación oficial, faltos de ideas en la producción de programas y noticieros, incurriendo en los mismos vicios de los canales privados al invitar a sus noticieros a personajes allegados al gobierno de Alianza País.

Así mismito como lo están oyendo mis panas: ¡Qué se vayan todos… los canales de TV!, porque sumando y restando como que ni uno vale la pena. Si no hagan la prueba, dense una vuelta a control remoto en cualquier hora, día o lugar y verán que la televisión ecuatoriana, incluyendo a los canales del estado, los UHF y demás, son telebasura.

¿No dijeron señores asambleístas de la cacareada revolución ciudadana que la comunicación iba a estar en manos de sus mandantes, de las organizaciones sociales, de los grupos de mujeres, de los pueblos y nacionalidades? ¡Ahí les quiero ver! Debe haber una nueva ley de comunicación, una ley que permita democratizar la comunicación.

No me vengan con un nuevo pacto del regalo de las frecuencias, pues creo tener el derecho de no ver basura en mi televisor (al fin y al cabo yo lo compré con mi esfuerzo), ni vengan con la barrabasada de la autorregulación porque, como les dije, desgraciadamente me toca ver a esos enanos de mente y corazón que solo buscan llenarse los bolsillos confundiendo al pueblo.

¡Basta de basura televisiva! ¡Televisión educativa y de calidad! Las frecuencias de radio y televisión no son de la oligarquía, ni de los burgueses pelucones, ni del gobierno de Rafael Correa! ¡Son del pueblo y a él deben volver!