El caso de Kimel, autor de “La masacre de San Patricio”, fue fundamental para que se convirtiera en ley, el pasado 18 de noviembre de 2009, la eliminación de los delitos de injurias y calumnias en casos de interés público.

Tras ese fallo, la UTPBA pronunció que “La intensa lucha llevada adelante por los y las periodistas junto a su organización, la UTPBA, se hizo realidad. La figura de Calumnias e Injurias, un claro atentado contra la libertad de expresión, fue despenalizada convirtiéndose en ley. Tal como está expresada en su texto y en su fundamento, esta ley constituye una norma protectiva que no sólo exime a los y las periodistas de ser querellado bajo esa figura, sino que los releva de solicitarle al funcionario que compruebe su malicia al acusarlo”.

“De esta forma se da cumplimiento al compromiso asumido por el Estado argentino ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) luego que se pronunciara a favor del periodista Eduardo Kimel, condenado en el año 1991 por criticar la actuación del juez Guillermo Rivarola en su investigación sobre el asesinato de los sacerdotes palotinos durante la dictadura, hecho que se conoce como La masacre de San Patricio”, continuaba el pronunciamiento de la Organización de los periodistas.

Kimel, nacido en Buenos Aires en 1952, había sido condenado por la Corte Suprema de Justicia a la pena de un año de prisión en suspenso y al pago de una indemnización de 20 mil pesos al camarista Guillermo Rivarola por el pretendido delito de calumnias e injurias, supuestamente cometido en el libro “La masacre de San Patricio”.

Publicada su primera edición en 1989, el libro de Kimel investigó el asesinato de los sacerdotes Palotinos Alfredo Kelly, Alfredo Leaden y Pedro Duffau, y los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti, el 4 de julio de 1976, durante la última dictadura militar.

En un párrafo de una nota escrita por Kimel para la Agencia Nacional de Comunicación (ANC) de la UTPBA, el periodista y escritor afirmaba acerca de ese fallo judicial: “El efecto del castigo no termina en mi persona. Al condenarme dan un mensaje a todo el periodismo: Publiquen lo que quieran, acá no hay censura previa. Pero después los castigaremos con las querellas que inevitablemente se iniciarán.

“Esta es una forma clara de limitación a la libertad de expresión que afecta no sólo al periodismo sino a toda la población porque cercena su derecho a ser informada”, aseguraba Kimel, quien se desempeñó como editor responsable de la agencia de noticias alemana DPA y, anteriormente, trabajó en la sección Internacional de la agencia Télam.

Además colaboró con distintos medios gráficos de Buenos Aires y se desempeñó en las radios Mitre, Belgrano y Slpendid. Kimel también publicó los libros “20 años de historia política argentina” (1945-1965) y “30 años de historia política argentina” (1965-1995). Sus restos fueron velados en Eduardo Acevedo 384.